Reciclaje de residuos orgánicos en fertilizantes:
beneficios ambientales
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El reciclaje de residuos orgánicos para convertirlos en fertilizantes es un proceso crucial que convierte materiales biodegradables en valiosos nutrientes para el suelo. Este método de gestión de residuos ofrece importantes beneficios ambientales, como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la mejora de la salud del suelo y el cierre de los ciclos de recursos.
Con más de 2.300 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos generados anualmente en todo el mundo, el reciclaje de la fracción orgánica se está volviendo fundamental para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
Los residuos orgánicos representan una proporción significativa del total de residuos generados. En la Unión Europea, los materiales orgánicos representan más del 51 % de los residuos sólidos urbanos en los vertederos, incluyendo restos de comida, recortes de jardín, madera y papel. A nivel mundial, se prevé que la generación de residuos orgánicos alcance los 3400 millones de toneladas en las próximas décadas, lo que pone de relieve la urgente necesidad de métodos de reciclaje eficientes.
2 Beneficios ambientales
3 Ciclos de nutrientes
4 Aspectos económicos
5 Innovaciones tecnológicas
6 Política y regulación
7 Diferencias regionales y adaptación
8 Desafíos y limitaciones
9 Perspectivas futuras
Métodos de procesamiento de residuos orgánicos
Compostaje
El compostaje es un proceso biológico controlado de descomposición de materiales orgánicos con la participación de microorganismos en presencia de oxígeno. El proceso incluye las fases de hidrólisis, acidogénesis, acetogénesis y maduración, dando como resultado la formación de un material estable similar al humus. El compostaje tradicional puede tardar de 3 a 6 meses, mientras que los métodos optimizados pueden reducir este periodo a 2-3 meses.
El compostaje se realiza en condiciones aeróbicas, lo que lo distingue fundamentalmente de la descomposición anaeróbica en vertederos. Con una gestión adecuada del proceso, se alcanza una temperatura de 55-65 °C en la fase termófila, lo que garantiza la destrucción de patógenos y semillas de malas hierbas. La actividad microbiológica del compost puede aumentar hasta un 82 % en comparación con el suelo sin tratar, lo que contribuye a la formación de un ecosistema edáfico saludable.
El compost terminado contiene entre un 40 % y un 50 % de materia orgánica y libera nutrientes lentamente, lo que proporciona una nutrición estable a las plantas durante un largo periodo. El contenido de carbono del compost varía entre el 10 % y el 28,5 % para los residuos de jardín y entre el 19,1 % y el 47 % para los residuos de alimentos.
Fermentación anaeróbica
La digestión anaeróbica es un proceso biológico de descomposición de materiales orgánicos en ausencia de oxígeno, que da lugar a la formación de biogás y digestato. El proceso se desarrolla en cuatro etapas: hidrólisis, acidogénesis, acetogénesis y metanogénesis. En reactores especializados, se mantienen temperaturas de 35-55 °C y un pH óptimo para maximizar la eficiencia del proceso.
El biogás se compone de un 50-75 % de metano y un 25-50 % de dióxido de carbono, con pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno y vapor de agua. Un kilogramo de residuos alimentarios puede producir de 300 a 600 metros cúbicos de biogás, equivalentes a 1800-3600 kWh de energía. Los sistemas modernos de digestión anaeróbica pueden capturar más del 85 % del metano que, de otro modo, se liberaría a la atmósfera.
El digestato obtenido tras la digestión anaeróbica es rico en nutrientes y puede utilizarse como fertilizante líquido o someterse a un proceso de compostaje posterior. El contenido de materia orgánica del digestato se mantiene alto, lo que contribuye a mejorar la estructura del suelo y su capacidad de retención de agua.
Vermicompostaje
El vermicompostaje es el proceso de reciclaje de residuos orgánicos mediante lombrices de tierra, generalmente Eisenia fetida o Lumbricus rubellus. Las lombrices consumen la materia orgánica y la excretan en forma de coprolitos (humus de lombriz), que constituyen un fertilizante orgánico de alta calidad. El proceso de vermicompostaje dura de 2 a 3 meses y puede realizarse a temperaturas de entre 15 °C y 30 °C.
El vermicompost contiene mayores concentraciones de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio que el compost tradicional. Además, es rico en microorganismos benéficos, como bacterias, hongos y actinomicetos, que contribuyen a mejorar la actividad biológica del suelo. Diversos estudios han demostrado que el uso de vermicompost puede aumentar la producción comercial en un 26 %, la biomasa total en un 13 %, la biomasa de los brotes en un 78 % y la biomasa radicular en un 57 %.
