La aparición de nuevas islas:
mecanismos de su aparición
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Es uno de los procesos geológicos más fascinantes de nuestro planeta: las islas surgen de la compleja interacción de factores tectónicos, volcánicos, sedimentarios y climáticos, creando ecosistemas y formaciones geográficas únicas.
2 Puntos calientes y cadenas de islas
3 Procesos tectónicos y levantamiento
4 Atolones de coral y construcción biogénica
5 Procesos glaciares y exposición del terreno
6 Procesos de sedimentación e islas barrera
7 Volcanes de lodo y emanaciones de gas
8 Sistemas hidrotermales y manantiales submarinos
9 Creación antropogénica de islas
10 El cambio climático y el nivel del mar
11 Procesos de erosión y estabilidad de las islas
12 Ejemplos modernos de formación de islas
13 Sucesión ecológica en nuevas islas
14 Perspectivas futuras de la formación de islas
La actividad volcánica como mecanismo principal
La actividad volcánica submarina sigue siendo el factor dominante en la formación de nuevas islas. Las erupciones oceánicas representan aproximadamente el 70 % de toda la actividad volcánica de la Tierra, y la mayoría de los volcanes submarinos se forman a lo largo de las dorsales oceánicas. A medida que el magma erupciona en el fondo oceánico, se acumula capa a capa, aumentando gradualmente la altura del monte submarino hasta alcanzar la superficie.
Un ejemplo clásico de este proceso es la isla Surtsey, frente a la costa de Islandia, que emergió repentinamente del océano en noviembre de 1963. Durante cuatro años de erupciones activas, la isla alcanzó una superficie de más de un kilómetro cuadrado, lo que demuestra la rapidez con la que se puede formar tierra nueva. Procesos similares se observaron en 2023 frente a la costa de Japón, donde un volcán submarino creó una nueva isla de aproximadamente 100 metros de diámetro en menos de una semana.
La presión hidrostática a grandes profundidades tiene un impacto significativo en la naturaleza de las erupciones. A profundidades superiores a los 3000 metros, la presión del agua inhibe la liberación de gases del magma, lo que resulta en flujos de lava más calmados. A menor profundidad, la interacción de la lava caliente con el agua de mar fría crea condiciones explosivas que facilitan la rápida acumulación de material volcánico.
Puntos calientes y cadenas de islas
La teoría de los puntos calientes explica la formación de extensas cadenas de islas, como las islas hawaianas. Las columnas estacionarias del manto crean corrientes ascendentes de roca fundida que erupcionan a través de una placa tectónica en movimiento. A medida que la placa se desplaza sobre el punto caliente, se forma una cadena de volcanes de distintas edades: los más jóvenes se ubican directamente sobre la columna, mientras que los más antiguos se alejan gradualmente de la fuente de magma.
La cadena de montes submarinos Hawái-Emperador se extiende 6.000 kilómetros por el océano Pacífico, revelando 70 millones de años de historia de un único punto caliente. La isla más joven, la Isla Grande de Hawái, continúa creciendo gracias a erupciones activas, mientras que las islas más alejadas del punto caliente se erosionan y se hunden gradualmente.
Procesos tectónicos y levantamiento
Las colisiones entre placas tectónicas crean las condiciones para la formación de arcos de islas mediante el proceso de subducción. Cuando una placa oceánica se subduce bajo otra, los volátiles liberados provocan la fusión del manto sobre la zona de subducción. El magma resultante asciende a la superficie, formando cadenas de islas volcánicas con características formas de arco.
Las islas japonesas son el resultado de la interacción de tres placas tectónicas: la del Pacífico, la filipina y la euroasiática. Este complejo sistema de subducción ha creado más de 200 volcanes, 60 de los cuales permanecen activos. Procesos similares dieron lugar a la formación de las islas del Caribe, donde la subducción de la placa Sudamericana bajo la placa del Caribe dio origen a las Antillas Menores, con sus volcanes activos.
La elevación tectónica puede elevar los arrecifes de coral existentes por encima del nivel del mar, creando islas de piedra caliza con costas rocosas. Las islas de Tonga y Nauru demuestran este mecanismo de formación, donde antiguos arrecifes fueron elevados por fuerzas tectónicas decenas de metros por encima del nivel actual del mar.
Atolones de coral y construcción biogénica
La formación de atolones de coral representa un ejemplo único de la intervención biológica en la formación de islas. La teoría de la subsidencia de Charles Darwin explica el proceso de desarrollo de un atolón en tres etapas: un arrecife de franja alrededor de una isla volcánica, una barrera de arrecife con una laguna y, finalmente, un atolón anular tras la completa inmersión de la isla original.
