Fresco:
historia y técnica pictórica
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El fresco es el tipo de pintura monumental más antiguo, realizado con pinturas al agua sobre yeso fresco y húmedo. Su nombre proviene del italiano "fresco" (fresco). Al secarse, la cal contenida en el yeso forma una fina película transparente de calcita que confiere durabilidad a la imagen. La técnica del fresco existe desde hace milenios y se ha desarrollado en diferentes regiones del mundo, legando a la humanidad obras de arte invaluables.

2 Pintura al fresco antigua
3 Fresco en el arte medieval
4 El auge del fresco en el Renacimiento
5 Aspectos técnicos de la creación de frescos
6 El fresco en el contexto del arte mundial
7 Conservación y restauración de frescos
8 Plinio el Viejo sobre la pintura y los frescos
9 Innovaciones técnicas y evolución del fresco
Los orígenes de la pintura al fresco
Se desconoce la fecha exacta de la aparición de los frescos, pero los hallazgos arqueológicos indican que ya en el segundo milenio a. C., durante la cultura egea, la pintura al fresco estaba muy extendida. La civilización minoica, que existió en la isla de Creta, dejó impresionantes ejemplos de pintura mural con imágenes de fauna marina, escenas rituales y episodios cotidianos.
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Pintura al fresco
¿Qué es la pintura al fresco? Características El término artístico Fresco (italiano «fresco») describe un método de pintura, en el que los pigmentos coloreados se mezclan sólo con agua (sin aglutinante) y luego se aplican directamente sobre el enlucido de cal recién colocado (superficie imprimada de yeso).
Los frescos del Palacio de Cnosos en Creta, como "Las Damas de Azul" y "La Parisina", se distinguen por sus brillantes colores e imágenes expresivas. Los minoicos utilizaban una técnica similar al alsecco, donde se empleaba cola o caseína como aglutinante.
El antiguo Egipto, Asiria, Babilonia y Fenicia también tenían sus propias tradiciones de pintura mural con cal. Las mezclas de cal se utilizaban no solo con fines artísticos, sino también para crear masillas resistentes a la humedad en la construcción de acueductos y estructuras hidráulicas.
En las edificaciones residenciales y palaciegas de la cultura egea se utilizaban mezclas de cal de alta calidad, que servían de base para las pinturas murales. Sin embargo, incluso estas se clasifican condicionalmente como frescos "sobre mojado", debido a sus significativas diferencias tecnológicas con respecto a la técnica clásica del fresco, desarrollada posteriormente.
Pintura al fresco antigua
En la antigüedad, la pintura al fresco alcanzó un alto nivel de maestría. La disponibilidad de materiales (cal, arena, minerales coloreados), la relativa simplicidad de la técnica y la durabilidad de las obras determinaron la popularidad de las pinturas al fresco en la antigua Grecia y Roma.
De especial valor para el estudio de la pintura al fresco antigua son los hallazgos en las ciudades sepultadas por la erupción del Vesubio en el año 79 d. C.: Pompeya, Herculano y las villas circundantes. Gracias a la ceniza volcánica que preservó estas ciudades, numerosos frescos con brillantes colores conservados han sobrevivido hasta nuestros días.
Pompeya fue descubierta por casualidad a principios del siglo XVII durante la construcción de un acueducto. La ciudad se fue liberando gradualmente de la cubierta volcánica, y el mundo pudo contemplar ejemplos únicos de pintura al fresco antigua. Resulta paradójico, pero la erupción que destruyó la ciudad la preservó durante siglos y le dio fama mundial.
Los frescos de Pompeya sorprenden por su conservación y la brillantez de sus colores, incluso después de miles de años. Según los investigadores, los artistas locales emplearon una técnica especial, cuyo secreto no se ha desvelado por completo hasta el día de hoy. La simplicidad y, al mismo tiempo, el virtuosismo de los frescos maravillaron al propio Renoir, quien visitó Pompeya en 1881.
Los frescos romanos se crearon no solo por placer estético, sino también con una función práctica: ampliaban visualmente el espacio de las habitaciones y hacían los interiores más luminosos y aireados. En condiciones de luz natural limitada, esto era especialmente importante.
Cuatro estilos de pintura pompeyana
Los investigadores identifican cuatro estilos principales de pintura pompeyana, que reflejan la evolución de la técnica del fresco y las preferencias artísticas en la sociedad romana:
- El primer estilo (siglos II-I a. C.) es la marquetería, que imita el revestimiento de paredes con mármol coloreado. Se caracteriza por sus formas geométricas y sus vibrantes colores locales.