Los procesos digestivos de las lombrices son capaces de eliminar hasta el 96% de los taxones bacterianos ingeridos, incluyendo bacterias dañinas como Escherichia coli y Salmonella spp., lo que convierte al vermicompost en una opción más segura para el enriquecimiento del suelo.
Beneficios ambientales
Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero
El reciclaje de residuos orgánicos para la producción de fertilizantes proporciona una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando los materiales orgánicos se descomponen en vertederos en condiciones anaeróbicas, producen metano, un gas de efecto invernadero que tiene entre 25 y 28 veces más potencia que el dióxido de carbono en términos de calentamiento global durante un período de 100 años.
El desperdicio de alimentos es responsable del 58 % de las emisiones de metano de los vertederos municipales y representa el 24 % de todos los materiales que llegan a ellos. En general, el desperdicio y la pérdida de alimentos representan entre el 8 % y el 10 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, casi cinco veces las emisiones totales del sector de la aviación.
El compostaje de residuos orgánicos tiene la menor huella de carbono, con hasta -41 kg de CO2e por tonelada de residuos orgánicos. La digestión anaeróbica con producción de gas natural renovable puede proporcionar una reducción de -36 kg de CO2e por tonelada de residuos si se utiliza biogás en lugar de diésel. En comparación, el vertido de residuos orgánicos emite casi 400 kg de CO2e por tonelada de residuos.
Reciclar toda la materia orgánica evita entre un 40 % y un 60 % de la pérdida de carbono a la atmósfera, en comparación con el compostaje tradicional. Si se implementan correctamente, los sistemas de biogás pueden reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero en un 10 % y cumplir con el 50 % de los objetivos del Compromiso Global sobre el Metano para 2030.
Secuestro de carbono en el suelo
El uso de fertilizantes orgánicos obtenidos a partir de residuos reciclados contribuye al secuestro a largo plazo de carbono en el suelo. El compost contiene compuestos orgánicos estables que se descomponen lentamente en el suelo, lo que garantiza la acumulación de carbono orgánico. Durante el proceso de compostaje, aproximadamente el 50 % del carbono de los materiales originales se pierde en forma de CO2, y el 50 % restante se almacena principalmente en compuestos orgánicos recalcitrantes.
Las investigaciones demuestran que el 45 % del carbono añadido mediante el compost se retiene en el suelo durante 20 años, el 35 % durante 50 años y el 10 % durante 100 años. Cuando se utiliza compost de jardín maduro como acondicionador del suelo a razón de 10 toneladas de materia seca por hectárea, la captura de carbono puede equivaler a una reducción de 5046 kg de CO2e en 20 años.
Mejorar la materia orgánica del suelo en un 1% retiene 16,500 galones adicionales de agua disponible para las plantas por acre de suelo a una profundidad de 30 cm. Un suelo con un 4% de materia orgánica retiene más del doble de agua que uno con un 1%.
Mejorando la salud del suelo
Los fertilizantes orgánicos mejoran significativamente las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. Aumentan su capacidad de intercambio catiónico, mejoran su estructura y agregación, incrementan su capacidad de retención de agua y facilitan una liberación lenta de nutrientes.
La actividad microbiológica del suelo es un indicador clave de su salud. El uso de biocompost aumenta significativamente la riqueza bacteriana y fúngica en un 7,11 % y un 5,71 %, respectivamente. El uso a largo plazo de fertilizantes orgánicos contribuye al enriquecimiento de microorganismos beneficiosos como Sphingomonas, Acidibacter y Streptomyces, y a la reducción de microorganismos dañinos, como Stachybotrys y Aspergillus.
La materia orgánica puede retener hasta diez veces su masa de agua porque sus partículas tienen una superficie cargada que atrae el agua. Por cada 1 % de aumento en la materia orgánica del suelo, las tierras de cultivo estadounidenses podrían almacenar una cantidad de agua equivalente al caudal de las Cataratas del Niágara durante 150 días.
Biodiversidad y supresión de enfermedades
Los fertilizantes orgánicos promueven el desarrollo de una comunidad microbiana diversa en el suelo, lo que suprime de forma natural los patógenos. Los microorganismos benéficos del compost compiten con los patógenos dañinos por recursos y espacio, controlando eficazmente su desarrollo.
Las investigaciones han demostrado que el vermicompost puede suprimir enfermedades causadas por patógenos como Pythium, Rhizoctonia y Verticillium, patógenos comunes de enfermedades radiculares en las plantas. Los fertilizantes bioorgánicos estimulan las poblaciones nativas de Pseudomonas en el suelo para mejorar la supresión de enfermedades en las plantas.