Los pólipos de coral construyen sus esqueletos de calcio en simbiosis con algas zooxantelas, creando enormes estructuras arrecifales a lo largo de miles de años. La tasa de crecimiento del coral debe coincidir con la tasa de hundimiento de la base volcánica para garantizar que el arrecife permanezca en la zona soleada del océano. El proceso de formación de un atolón puede tardar entre 1 y 30 millones de años, dependiendo de la tasa de crecimiento del coral y la tasa de hundimiento.
Las Maldivas presentan una formación activa de nuevas islas de coral. Las investigaciones demuestran que muchas de estas islas se formaron durante períodos de mayor nivel del mar hace entre 1600 y 4200 años, cuando las olas depositaron restos de coral en las plataformas arrecifales. Este proceso continúa en la actualidad, especialmente en arrecifes poco profundos con lagunas casi llenas.
Procesos glaciares y exposición del terreno
El derretimiento de los glaciares debido al cambio climático se está convirtiendo en un factor importante en la aparición de nuevas islas. El retroceso de los glaciares expone masas de tierra previamente ocultas, que quedan rodeadas de agua al quedar completamente libres de hielo.
Entre 2015 y 2018, se descubrieron más de 30 nuevas islas, cabos y bahías en el Ártico ruso, en los archipiélagos de Nueva Zembla y la Tierra de Francisco José. Cinco islas, con un tamaño que oscila entre los 900 y los 54.500 metros cuadrados, emergieron cerca del glaciar Vylki como resultado del derretimiento del hielo que las cubría. Procesos similares están ocurriendo en Groenlandia y Alaska, donde el retroceso de los glaciares está dejando al descubierto nuevas secciones de costa.
En el Parque Nacional Bahía de los Glaciares de Alaska, una nueva isla de aproximadamente 2 kilómetros cuadrados se formó en 2025 después de que el glaciar Alsek, en retroceso, dejara de rodear Prow Knob. El lago Alsek ha crecido de 45 a 75 kilómetros cuadrados desde 1984, lo que demuestra la magnitud del retroceso glaciar.
Entre 2000 y 2020, el retroceso de los glaciares creó 2500 kilómetros de nueva costa y 35 nuevas islas en el Ártico. Tan solo el glaciar Zacharias Isstrøm, en el noreste de Groenlandia, dejó al descubierto 81 kilómetros de nueva costa, más que cualquier otro glaciar del estudio.
Procesos de sedimentación e islas barrera
Las islas barrera se forman mediante la acumulación de arena y otros sedimentos bajo la acción de las olas, las corrientes y el viento. Cuatro condiciones clave son necesarias para su formación: una fuente abundante de arena, una plataforma continental de suave pendiente, una actividad de las olas superior a la de las mareas y un nivel del mar en lento ascenso.
La isla Bribie, frente a la costa de Queensland, Australia, se formó por el transporte intermareal de arena a lo largo de la costa oriental australiana. El proceso comenzó hace miles de años durante las fluctuaciones del nivel del mar tras la última glaciación. La acumulación gradual de arena, estabilizada por la vegetación, creó la estructura alargada y estrecha de la actual isla barrera.
Las islas fluviales se forman como resultado de la acumulación de sedimentos en los lechos fluviales. La interacción entre la vegetación pionera y los bancos de arena provoca la acumulación vertical de sedimentos. Las plantas crean barreras al flujo de agua, facilitando la sedimentación y la fijación de sedimentos. Este proceso puede provocar un rápido crecimiento de las islas a lo largo de varios siglos.
Volcanes de lodo y emanaciones de gas
Los volcanes de lodo representan un mecanismo único de formación de islas, asociado con la expulsión de una mezcla de agua, gases y sedimentos a alta presión. A diferencia de los volcanes magmáticos, los volcanes de lodo no están asociados con roca fundida, sino que se forman como resultado del exceso de presión de los fluidos subterráneos dentro de los estratos sedimentarios.
En el mar Caspio, el volcán de lodo del Banco Kumani crea periódicamente islas temporales. En 2023, tras una erupción, emergió una nueva isla de aproximadamente 400 metros de diámetro, pero a finales de 2024, había sido erosionada casi por completo por las olas. Desde 1861, este volcán ha creado islas en ocho ocasiones; la más grande, en 1950, alcanzó los 700 metros de diámetro y los 6 metros de altura.