- El segundo estilo (siglo I a. C.) se basa en la perspectiva arquitectónica, creando la ilusión de espacio al representar elementos arquitectónicos en perspectiva. Los muros parecen separarse, revelando vistas de paisajes, ciudades y santuarios.
- El tercer estilo (finales del siglo I a. C. - mediados del siglo I d. C.) es ornamental o candelabro. El muro se percibe como un plano decorado con elegantes ornamentos, paisajes en miniatura y escenas mitológicas.
- El cuarto estilo (mediados-finales del siglo I d. C.) es fantástico o ilusionista. Combina elementos de estilos anteriores con formas arquitectónicas fantásticas, creando complejas composiciones decorativas.
Fresco en el arte medieval
Durante la Edad Media, la pintura al fresco se convirtió en la forma más importante de arte monumental del mundo cristiano. En Bizancio, el fresco adquirió especial importancia, especialmente durante la decadencia del imperio, cuando la creación de mosaicos costosos se volvió económicamente difícil.
Los frescos bizantinos se distinguieron por su estricto carácter canónico y la subordinación de la imagen a la arquitectura y las ideas teológicas. Representaban escenas religiosas, transmitiendo los valores espirituales y culturales de su época. Ejemplos notables incluyen los frescos de la Iglesia de Evangelistria en Geraki y la Iglesia de Cristo Salvador en los Campos.
El fresco, como medio para transmitir visualmente temas religiosos, se convirtió en un reflejo del contexto cultural de la sociedad bizantina. Desempeñaba una importante función didáctica, representando con claridad temas bíblicos para la población analfabeta.
Frescos de la antigua Rus
En la antigua Rusia, la pintura monumental surgió con la adopción del cristianismo bajo los príncipes Vladimir (980-1015) y Yaroslav el Sabio (1019-1054). Con el paso de los siglos, los maestros rusos adoptaron el arte de los "griegos" (como se llamaba a los bizantinos que hablaban griego).
La técnica de la pintura mural en la antigua Rusia era principalmente mixta: la pintura al agua sobre yeso húmedo se complementaba con la técnica del temple y la cola, utilizando diversos aglutinantes (colas de huevo, animales y vegetales). Los fondos y las pinturas superiores solían realizarse con la técnica del alsecco.
Para decorar las iglesias de Kiev con mosaicos, se construyó un taller especial donde se elaboraban esmaltes de diversos colores. Las composiciones de la cúpula y el ábside se realizaron con la técnica del mosaico, por ser la más costosa y compleja, y el resto del templo se pintó con frescos.
Los frescos de la Catedral de Sofía de Kiev, creados durante la época de Yaroslav el Sabio, son los monumentos más valiosos del arte ruso antiguo. En el cenit de la cúpula central, en un medallón, se alzaba una enorme imagen de medio cuerpo de Cristo Todopoderoso, rodeada por cuatro arcángeles.
El auge del fresco en el Renacimiento
En Europa, durante el Renacimiento, el dominio del arte de la pintura mural se convirtió en uno de los indicadores más importantes de la destreza artística. Fue en Italia durante este período que la pintura al fresco alcanzó su máximo desarrollo.
A principios del Renacimiento, la pintura al fresco se popularizó enormemente. La mayoría de los artistas italianos de este período eran pintores de frescos. Las reformas de la pintura al fresco, iniciadas por Giotto di Bondone, se convirtieron en una escuela para generaciones de artistas italianos.
Los monasterios compitieron para invitar a artistas famosos. Frescos de gran calidad cubrían las paredes tanto de antiguos edificios góticos como de nuevos edificios en provincias y centros artísticos. Los frescos decoraban iglesias, palacios, capillas y edificios públicos, tanto en fachadas como en interiores.
Los temas de los frescos eran variados: escenas del Antiguo Testamento (por ejemplo, la Creación de Adán), episodios de la vida y pasión de Cristo (la Anunciación, la Última Cena, la Crucifixión), alegorías (la Alegoría del Sabio Gobernante), personajes míticos (Hércules, las Sibilas), escenas de batallas y acontecimientos históricos.
Durante el Alto Renacimiento, trabajaron grandes maestros del fresco como Rafael (Estancias del Vaticano) y Miguel Ángel (Pintura de la Capilla Sixtina). La técnica del fresco requería del artista una mano segura, rapidez y una idea clara de la composición. En un solo día, el maestro debía pintar una sección específica del muro antes de que se secara el yeso.
El término "buon fresco" o "fresco puro" apareció por primera vez en un tratado del artista italiano Cennino Cennini (1437), donde describió una técnica para pintar sobre yeso fresco. Esta técnica difería del anterior "al secco" (pintura sobre seco) y se convirtió en el método principal para crear obras monumentales en el Renacimiento.