La aplicación de fertilizantes orgánicos aumenta la abundancia relativa de bacterias potencialmente beneficiosas como Luteolibacter, Glycomyces, Flavobacterium y Flavihumibacter, que están significativamente correlacionadas negativamente con la incidencia de patógenos foliares.
Ciclos de nutrientes
Ciclo de nitrógeno
Los fertilizantes orgánicos desempeñan un papel fundamental en el ciclo del nitrógeno, proporcionando una liberación lenta y controlada de nitrógeno a las plantas. A diferencia de los fertilizantes minerales, que pueden causar la lixiviación de nitratos y la eutrofización de los cuerpos de agua, los fertilizantes orgánicos mineralizan el nitrógeno gradualmente según las necesidades de las plantas.
Las comunidades ureolíticas del suelo, responsables de la hidrólisis de la urea a amoníaco, se ven significativamente alteradas por los fertilizantes orgánicos. El estiércol fresco tiene un mayor efecto en la composición de la comunidad ureolítica que el compost, lo que se asocia con una mayor disponibilidad de nitrógeno y actividad ureasa.
Los fertilizantes orgánicos contienen nitrógeno en diversas formas: nitrógeno proteico, aminoácidos, urea y nitratos. Con fertilizantes orgánicos, entre el 5 % y el 15 % del nitrógeno queda disponible para las plantas cada año si se aplican regularmente durante cuatro años o más, lo que significa que entre el 20 % y el 35 % del nitrógeno aplicado con compost favorecerá el crecimiento de las plantas durante un ciclo de cultivo de tres años.
ciclo del fósforo
El fósforo presente en los fertilizantes orgánicos se encuentra predominantemente en formas orgánicas ligadas, que son mineralizadas gradualmente por los microorganismos del suelo. La disponibilidad de fósforo proveniente del compost y de materiales orgánicos frescos suele ser similar, con respuestas generalmente proporcionales a la cantidad total de fósforo aplicado.
El biocompost enriquecido con estiércol de pato presenta un alto contenido de fósforo, lo que lo convierte en un biofertilizante eficaz. La aplicación de fertilizantes orgánicos puede aumentar la disponibilidad de fosfatos en el suelo en un 143,26 % en comparación con el suelo control y en un 7,23 % en comparación con el tratamiento químico.
Ciclo del potasio
El potasio presente en los residuos orgánicos suele estar tan disponible como en los fertilizantes minerales, lo que significa que corre el riesgo de ser eliminado durante el proceso de compostaje. Si se logra retener el potasio mediante un manejo cuidadoso del proceso, el material resultante puede aportar cantidades útiles de potasio al suelo. El compost de pasto y paja puede contener aproximadamente el doble de potasio que el estiércol de pollo.
Aspectos económicos
Reducción de los costes de fertilizantes
El uso de fertilizantes orgánicos puede reducir significativamente el costo de los fertilizantes minerales. El beneficio económico de usar fertilizantes orgánicos en lugar de nitroamofoska varía de 12,61 a 17,43 UAH por kilogramo de NPK en el escenario pesimista, o de 37,83 a 113,30 UAH por tonelada de fertilizante orgánico.
Según el escenario optimista, el ahorro oscila entre 17,00 y 19,45 UAH por kilogramo de NPK, o entre 51,00 y 126,43 UAH por tonelada de fertilizante orgánico. El coste de los nutrientes en los fertilizantes orgánicos es entre 4,5 y 8,2 veces menor que el de los fertilizantes minerales.
Costos de producción
El costo de producción de fertilizantes orgánicos, según el método, varía entre 13,69 y 26,85 UAH por tonelada. Al calcular el costo de 1 kg de NPK en muestras de fertilizantes orgánicos de diversas fincas, según la opción pesimista, oscila entre 4,13 y 8,95 UAH, y según la opción optimista, entre 2,11 y 4,56 UAH.
Se ha demostrado que la agricultura orgánica reduce los costos de insumos entre un 30 % y un 40 % y aumenta el rendimiento de los cultivos entre un 15 % y un 25 % en diversos sistemas agrícolas. En la India, los agricultores que han adoptado prácticas de vermicompostaje han reportado una reducción del 30 % al 40 % en los costos de insumos y un aumento del 15 % al 25 % en el rendimiento de los cultivos.
Prima de mercado
Los productos orgánicos suelen tener un sobreprecio significativo, lo que beneficia a los productores. El aumento de precio de los productos orgánicos se debe a los mayores costos de producción, que incluyen la certificación, la mano de obra y los métodos alternativos de control de plagas y enfermedades. Sin embargo, este sobreprecio se compensa con los menores costos de fertilizantes y pesticidas sintéticos.
