Cómo el hormigón se convirtió en arte
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El hormigón es un material compuesto conocido por la humanidad desde hace miles de años. Su base es una mezcla de un aglutinante, agua y rellenos. Generalmente, el cemento actúa como aglutinante. Al endurecerse, esta mezcla forma un conglomerado de piedra resistente. Inicialmente, el valor del hormigón residía únicamente en su funcionalidad: permitía la creación de estructuras resistentes y duraderas de prácticamente cualquier forma (más información sobre la variedad de formas aquí: klvrt.com). Este material puramente práctico, al parecer, dista mucho de las bellas artes, pero su historia resultó ser mucho más compleja e interesante.

Orígenes: Experimentos antiguos
Los precursores del hormigón moderno aparecieron en la antigüedad. Muchas civilizaciones experimentaron con aglutinantes: por ejemplo, los egipcios utilizaban yeso con cal para unir bloques de piedra al construir las pirámides. Sin embargo, el material más cercano a la composición moderna se creó en la antigua Roma. Los romanos descubrieron las propiedades únicas de la ceniza volcánica, la puzolana. Al mezclarla con cal, agua y piedra triturada, obtuvieron el opus caementicium, el «hormigón romano». Este material supuso una auténtica revolución en la construcción: era muy duradero y podía endurecerse incluso bajo el agua. Los romanos lo emplearon para construir acueductos, termas y grandiosos templos, incluido el Panteón. Su gigantesca cúpula, fundida en hormigón alrededor del año 128 d. C., sigue siendo una obra maestra de ingeniería sin igual y la cúpula más grande del mundo hecha de hormigón sin reforzar.
Secretos olvidados y renacimiento
Con la caída del Imperio Romano, se perdieron muchos de los secretos para producir hormigón de calidad. En la Edad Media y el Renacimiento, este material se utilizó con moderación y sin la misma destreza. Su pleno resurgimiento no comenzó hasta el siglo XVIII. Los ingenieros británicos John Smeaton y James Parker realizaron experimentos independientes en busca de un aglomerante hidráulico duradero. Smeaton, trabajando en la construcción del faro de Eddystone, descubrió la importancia del contenido de arcilla en la piedra caliza durante la cocción. En 1796, Parker patentó el llamado "cemento romano", obtenido a partir de margas arcillosas. Estos trabajos sentaron las bases para la creación del cemento Portland moderno, cuya invención en 1824 se atribuye al albañil británico Joseph Aspdin. Obtuvo un material cuyo color y resistencia se asemejaban a la famosa piedra de construcción de la isla de Portland.
Salto tecnológico de los siglos XIX y XX
La Revolución Industrial y el desarrollo de la industria del cemento impulsaron con fuerza la evolución del hormigón. La invención clave fue el hormigón armado: una brillante simbiosis entre el hormigón, que trabaja a compresión, y el acero de refuerzo, que trabaja a tracción. Aunque el jardinero francés Joseph Monier lo patentó en 1867 para la fabricación de jardineras, el verdadero potencial del material fue revelado por los ingenieros, principalmente François Hennebic y Auguste Perret. Desarrollaron los primeros métodos de cálculo y tecnologías fiables para la construcción de estructuras de hormigón armado.
El hormigón armado liberó a la arquitectura de las imposiciones de los muros de carga masivos. Permitió crear enormes espacios abiertos y estructuras ligeras pero robustas que transformaron la apariencia de las ciudades para siempre. El hormigón dejó de ser un simple relleno para convertirse en una estructura portante y en el principal medio de expresión.
Material para grandes proyectos
El hormigón se convirtió en el lenguaje de la arquitectura modernista y brutalista. Los arquitectos del siglo XX elogiaron su plasticidad, monumentalidad y textura cruda y honesta. Auguste Perret construyó la Iglesia de Notre Dame en Le Raincy, la primera iglesia de la historia construida íntegramente con hormigón armado. Le Corbusier, inspirado por Perret, creó iconos del modernismo como la Villa Savoye y la Unité d’Habitation de Marsella. En Brasil, Oscar Niemeyer utilizó la plasticidad del hormigón para crear increíbles formas futuristas para el edificio del Congreso Nacional en la capital del país. La presa Hoover en Estados Unidos y la Torre CN de Toronto son gigantes de la ingeniería que demuestran el enorme poder y las posibilidades estéticas del hormigón.
Hormigón soviético y ruso
En Rusia y la URSS, el hormigón también se amplió en los proyectos de mayor envergadura. Los rascacielos de Stalin en Moscú, la torre de televisión Ostankino, la central hidroeléctrica del Volga y la línea principal Baikal-Amur son símbolos de hormigón de la era soviética. Este material se convirtió en la base de la construcción masiva de viviendas con paneles, lo que permitió crear distritos urbanos enteros en poco tiempo.