Uno de los aspectos más importantes de la creación de un fresco durante el Renacimiento era dividir la obra en giornatas, secciones que el artista podía pintar en un solo día. En el famoso fresco de Masaccio, "Santísima Trinidad", se pueden distinguir veinticuatro giornatas. Si se observa el fresco de arriba abajo, se pueden ver las diferentes secciones que se pintaron en un solo día.
Aspectos técnicos de la creación de frescos
Tipos de técnica del fresco
Existen tres tipos principales de técnica del fresco, cada uno de los cuales tiene sus propias características y aplicaciones:
- El "buon fresco" (en italiano: "buon fresco" - fresco auténtico) es el método más común, que implica el uso de pigmentos mezclados únicamente con agua, sin aglutinante. Las pinturas se aplican sobre una fina capa de yeso de cal fresco y húmedo (intonaco). El pigmento se absorbe en el yeso y, al secarse, se integra en él, lo que garantiza la durabilidad de la pintura.
- Al secco (en italiano: al secco - sobre seco) consiste en pintar sobre yeso seco con un aglutinante. A diferencia del buon fresco, requiere un aglutinante (por ejemplo, témpera al huevo, cola o aceite) para fijar el pigmento a la pared. Esta técnica se utilizó, por ejemplo, en "La Última Cena" de Leonardo da Vinci. El al secco permite pintar una superficie más extensa en una jornada laboral que con la pintura al fresco, pero es una técnica menos duradera.
- El mezzo fresco (en italiano: mezzo fresco - medio fresco) consiste en pintar sobre yeso seco, pero aún no completamente seco. El pigmento solo penetra parcialmente en el yeso. Para el siglo XVII, esta técnica había sustituido en gran medida al buon fresco en paredes y techos.
El alsecco también se conoce como pintura de caseína y silicato sobre yeso seco. Se utiliza para trabajos en superficies interiores y exteriores de edificios. La técnica permite retoques posteriores con témpera y aclarado con agua limpia.
Materiales para crear un fresco
Los siguientes materiales se utilizan tradicionalmente para crear un fresco:
- Cal de alta calidad (CL 90 o superior según la norma europea EN 459-1)
- Arena de diferentes tamaños de grano (desde grueso para las capas inferiores hasta fino para la capa final)
- Pigmentos naturales resistentes a la cal.
- Agua para mezclar soluciones y pinturas.
- Herramientas: pinceles, espátulas, paletas, reglas, plomadas
La paleta de colores del fresco es bastante sobria. Se utilizan pinturas que no se mezclan con la cal. Tradicionalmente, se empleaban pigmentos naturales de tierras (ocres, sombras), así como marte, azul y verde cobalto. Las pinturas de cobre se usaban con menos frecuencia debido a su actividad química.
El proceso de creación de un fresco
Preparación de la superficie
El primer paso para crear un fresco es preparar la pared. Primero, se aplica una capa de "gobetis", un revoque rugoso para nivelar la superficie. Luego, como máximo una semana después, se aplica una capa de "arriccio", una segunda capa de revoque de aproximadamente 1 cm de espesor, compuesta por dos partes de arena y una parte de cal aérea.
El arrico sirve para mantener la humedad de la siguiente capa de intonaco, alargando al máximo el tiempo de pintado. Antes de aplicar el arrico, el gobetis se humedece abundantemente con agua durante varios días. Tras aplicar el arrico, se le da una textura rugosa para una mejor adhesión a la siguiente capa.
Creación de un dibujo preparatorio
Sobre la superficie preparada del arrico, el artista crea un dibujo preparatorio: la sinopia. El nombre proviene de la pintura roja elaborada con óxido de hierro extraído cerca de la ciudad de Sinop, en el Mar Negro. Es el único pigmento rojo conocido por los artistas de la antigüedad.
La sinopia fue ampliamente utilizada por los pintores de frescos italianos hasta principios del siglo XVI, cuando fue reemplazada por la técnica de presionar un dibujo preparatorio de “papel de calco” sobre yeso húmedo usando un polvo: el polvo de carbón se aplicaba a la pared a través de perforaciones, dejando un contorno punteado.
Aplicación de intonaco y pintura
La última capa de yeso es el intonaco, una capa fina (5-7 mm) sobre la que se aplica la pintura. El intonaco se aplica en pequeñas secciones (giornata), que el artista puede pintar en un día, mientras el yeso aún está húmedo.
Giornata (en italiano: giornata, que significa "jornada de trabajo") es un término importante en la técnica del buon fresco, que describe la cantidad de pintura que se puede realizar en una jornada laboral. Esta cantidad se basa en la experiencia previa del artista, considerando cuánto puede pintar en las horas en que el yeso permanece húmedo y el pigmento se adhiere a la pared.
