Los colchones extranjeros en el mercado ruso reemplazarán a sus homólogos nacionales. Traductor traducir

Hasta hace poco, el desarrollo de la industria de los colchones en nuestro país iba algo por detrás del segmento europeo. Esto podría explicarse por la falta de fabricantes competitivos que abastecieran al mercado con colchones de la calidad requerida y, lo más importante, en el volumen requerido por el país. Sin embargo, los precios de los colchones procedentes de Alemania o Italia, así como los plazos de entrega, resultaban a menudo inaceptables para el consumidor.

En los últimos cinco años, la situación ha cambiado radicalmente. En Rusia han aparecido fábricas de colchones equipadas con equipos especializados y los fabricantes nacionales han celebrado contratos con los principales proveedores de componentes. Esto brindó una oportunidad real de competir con los productos importados. Uno de los fabricantes de productos para el dormitorio, que recientemente ocupó el segundo lugar en términos de ventas en el país, fue la fábrica de Moscú Dreamline.

Hoy Dreamline se especializa en la producción de colchones de muelles, látex, ortopédicos, fundas protectoras, bases e incluso muebles de dormitorio. Las instalaciones de la empresa están destinadas a atender no sólo al segmento de clientes de la capital, sino también a los consumidores de las regiones, en particular de Rostov y Samara. La superficie de las instalaciones de Dreamline está creciendo y actualmente asciende a más de 6.000 metros cuadrados.

Por supuesto, el punto clave que influyó en la elección del consumidor fue la política de precios de la empresa. La ausencia de intermediarios, contratos directos con proveedores de materias primas y la orientación a diferentes categorías de precios permitieron a Dreamline crear un catálogo atractivo, que actualmente incluye más de 100 artículos de colchones. La mayoría de los productos se ofrecen a un precio reducido en comparación con los precios europeos. La calidad está al nivel de la producción europea. Todos los productos están cubiertos por una garantía de 1 a 10 años.

Dreamline limita el tiempo de producción, incluidos los pedidos no estándar, así como la entrega de colchones al consumidor final, a unos pocos días y, en el caso de Moscú y algunas otras ciudades, a un día. Por razones obvias, la entrega de modelos originales y modelos hechos a medida desde Europa lleva mucho más tiempo. Esto también influyó en la elección del consumidor a favor de una empresa nacional.

En resumen, resulta que comprar productos nacionales de Dreamline es más rentable para el consumidor. El ascenso del fabricante al segundo puesto es un resultado completamente lógico, que se explica no sólo por la continuidad de la experiencia europea, sino también por el fructífero trabajo en el mercado ruso.