Innovaciones tecnológicas
Sistemas modernos de compostaje
Las tecnologías modernas de compostaje incluyen sistemas automatizados de control de temperatura, humedad y aireación. Los sistemas de aireación forzada y volteo proporcionan condiciones óptimas para los procesos microbiológicos y reducen el tiempo de compostaje.
La tecnología BTSys es un sistema de tratamiento y reciclaje de residuos orgánicos industriales que produce fertilizantes sostenibles y eficaces. El proceso de circuito cerrado recicla completamente los macronutrientes y el carbono, convirtiendo los residuos en fertilizantes organominerales sin causar daños ni contaminación ambiental.
Plantas de biogás
Las plantas modernas de biogás pueden procesar hasta 250 kg de residuos orgánicos de alimentos al día, produciendo gas limpio para cocinar o calentar. Las plantas HBG 20 incluyen un sistema automático de trituración de residuos, que posteriormente se transfiere automáticamente a un digestor anaeróbico para su conversión en biogás.
Se introduce una mezcla especial de bacterias anaeróbicas, no derivadas de estiércol animal, en forma de tabletas para activar la unidad. Un sistema informático industrial controla la unidad y utiliza sensores especializados para monitorizar la temperatura, la presión y el nivel de gas.
Tecnologías digitales
Las tecnologías digitales se utilizan cada vez más para supervisar y optimizar los procesos de reciclaje de residuos orgánicos. Los sistemas de monitorización remota permiten el seguimiento en tiempo real de parámetros clave del proceso, como la temperatura, el pH, el contenido de oxígeno y la humedad.
La inteligencia artificial y el aprendizaje automático se utilizan para predecir las condiciones óptimas del proceso y ajustar automáticamente los parámetros. Las tecnologías blockchain se utilizan para rastrear el origen de los residuos orgánicos y certificar la calidad de los fertilizantes resultantes.
Política y regulación
unión Europea
La Unión Europea adoptó un marco legislativo integral para la gestión de residuos orgánicos como parte del paquete de medidas para la economía circular de 2018. Entre los objetivos clave se incluyen un objetivo general de reciclaje del 65 % de los residuos municipales para 2035, la recogida selectiva obligatoria de biorresiduos para 2023 y la reducción del vertido de residuos sólidos urbanos al 10 % para 2035.
La Directiva Marco de Residuos revisada permite la recogida de envases biodegradables y compostables junto con los biorresiduos y su reciclaje mediante compostaje industrial y digestión anaeróbica. La directiva también prohíbe la incineración y el vertido de residuos recogidos selectivamente a partir de julio de 2020.
El Reglamento Delegado (UE) 2023/1605 define un punto final en la cadena de producción para el compost y el digestato, después del cual ya no están sujetos al Reglamento sobre subproductos animales, siempre que se utilicen como materiales componentes en productos fertilizantes de la UE.
Estrategias nacionales
California aprobó la ley SB 1383, que exige reducciones en las emisiones de metano de las granjas lecheras, el ganado, los residuos orgánicos y los vertederos. La ley incluye objetivos de reducción drástica para el vertido de residuos orgánicos en los vertederos estatales: una reducción del 50 % con respecto a los niveles de 2014 para 2020 y del 75 % para 2025.
Italia ha establecido un objetivo mínimo del 65 % para la recogida selectiva de residuos a nivel municipal. De no cumplirse este objetivo mínimo, los municipios deberán pagar un 20 % adicional de la tarifa de vertedero.
Francia está implementando la ley AGEC (Ley de Control de Residuos y Economía Circular), que introduce la obligación de separar los biorresiduos en origen a partir del 1 de enero de 2024. La ley establece que cada ciudadano debe tener «a su disposición una solución que le permita no tirar sus biorresiduos» para que puedan reciclarse.
Objetivos de Desarrollo Sostenible
El reciclaje de residuos orgánicos está directamente vinculado a varios Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El Objetivo 12 (Consumo y producción responsables) incluye la meta 12.5: para 2030, reducir sustancialmente la generación de residuos mediante la prevención, la reducción, el reciclaje y la reutilización.
El Objetivo 11 (Ciudades y comunidades sostenibles) y el Objetivo 14 (Vida submarina) también están estrechamente vinculados con la gestión de residuos orgánicos. Una gestión adecuada de estos residuos puede contribuir a lograr cero residuos y cero emisiones de gases de efecto invernadero en el sector de los residuos.