Saber cuánto se puede pintar en un día es crucial en la técnica del buon fresco. Normalmente, el yeso se aplica de forma que coincida con el contorno de la figura u objeto de la pintura, de modo que los segmentos diurnos no sean visibles.
Tras aplicar el intonaco, el artista comienza a pintar inmediatamente, utilizando pigmentos mezclados únicamente con agua. El trabajo requiere rapidez y precisión, ya que las correcciones solo son posibles retirando la sección de yeso defectuosa y aplicando una nueva capa.
Al terminar el trabajo del día, el artista raspa el exceso de yeso para evitar que se seque. Este proceso le permite comenzar a trabajar a la mañana siguiente con yeso fresco y húmedo, listo para pintar.
Al secarse, la cal del yeso reacciona con el dióxido de carbono del aire para formar carbonato de calcio, lo que crea una sólida estructura cristalina que une los pigmentos. Este proceso se denomina carbonatación y garantiza la longevidad del fresco.
Trabajos de acabado
Tras el secado de la pintura principal, el artista podía realizar añadidos mediante la técnica del alsecco. Detalles como pequeños adornos o toques de luz se solían añadir al temple sobre el fresco ya seco. Esto permitía un mayor detalle y el uso de colores inestables en el ambiente alcalino del yeso de cal fresco.
El fresco en el contexto del arte mundial
La pintura al fresco ha sido uno de los principales tipos de arte monumental durante miles de años. Decoraba las paredes de templos, palacios y edificios públicos, transmitiendo temas religiosos, históricos y culturales de diferentes épocas.
El significado sociocultural del fresco
En la antigua Roma, los frescos cumplían no solo una función decorativa, sino también social, demostrando el estatus y el gusto del dueño de la casa. Para los romanos, el arte era principalmente un medio destinado a educar al ciudadano romano ideal.
Las actividades de Julio César, Octavio Augusto y Marco Vipsanio Agripa permiten estudiar el surgimiento de formas protomuseales en el Imperio romano. Al analizar la diferencia en la percepción del arte entre griegos y romanos, los investigadores concluyen que, para estos últimos, la función estética del arte no era primordial.
En el arte cristiano, el fresco se convirtió en una forma predilecta de decorar los muros interiores y (con menos frecuencia) exteriores de las iglesias de piedra. Cumplía una importante función didáctica, representando con claridad historias bíblicas para la población analfabeta: era una especie de "Biblia para analfabetos".
Durante el Renacimiento, la decoración mural con frescos adquirió especial importancia en los interiores de los palacios renacentistas. La magnificencia de las estancias se lograba no mediante un mobiliario suntuoso, sino mediante la decoración de paredes, techos y suelos. Los frescos se convirtieron en parte integral del espacio arquitectónico, realzando y potenciando su impacto estético.
La pintura al fresco en el arte de diferentes regiones
Además de la tradición europea, la pintura al fresco se desarrolló en otras culturas. En la India, por ejemplo, se conservan frescos antiguos en los templos rupestres de Ajanta y Ellora, creados entre el siglo II a. C. y el siglo VII d. C. Estas pinturas, realizadas con una técnica similar al alsecco, representan escenas de la vida de Buda y parábolas budistas.
La pintura al fresco también ocupó un lugar importante en el arte medieval armenio. A pesar de la conservación fragmentaria del material artístico y de la idea errónea de la actitud negativa de la Iglesia armenia hacia las imágenes, las investigaciones demuestran una rica tradición de pintura monumental en Armenia.
Gracias a un estudio profundo de los propios frescos y de las fuentes escritas medievales, los científicos pudieron demostrar las principales vías de desarrollo de la pintura mural armenia, identificar tendencias artísticas y características nacionales y determinar las características de los programas decorativos y las variantes iconográficas.
En el mundo moderno, el interés por la técnica tradicional del fresco no ha disminuido. Muchos artistas recurren a este arte ancestral, encontrando en él nuevas oportunidades para la expresión creativa. La pintura al fresco en un interior moderno, ya sea privado o público, puede crear una atmósfera única y realzar la individualidad del espacio.
Conservación y restauración de frescos
Preservar frescos es una tarea difícil debido a su vulnerabilidad a las influencias ambientales. La humedad, las fluctuaciones de temperatura, la contaminación atmosférica y los daños mecánicos pueden causar daños irreparables a estas obras de arte.