La formación de volcanes de lodo se asocia con la acumulación de sedimentos de grano fino saturados de gas a profundidades superiores a 1,5-2 kilómetros en un entorno tectónico activo. La excesiva presión de fluidos intersticiales se convierte en la principal fuerza impulsora de las erupciones de brechas de lodo hacia la superficie. Aproximadamente el 86 % del gas liberado es metano, con cantidades menores de dióxido de carbono y nitrógeno.
Sistemas hidrotermales y manantiales submarinos
Las fuentes hidrotermales se forman cuando el agua de mar penetra a través de grietas en el fondo oceánico, especialmente a lo largo de los límites de las placas tectónicas y las regiones volcánicas submarinas. El agua de mar fría se calienta en cámaras magmáticas hasta alcanzar temperaturas de 400 °C y asciende a la superficie enriquecida con minerales y sustancias químicas.
El Campo Hidrotermal Beebe, en el Mar Caribe, es el conjunto de respiraderos hidrotermales más profundo conocido, a casi 5000 metros de profundidad. Estos sistemas crean chimeneas distintivas de depósitos minerales que pueden alcanzar alturas de hasta 60 metros. Si bien la mayoría de los respiraderos hidrotermales no dan lugar a la formación de islas, sí crean elevaciones localizadas del fondo marino y estructuras geológicas únicas.
Cerca de la isla de Bangka, las fuentes hidrotermales calientan el agua a 41 °C, en comparación con la temperatura ambiente del mar de 29 °C. La actividad geotérmica altera la composición química del agua marina y crea condiciones específicas para el desarrollo de ecosistemas únicos basados en la quimiosíntesis.
Creación antropogénica de islas
Las islas artificiales representan un método moderno para crear nuevos terrenos mediante la actividad humana. Los avances tecnológicos permiten construir islas artificiales a profundidades de hasta 75 metros mediante métodos de recuperación y drenaje.
El método principal de construcción consiste en dragar arena o tierra del lecho marino y transportar el material a la obra mediante tuberías o barcazas. Tras la recuperación, el suelo se estabiliza mediante geotextiles, compactación y otras soluciones de ingeniería. Se planta vegetación para prevenir la erosión y estabilizar aún más la isla.
Prevenir el colapso de islas artificiales requiere un enfoque integral, que incluye el apuntalamiento de los cimientos con pilotes, la construcción de rompeolas o presas de hormigón o piedra, la estabilización del suelo y la monitorización periódica. Las soluciones de ingeniería pueden incluir geotubos, gaviones o rompeolas, según las condiciones y los desafíos específicos.
El cambio climático y el nivel del mar
Los cambios en el nivel del mar desempeñan un papel crucial en la formación y desaparición de islas. El calentamiento global está derritiendo glaciares y mantos de hielo, lo que ha provocado un aumento medio del nivel del mar de 3,2 milímetros al año desde 1993. Para los estados insulares de baja altitud como Kiribati y Tuvalu, donde la elevación máxima es inferior a dos metros sobre el nivel del mar, esto representa una amenaza existencial.
Los países insulares del Pacífico están experimentando un aumento del nivel del mar superior al promedio mundial. Las temperaturas superficiales del mar en la región han aumentado tres veces más rápido que el promedio mundial desde 1980, y las olas de calor marinas prácticamente se han duplicado en frecuencia desde el mismo período. Un análisis de la NASA muestra que países como Tuvalu, Kiribati y Fiyi enfrentarán un aumento del nivel del mar de al menos 15 centímetros en los próximos 30 años, independientemente de los cambios en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Paradójicamente, algunas islas de coral pueden crecer en condiciones de aumento moderado del nivel del mar. Investigaciones realizadas en las Maldivas han demostrado que, de hecho, las islas se formaron durante períodos de niveles del mar más altos en el pasado, cuando el aumento de la acción de las olas facilitó la deposición de material coralino en las plataformas arrecifales. Sin embargo, este proceso requiere arrecifes de coral sanos capaces de producir suficiente sedimento.
Procesos de erosión y estabilidad de las islas
Las islas recién formadas están sujetas a una intensa erosión, especialmente durante los primeros años tras su formación. La isla Surtsey perdió una parte significativa de su masa original debido a la erosión costera: en el invierno de 1967-1968, la cara sur de los campos de lava retrocedió 140 metros, con un retroceso promedio de 75 metros.
