Úlceras por presión: causas, síntomas y diagnóstico. Traductor traducir
Las úlceras por decúbito son daños en los tejidos que se producen debido a la presión constante sobre una zona de la piel. Las personas mayores postradas en cama corren un riesgo especial. Este daño se produce debido a demasiada presión en un lugar durante demasiado tiempo, lo que provoca una mala circulación. Las personas que están postradas en cama sin el uso de sistemas antiescaras o aquellas que dependen de una silla de ruedas corren un riesgo especial.
Las úlceras por decúbito pueden ser importantes, dolorosas e incluso poner en peligro la vida. Los síntomas se dividen en cuatro grados de gravedad. Uno de los primeros síntomas es el enrojecimiento persistente de la piel.
La terapia suele ser muy larga. La medida más importante es la liberación de presión provocada por cambios frecuentes de posición y medidas de almacenamiento. El cuidado de las heridas depende del estado y la profundidad de la herida y siempre pertenece a manos cualificadas. Se utilizan procedimientos conservadores (sin intervención quirúrgica) o quirúrgicos. Las medidas preventivas y los sistemas especiales contra las escaras (consulte el sitio web de la empresa Topzdrav) ayudan a evitar las escaras.
¿Qué es una escara?
Una úlcera de decúbito se produce debido a una presión continua y prolongada sobre un área de la piel. Esto provoca daños locales en la piel o el tejido subyacente. Preferiblemente se trata de zonas en las que debajo hay protuberancias óseas. Debido a la presión, la zona ya no puede producir un flujo sanguíneo normal. Esto provoca daños en la piel y los tejidos. Los que corren mayor riesgo son las personas postradas en cama y las personas que se sientan mucho, por ejemplo en una silla de ruedas. Son particularmente comunes las personas enfermas, frágiles o de edad avanzada, así como las personas que sufren parálisis, por ejemplo después de un derrame cerebral.
Causas: ¿cómo se produce una escara?
Por ejemplo, cuando nos acostamos boca arriba en la cama, ejercemos una presión especialmente alta en determinadas zonas de la piel, normalmente en la parte posterior de la cabeza, la espalda, los hombros, los codos y los talones. Estas son áreas con lóbulos óseos prominentes y poca cobertura de tejidos blandos. En estos puntos de presión, los vasos sanguíneos de la piel se comprimen ligeramente por nuestro propio peso corporal, por lo que se reduce el flujo sanguíneo en la piel. A corto plazo esto no es un problema. En cuanto nos movemos, giramos de nuestro lado, por ejemplo, la presión vuelve a distribuirse de forma diferente. Las áreas de la piel que antes estaban estresadas ahora se alivian de la presión y se restauran. Por lo tanto, en general, la piel tolera bastante bien la presión externa. Sólo se vuelve problemático cuando se encoge durante un largo período de tiempo, como por ejemplo debido a condiciones de encamado. La presión sobre la zona de la piel dura demasiado y se produce una grave falta de nutrición de la piel. En unas pocas horas, el tejido que se encuentra debajo puede morir.
Preferiblemente, las escaras se producen en zonas de la piel que están sometidas a un estrés especialmente severo al permanecer acostado o sentado durante mucho tiempo. Además, las áreas donde la piel está cerca del hueso son muy vulnerables a las llagas por presión. Aquí, la piel, bajo presión externa, es decir, sin “amortiguación” por músculos o tejido adiposo, se presiona contra el hueso.
También existe un mayor riesgo de sufrir llagas por presión en los pliegues de la piel. Las prótesis mal ajustadas, los yesos demasiado apretados, los pliegues de la ropa, los catéteres, los tubos de infusión o los apósitos venosos, en casos desfavorables, ejercen una presión local sobre determinadas zonas de la piel, lo que provoca escaras. Además, las fuerzas de corte son problemáticas: por ejemplo, el cuidador se desliza gradualmente hacia abajo en su silla, raspando y frotando la piel de su espalda contra el respaldo. Esto también contribuye a las escaras.
Factores de riesgo para las úlceras por presión
El peligro de tumbarse sobre una herida aumenta debido a ciertas influencias. Estos incluyen factores que en general pueden contribuir al daño de la piel:
- Edad
- Diabetes
- Debilidad debido a otras enfermedades.
- Suministro de sangre deteriorado
- Desnutrición y deshidratación
Otro factor de riesgo son las escaras que ya han pasado a la historia clínica. En este caso, la zona de piel afectada tiene un riesgo cada vez mayor de reaparición de úlceras por presión.
Síntomas
Los síntomas que ocurren con las escaras dependen de la gravedad de la enfermedad. Por lo general, se clasifican en cuatro grados de gravedad, que van desde cambios cutáneos más leves y superficiales hasta daños tisulares graves incluso debajo de la piel. Las úlceras graves pueden destruir permanentemente músculos, tendones o incluso huesos. Si una úlcera por decúbito no se detecta a tiempo, pueden ocurrir complicaciones graves, como infecciones graves que afectan los huesos, la médula ósea o una peligrosa intoxicación de la sangre. En casos muy raros, en heridas de larga duración (crónicas), se puede desarrollar la llamada úlcera de Marjoline (carcinoma de células escamosas en heridas crónicas). Este es un cáncer de piel maligno. Pueden pasar de diez a 25 años hasta que aparezca un tumor canceroso en una herida crónica.
Diagnóstico: ¿cómo se determina una escara?
- Historia médica y examen clínico.
El diagnóstico temprano de las úlceras por presión es importante para detener el daño tisular y evitar que se produzcan complicaciones como una infección. Además de un historial médico que también analiza posibles factores de riesgo como la diabetes, se examina y evalúa la piel para detectar enrojecimiento o llagas visibles. También buscan signos de infección, como fiebre.
Las úlceras por decúbito pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, algunas partes del cuerpo son especialmente vulnerables a las escaras en personas postradas en cama. Los cuidadores deben examinarlos periódicamente. Estos incluyen, por ejemplo, los talones, los hombros, la nuca, el coxis y el sacro.
Además, las zonas de la piel especialmente sometidas a tensión deben examinarse mediante prótesis, catéteres, tubos de infusión o yesos.
- Estudios químicos/bacteriológicos/histológicos de laboratorio.
Puede que valga la pena realizar más estudios, comenzando con las úlceras por presión de grado 2 y los signos de infección existentes. Esto incluye tomar sangre e hisopos de la herida para identificar al feto si es necesario. Si se sospecha que un área local de la piel tiene cáncer, se envía una muestra de tejido para un examen histológico.
- Métodos de visualización
Como regla general, una úlcera por decúbito es un diagnóstico clínico y se establece mediante la anamnesis y el examen. En casos raros, por ejemplo, para determinar si hay inflamación del hueso, se utilizan otros métodos de imagen. Dependiendo de la pregunta formulada, podrían ser radiografías, resonancia magnética, tomografía computarizada o ultrasonido.