Portrait of Emperor Nicholas II (1868-1918) Valentin Serov (1865-1911)
Valentin Serov – Portrait of Emperor Nicholas II (1868-1918)
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Pintor: Valentin Serov
Ubicación: The State Tretyakov Gallery, Moscow (Государственная Третьяковская галерея).
Este retrato fue pintado en 1900. Nicolás II lo encargó como regalo para su esposa Alexandra Feodorovna. Por cierto, fue culpa suya que el proceso de pintura casi se detuviera. Valentín Serov no soportó ninguna interferencia en el proceso creativo, y la esposa del soberano, sin avergonzarse, tomó el pincel y señaló en voz alta las deficiencias de la imagen reproducida. No acostumbrado a refrenar su juicio y sus opiniones, Serov se ofreció directamente y con una ligera risa a la propia Alexandra Fedorovna para completar su trabajo.
Descripción del cuadro de Valentin Serov "Retrato del emperador Nicolás II".
Este retrato fue pintado en 1900. Nicolás II lo encargó como regalo para su esposa Alexandra Feodorovna. Por cierto, fue culpa suya que el proceso de pintura casi se detuviera. Valentín Serov no soportó ninguna interferencia en el proceso creativo, y la esposa del soberano, sin avergonzarse, tomó el pincel y señaló en voz alta las deficiencias de la imagen reproducida.
No acostumbrado a refrenar su juicio y sus opiniones, Serov se ofreció directamente y con una ligera risa a la propia Alexandra Fedorovna para completar su trabajo. Como se desprende de los registros históricos, después de eso la esposa del zar no se atrevió a "enseñar" al creador. Cabe señalar que Valentin Alexandrovich era igual de audaz y franco a la hora de retratar a sus modelos, razón por la cual muchos clientes estaban a la vez ansiosos y temerosos de posar para el maestro, por miedo a exponer por completo sus lados no tan bonitos.
Sin embargo, los contemporáneos consideran que los retratos de Serov son indiscutiblemente y por unanimidad los mejores. Consiguió captar la esencia humana del emperador ruso. El último de los Romanov está vestido con un uniforme militar informal, su postura es relajada. En general, toda la apariencia de Nicolás II carece de patetismo y arrogancia. Un hombre suave e inteligente con una clara mirada soñadora. Es guapo y triste, sus ojos están ansiosos y preocupados. Así era también la personalidad del emperador: grande, inquieta, demasiado sensible y delicada. La imagen del zar se despoja de su formalidad inherente; es una imagen "doméstica" y sorprendentemente cálida, ante todo, de un hombre común, no de un emperador.
Con la ayuda de un esquema de color sobrio y ligeros movimientos del pincel, Serov destacó la juventud de Nicolás II. Los tonos discretos de negro, gris y marrón dan expresividad al rostro y concentran la atención en los ojos de la soberana. La forma de ejecución del cuadro es algo similar a la del boceto, pero está bien pensada y es lírica. Por desgracia, la copia original del Retrato de Nicolás II fue destruida en 1917 durante el asalto al Palacio de Invierno. Una copia de autor del cuadro se encuentra ahora en la Galería Tretyakov.
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Comentarios: 2 Ответы
на Медведева похож
Глаза.. как точно передана душа его. Буд то разговаривает с тобой..
No se puede comentar Por qué?
En este óleo, se presenta a un hombre de mediana edad, retratado desde el pecho hacia arriba. La composición es relativamente sencilla; la figura ocupa gran parte del espacio pictórico y el fondo es difuso, en tonos grises verdosos que sugieren una atmósfera contenida.
El personaje exhibe una expresión seria, casi melancólica, con la mirada fija directamente al espectador. Su rostro, de facciones marcadas, denota un cierto cansancio o preocupación. El bigote prominente y la barba recortada añaden solidez a su imagen. Viste un uniforme militar, visible por los detalles en los hombros y el nudo rojo del cuello, lo que sugiere una posición de autoridad y responsabilidad. La paleta cromática es sobria; predominan los tonos grises, azules oscuros y marrones, con toques de carmín en la corbata y las insignias militares.
La pincelada es suelta y expresiva, especialmente evidente en el tratamiento del rostro y las manos. Esta técnica contribuye a transmitir una sensación de realismo psicológico; se percibe no solo la apariencia física del individuo sino también su estado interior. Las manos entrelazadas sobre lo que parece ser un escritorio o superficie similar sugieren reflexión o incluso inquietud.
La iluminación, aunque general, enfatiza el rostro y el uniforme, destacando los atributos de poder y la dignidad del retratado. No obstante, la ausencia de elementos decorativos o símbolos ostentosos en el fondo contrasta con la indumentaria militar, creando una tensión visual que invita a la contemplación. La imagen transmite un aura de solemnidad y quizá cierta vulnerabilidad, insinuando las cargas y responsabilidades inherentes al estatus del personaje representado. Se intuye una figura consciente de su posición, pero también marcada por el peso de sus obligaciones.