La tasa de erosión disminuye drásticamente a medida que el material volcánico se consolida. En los primeros años tras la erupción, la tasa de erosión costera en Surtsey fue entre 5 y 6 veces mayor que la actual debido a la naturaleza menos cohesiva de la plataforma de lava en el borde de la plataforma. Los conos de toba se erosionaron entre 2 y 3 veces más rápido en los primeros años debido a la naturaleza no consolidada y no ligada del material.
La deflación eólica y la escorrentía superficial también contribuyen a la erosión de los conos de toba y los depósitos de ladera. La pérdida total de volumen causada por estos procesos en Surtsey ascendió a 1,6 millones de metros cúbicos, con una tasa de erosión actual de 0,03 millones de metros cúbicos al año. La extrapolación de la tasa de erosión actual sugiere que la isla se convertirá en un acantilado rocoso en aproximadamente 100 años.
Ejemplos modernos de formación de islas
Las últimas décadas han brindado numerosos ejemplos de formación activa de islas. En 2013, un terremoto de magnitud 7,8 creó la isla de Zalzala Koh frente a la costa de Pakistán, que permaneció allí hasta 2016. Ese mismo año, un nuevo islote de 200 metros de diámetro se formó frente a Nishinoshima, Japón, en menos de cuatro días tras una erupción submarina.
Tonga es testigo frecuente de la formación de nuevas islas como resultado de la actividad volcánica submarina. En 2022, una erupción en la región de Hunga Tonga creó una nueva isla, aunque la mayoría de estas formaciones en esta región tienen una vida relativamente corta debido a la erosión activa de las olas. Una excepción fue la isla creada por el volcán Leit-iki en 1995, que duró 25 años.
En 2023, el grupo de islas Zubair, en el mar Rojo, frente a la costa de Yemen, demostró la naturaleza cíclica de la formación de islas volcánicas. Las islas Jadid, formadas en 2013, y Sholan, formadas en 2011, mostraron una resistencia variable a la erosión marina, dependiendo de la composición y la estructura del material volcánico.
Sucesión ecológica en nuevas islas
Las islas formadas por la actividad volcánica ofrecen laboratorios únicos para el estudio de la sucesión ecológica. Surtsey fue declarada reserva natural en 1965 específicamente para estudiar los procesos de colonización de plantas, insectos, aves, focas y otras formas de vida. A lo largo de las décadas, se han desarrollado diversos ecosistemas en la isla, demostrando cómo la vida se adapta a las nuevas condiciones.
Anak Krakatau, el "hijo del Krakatau", que emergió en 1930 en la caldera inundada del famoso volcán indonesio, ha desarrollado ricos bosques tropicales a pesar de la destrucción periódica causada por frecuentes erupciones. Una población de fauna silvestre, que incluye insectos, aves, ratas e incluso lagartos monitores, se ha establecido con éxito en la isla, lo que demuestra la notable capacidad de la vida para colonizar nuevos territorios.
La velocidad de la colonización biológica a menudo supera las expectativas científicas. Cañones, barrancos y otros accidentes geográficos que suelen tardar decenas de miles o millones de años en formarse pueden aparecer a los pocos años de la formación de una isla. Esto demuestra que los procesos geológicos pueden ocurrir mucho más rápido de lo que se creía.
Perspectivas futuras de la formación de islas
Predecir la formación futura de islas requiere considerar múltiples factores, como la actividad tectónica, el cambio climático y el impacto antropogénico. El calentamiento global continuo contribuirá a un mayor derretimiento de los glaciares, lo que podría exponer nuevas masas de tierra en las regiones polares.
La actividad volcánica sigue siendo la fuente más predecible de nuevas islas, especialmente en las regiones tectónicamente activas del Anillo de Fuego del Pacífico. El monitoreo de la actividad sísmica submarina y las anomalías térmicas permite predecir parcialmente la posible ubicación de nuevas islas volcánicas.
Se seguirán creando islas artificiales para diversos fines, desde viviendas hasta necesidades industriales e intereses estratégicos. Los avances tecnológicos posibilitan la construcción a profundidades cada vez mayores, ampliando así el potencial de creación de nuevos terrenos.
Las islas coralinas enfrentan un futuro incierto debido a la acidificación de los océanos y al aumento de la temperatura del agua, que amenazan la salud de los corales formadores de arrecifes. Sin embargo, algunos estudios sugieren que un aumento moderado del nivel del mar podría activar los procesos de formación de islas en ciertas condiciones.