En la Rusia moderna, el hormigón sigue siendo el principal material de construcción. Es irremplazable en grandes proyectos de infraestructura: en la construcción de puentes, carreteras y aeropuertos. Los arquitectos también siguen explorando su expresividad en nuevos edificios emblemáticos. Por ejemplo, en las estaciones de metro de Moscú "Salaryevo" y "Rasskazovka", las superficies de hormigón en bruto se han convertido en un elemento importante del diseño de interiores.
El nacimiento del «arte concreto»
Paralelamente a la arquitectura, el hormigón también se adentró en el ámbito del arte puro, aunque la conexión entre ambos no es tan evidente como parece. Es importante distinguir entre el hormigón como material y el arte concreto como movimiento artístico.
El término "arte concreto" fue introducido por el artista Theo van Doesburg en 1930. Proclamó la creación de arte completamente libre de la imitación de la naturaleza y el simbolismo. Su base eran únicamente elementos abstractos: líneas, planos y colores. Este arte no se "abstrae" de la realidad, sino que es en sí mismo una realidad "concreta". El manifiesto de este movimiento fue publicado por el artista suizo Max Bill en 1944. Y aunque el nombre del movimiento proviene del latín concretus ("condensado", "material"), y no del inglés concrete, fue este material, gracias a su monumentalidad y plasticidad, el que se convirtió en el soporte predilecto de muchos escultores que trabajaban en este y otros estilos afines.
El hormigón como medio artístico
Los escultores apreciaron rápidamente las propiedades únicas del hormigón. Les permitía moldear complejas formas monolíticas sin el costoso y complejo equipo necesario para trabajar con bronce o mármol. Su textura, desde rugosa e irregular hasta suavemente pulida, abrió un amplio abanico de posibilidades expresivas. Los artistas comenzaron a experimentar con pigmentos, añadiendo color directamente a la masa de hormigón. Así, el hormigón se convirtió en un material accesible y asequible para crear esculturas monumentales.
Parques enteros de abstracciones de hormigón surgieron en todo el mundo. Estas esculturas a menudo dialogaban con la arquitectura y el paisaje, creando un entorno artístico único. El hormigón dejó de ocultarse bajo una capa de yeso o pintura: su propia superficie se convirtió en un valor estético independiente.
Artistas rusos y hormigón
El hormigón también ha encontrado su nicho de mercado en el arte ruso. Los artistas soviéticos lo emplearon activamente para crear monumentos monumentales. Muchos monumentos conmemorativos dedicados a la Gran Guerra Patria se construyeron con él, incluyendo el famoso monumento "¡La Madre Patria llama!" en Volgogrado. El escultor Ernst Neizvestny recurrió a menudo al hormigón para crear sus obras poderosas, expresivas y filosóficamente significativas.
Los artistas rusos contemporáneos continúan explorando este material. Crean tanto instalaciones a gran escala para espacios públicos como objetos íntimos. La textura, el peso y la frialdad tangible del hormigón se convierten en parte de la declaración artística, permitiéndonos hablar sobre los temas de la fuerza y la fragilidad, la eternidad y el tiempo.
Horizontes modernos de la materia
Las tecnologías no se detienen. Hoy en día, aparecen nuevos tipos de hormigón: autocompactante, hormigón fibroso con fibras de refuerzo y compuestos de ultraalta resistencia (UHPC). Estos últimos permiten a los arquitectos crear estructuras increíblemente delgadas, elegantes y delicadas, antes impensables. Las posibilidades decorativas del llamado "hormigón arquitectónico" ) hormigón arqueado) también se utilizan activamente: se le puede aplicar cualquier textura, color y grabado.
El desarrollo de hormigón ecológico con una huella de carbono reducida se está convirtiendo en una tendencia importante. Los artistas utilizan este material no solo por su forma, sino también para plantear ideas conceptuales, abordando temas como la industrialización, el urbanismo y el propio tiempo. El hormigón, antaño símbolo de la fuerza utilitaria bruta, ahora es capaz de expresar las ideas más sutiles y complejas.
De la funcionalidad a la poética
La trayectoria del hormigón, que comenzó en los acueductos romanos, lo condujo a las galerías de arte moderno. Este material ha demostrado su asombrosa versatilidad y su inagotable potencial expresivo. Ha resistido el paso del tiempo, no solo físicamente, sino también estéticamente. Hoy en día, el hormigón se valora no solo por su resistencia, sino también por su plasticidad y la honestidad de su textura. La superficie del hormigón conserva las huellas del encofrado, el toque del maestro y el paso del tiempo. La gente ha aprendido a ver la autenticidad y la belleza en su aparente frialdad. Se ha convertido en un participante de pleno derecho en el diálogo entre la ingeniería, la arquitectura y el arte, y su futuro está determinado únicamente por las nuevas tecnologías y la imaginación desbordante de los creadores.
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