Paleta de colores, siglos XVII / XVIII Traductor traducir

La era del arte moderno comienza tradicionalmente con el Impresionismo, pero aquí utilizamos un término más amplio para describir la paleta básica de colores que se desarrolló como resultado de los avances en la tecnología de los pigmentos de color de las bellas artes a partir del siglo XVIII. Aunque la mayoría de los avances en la química del color que han influido en la paleta de colores moderna se produjeron en el siglo XIX, muchos de ellos se basaron en parte en investigaciones realizadas antes de 1800.

La paleta de colores del siglo XVIII (1700-1800)

En general, los pintores al óleo de principios del siglo XVIII que pintaban en los estilos de finales del Barroco, Rococó o Neoclasicismo seguían utilizando la paleta de colores básica del Renacimiento. Brevemente, incluía colores derivados de los siguientes pigmentos:

Pigmentos rojos
Entre ellos se encuentran el pigmento rojo anaranjado bermellón (rojo chino), el carmín, «la laca», el rojo amarillo realgar, el rojo brillante «sangre de dragón», y tonos terrosos como el rojo veneciano.

Pigmentos de azul
Entre ellos se incluye el excelente pigmento ultramar, y sus restos conocidos como ceniza de ultramar, azurita y azul egipcio. Durante el Barroco, a mediados del siglo XVII, los artistas coloristas desarrollaron una versión mejorada del azul egipcio llamada smalt, en la que el cobre se sustituyó por cobalto.

Pigmentos de color violeta
Entre ellos se encuentran los tintes vegetales índigo y rubia.

Pigmentos de color verde
Entre ellos figuran el verdigris verde azulado, la tierra verde variable (Terre Verte, Verona Green o Celadonite) y la malaquita verde brillante, también conocida como Verdeazzuro.

Pigmentos amarillos
Entre ellos figuran el tinte amarillo brillante y transparente Gamboge, el Massicot (óxido de plomo), el Amarillo de Nápoles (Giallorino), el rico tono limón Orpiment y el Amarillo de plomo y estaño.

Pigmentos pardos
Se trataba principalmente de pigmentos arcillosos como el siena crudo, el siena quemado, el ámbar crudo y el ámbar quemado, a los que se añadió la poco fiable pintura parda de Van Dyck durante el Barroco.

Pigmentos de color blanco
Entre ellos figuran la cal de plomo, el yeso y la tiza.

Pigmentos de color negro
Incluyen el marfil (de marfil quemado/huesos), el negro de lámpara (de hollín recogido en lámparas de aceite) y el negro de uva (de vides carbonizadas).

Crayones rojos y negros
Además, al igual que Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y otros grandes dibujantes del Renacimiento, los artistas rococó del siglo XVIII utilizaban crayones naturales hechos a partir de pigmentos minerales, como muestran las obras de Jean-Antoine Watteau.

Nuevos pigmentos desarrollados en el siglo XVIII

Varios avances en la química del color tuvieron una gran influencia en la paleta de colores del siglo XVIII, a saber

Azul de Prusia
Conocido también con diversos nombres, como azul de Berlín, azul de bronce, azul de China, azul de Myloris, azul de París y azul de acero, esta pintura de color azul oscuro (desarrollada accidentalmente por el químico berlinés Diesbach) fue el primer pigmento sintético moderno. Se empezó a utilizar en las paletas de los artistas hacia 1724. Aunque tenía un excelente poder tonal, era bastante resistente a la luz y al aire. No obstante, se convirtió en una alternativa popular a los colores índigo, esmalte y púrpura de Tiro, propensos a la decoloración, así como a la costosa ultramarina. El azul de Prusia fue adoptado por maestros como Pieter van der Werff y Antoine Watteau. El azul de Prusia perduró hasta el siglo XX y fue sustituido por el azul ptal.

Amarillo de Turner
Llamado así por el químico que lo inventó y no por el pintor inglés de acuarelas J. M. W. Turner (1775-1851), este pigmento a base de plomo estuvo de moda durante un tiempo en la paleta de colores del siglo XVIII por su bajo coste, aunque era propenso a la inestabilidad y al ennegrecimiento. Los tonos iban del amarillo brillante al naranja. En el siglo XIX fue sustituido por el amarillo cadmio.

Azul de Bremen
En la segunda mitad del siglo XVIII, los técnicos del color desarrollaron un bello azul de cobre sintético conocido como azul de Bremen. Sin embargo, a principios del siglo XIX había sido sustituido por el azul cobalto, aunque perduró hasta la década de 1910 debido a su gama de atractivos tonos.

Verde cobalto
Pigmento verde brillante, translúcido pero extremadamente persistente, descubierto en 1780 por el químico sueco Rinman, que se utilizaba en todo tipo de pinturas. Sin embargo, su insatisfactoria intensidad tonal y su elevado coste limitaron su uso.

Cambios tardíos en la paleta de colores del siglo XVIII

Espoleado por la creciente demanda de tintes para abastecer la creciente producción industrial de textiles, el proceso de investigación científica sobre tintes cobró impulso hacia finales del siglo XVIII. Como resultado, a finales de siglo surgieron varios tintes pigmentarios nuevos.

Marte Rojo
A finales de siglo, ya se disponía de pigmentos sintéticos de óxido de hierro rojo en varios tonos. Estos pigmentos creados artificialmente «de tierra natural», comercializados con el nombre de Rojo Marte, tenían todos los atributos, incluida la resistencia y durabilidad, de sus versiones naturales. Este proceso continuó a lo largo de los siglos XIX y XX.

Naranja de cromo, amarillo de cromo, rojo de cromo
A finales del siglo XVIII, una clase de pigmentos naturales de cromato de plomo, desarrollados por primera vez a finales de la década de 1790 por el químico francés Louis Vauquelin, habían desplazado a la pintura amarilla y al oropimente patentados por Turner debido a su mayor opacidad, sus tonos vivos y su bajo coste. Sin embargo, en el siglo XIX fueron desplazados por los colores de la familia del cadmio.

Preludio a la revolución del siglo XIX

En términos de pinturas para artistas, el siglo XVIII fue la línea divisoria entre la paleta de colores tradicional del Renacimiento y la nueva paleta de la era moderna. Dicho esto, muchos de los avances en la química del color que se produjeron en el siglo XIX (por ejemplo, el descubrimiento del blanco de cinc y otros pigmentos) se basaron en investigaciones realizadas en años anteriores.