Tras la Segunda Guerra Mundial, se desarrollaron métodos de separación sucesiva de capas de pintura monumental (stacco y strappo), lo que permitió salvar muchos frescos en peligro de destrucción. Estos métodos también permitieron descubrir y estudiar sinopias, lo que profundizó la comprensión del proceso de creación de frescos.
El método stacco consiste en retirar la capa de pintura junto con una fina capa de yeso, mientras que el método strappo consiste únicamente en retirar la capa de pintura. Estas tecnologías han permitido trasladar frescos de las paredes de edificios deteriorados a museos y proporcionarles condiciones de almacenamiento adecuadas.
Los métodos modernos de restauración de frescos se basan en el principio de mínima intervención y reversibilidad. Los restauradores se esfuerzan por preservar la autenticidad de la obra utilizando materiales compatibles con el original y documentando todas las etapas del trabajo.
Un aspecto importante de la conservación de frescos es la creación de condiciones ambientales óptimas. El control de la temperatura, la humedad y la iluminación ayuda a ralentizar la degradación de la capa de pintura y la base de yeso.
Plinio el Viejo sobre la pintura y los frescos
Una de las fuentes más importantes sobre la historia de la pintura antigua es la obra del enciclopedista romano Plinio el Viejo, Historia Natural, especialmente su libro 35. Plinio examina la historia de la pintura, menciona diversas técnicas y métodos artísticos, y también reflexiona sobre el potencial educativo del arte.
Plinio el Viejo describe los orígenes de la pintura, menciona el término monochromatos (pintura monocromática) y su conexión con la historia de la pintura griega antigua. También proporciona valiosa información sobre las antiguas escuelas artísticas, en especial la escuela sicioniana.
Plinio presta gran atención al artista Pánfilo como fundador de la enseñanza de la pintura en todas las escuelas de la antigua Grecia. También analiza la diferencia en la percepción del arte entre griegos y romanos, lo que ayuda a los investigadores modernos a comprender mejor el contexto del desarrollo de la pintura al fresco en el mundo antiguo.
Innovaciones técnicas y evolución del fresco
La técnica del fresco no se mantuvo inalterada: evolucionó a lo largo de los siglos, adaptándose a las nuevas exigencias estéticas y posibilidades tecnológicas. En diferentes regiones del mundo, maestros desarrollaron sus propias variantes de la técnica clásica, enriqueciendo el patrimonio artístico mundial.
En la antigua Rusia, por ejemplo, la técnica de la pintura mural era predominantemente mixta: la pintura al agua sobre yeso húmedo se complementaba con la técnica del temple y la cola con diversos aglutinantes (cola de huevo, animal y vegetal). Los fondos y las pinturas superiores solían realizarse con la técnica del alsecco.
Durante el Renacimiento, los maestros italianos perfeccionaron la técnica del buon fresco, alcanzando una maestría increíble en la reproducción del volumen, el espacio y la atmósfera luminosa y aérea. Desarrollaron un complejo sistema de dibujos y cartones preparatorios que les permitió planificar con precisión la composición y ahorrar tiempo al trabajar sobre yeso húmedo.
Con el desarrollo de la química y la tecnología en los siglos XIX y XX, aparecieron nuevos pigmentos y aglutinantes, ampliando la paleta de los frescos. Sin embargo, los maestros solían preferir trabajar con materiales tradicionales, apreciando sus cualidades a lo largo del tiempo y sus posibilidades estéticas.
En el arte contemporáneo, el fresco sigue vigente, adquiriendo nuevas formas y significados. Los artistas experimentan con la técnica, combinando métodos tradicionales con materiales y enfoques modernos, lo que permite que este arte ancestral siga vigente en el siglo XXI.
El fresco es una de las técnicas más antiguas y duraderas de la pintura monumental, que ha recorrido un largo camino desde las imágenes primitivas de las civilizaciones antiguas hasta las obras maestras del Alto Renacimiento y las obras experimentales modernas. Las características técnicas del fresco, que exigen rapidez, precisión y un profundo conocimiento de los materiales por parte del artista, lo convirtieron en un arte especial, accesible solo a los verdaderos maestros.
Durante miles de años, los frescos han cumplido no solo funciones estéticas, sino también importantes funciones sociales, religiosas y didácticas. Reflejaron la cosmovisión de la época, sirvieron como medio de transmisión de conocimientos y valores, y moldearon la cultura visual de la sociedad.
Las investigaciones y restauraciones modernas nos permiten comprender mejor los aspectos técnicos y artísticos de la pintura al fresco, a fin de preservar este invaluable patrimonio cultural mundial para las generaciones futuras. El constante interés de los artistas y del público por esta antigua técnica atestigua su perdurable valor y relevancia en el mundo del arte.