Diferencias regionales y adaptación
países en desarrollo
En los países en desarrollo de Asia, las prácticas actuales de gestión de residuos urbanos representan una amenaza para la salud humana y el medio ambiente. Los métodos de tratamiento biológico de residuos orgánicos, como el compostaje, la digestión anaeróbica y el tratamiento mecánico-biológico, presentan numerosas ventajas bien documentadas sobre las prácticas actuales y tradicionales de gestión de residuos.
Los pequeños agricultores del Sur Global pueden desempeñar un papel importante en las estrategias de reducción de emisiones de metano mediante tecnologías de biodigestores asequibles. Los sistemas de compostaje descentralizado son especialmente adecuados para zonas rurales donde los costos de transporte pueden ser prohibitivos.
países industrializados
En los países industrializados, la atención se centra en sistemas de tratamiento centralizados, altamente automatizados y a gran escala. Las plantas anaeróbicas a gran escala en los países industrializados suelen producir más electricidad de la que consumen y, a menudo, son energéticamente independientes.
La integración de los sistemas de gestión de residuos orgánicos con la infraestructura existente de tratamiento de agua y energía puede crear sinergias y mejorar la eficiencia general del sistema.
Desafíos y limitaciones
Limitaciones técnicas
Una de las principales limitaciones técnicas es la necesidad de garantizar la estabilidad en la calidad y cantidad de materias primas orgánicas no contaminadas provenientes de hogares y empresas. La contaminación con plástico, vidrio y otros materiales inorgánicos puede reducir significativamente la calidad de los fertilizantes resultantes.
Las restricciones estacionales en la aplicación de digestato pueden obligar al vertido, lo que reduce los beneficios ambientales de la digestión anaeróbica. En California, el digestato sólido solo puede aplicarse al suelo durante una parte del año debido a la calidad del agua y a los problemas de escorrentía durante la temporada de lluvias.
Barreras económicas
Los bajos costos de los vertederos en algunas regiones donde no se prohíbe el vertido de residuos orgánicos crean barreras económicas para el desarrollo de métodos alternativos de reciclaje. Los mercados limitados, subdesarrollados o poco comprendidos para los productos finales también desalientan la inversión en el reciclaje de residuos orgánicos.
La competencia con alternativas, como los fertilizantes basados en combustibles fósiles, genera desafíos adicionales en el mercado. Los fertilizantes orgánicos suelen ser menos concentrados que los sintéticos, lo que requiere un mayor uso.
Barreras sociales y regulatorias
Obtener permisos para nuevas plantas de tratamiento de residuos orgánicos o ampliar las existentes suele ser difícil debido a la preocupación por los olores, el ruido y el tráfico. Educar al público o a los empleados sobre la importancia de separar los residuos orgánicos requiere una inversión considerable en campañas de información.
La falta de normas armonizadas de calidad y pruebas para el compost a nivel federal en algunos países crea incertidumbre para los productores y consumidores de fertilizantes orgánicos.
Perspectivas futuras
Innovaciones tecnológicas
El desarrollo de la biotecnología abre nuevas posibilidades para aumentar la eficiencia del procesamiento de residuos orgánicos. El uso de microorganismos modificados genéticamente puede acelerar los procesos de descomposición y aumentar la producción de productos útiles. La nanotecnología puede utilizarse para crear catalizadores y sistemas de monitorización más eficaces.
La integración de fuentes de energía renovables en los sistemas de tratamiento de residuos orgánicos puede mejorar la eficiencia energética general del proceso. La energía solar puede utilizarse para mantener temperaturas óptimas en las pilas de compost, y la energía eólica puede proporcionar aireación.
Economía circular
La transición a una economía circular crea nuevas oportunidades para integrar el reciclaje de residuos orgánicos en sistemas más amplios de gestión de recursos. Los principios de la economía circular (reducir, reutilizar, recuperar y reciclar) son plenamente coherentes con los objetivos de una gestión eficaz de los residuos orgánicos.
El desarrollo de redes industriales simbióticas, donde los residuos de una empresa se convierten en materia prima para otra, puede mejorar significativamente la eficiencia en el uso de los recursos. La integración de la agricultura, el procesamiento de alimentos y los sistemas de gestión de residuos puede crear ciclos cerrados de nutrientes.
Adaptación climática
En el contexto del cambio climático, los sistemas de procesamiento de residuos orgánicos deben adaptarse a las condiciones cambiantes de temperatura y humedad. El desarrollo de tecnologías de procesamiento resilientes al clima contribuirá a garantizar el funcionamiento estable de los sistemas en diferentes condiciones climáticas.
La integración de sistemas de reciclaje de residuos orgánicos con medidas de adaptación al cambio climático, como la gestión del agua y la protección contra inundaciones, puede generar efectos sinérgicos para aumentar la resiliencia de la comunidad.