Judith II Gustav Klimt (1862-1918)

Descripción de "Salomé" (1909) de Gustav Klimt

El artista, que creó el lienzo con la imagen de Judith, plasmó 8 años más tarde otro arquetipo de la belleza fatal no en la imagen de un personaje bíblico, sino en la de su contemporánea, una habitante de la capital austriaca, como indican sus atuendos y joyas de moda. Esta mujer ambiciosa e independiente, a la vez misteriosa, encantadora y fatal, se sitúa por encima de los hombres que la admiran.

Klimt interpreta de forma peculiar la historia del Antiguo Testamento de la justa viuda Judith, que se atrevió a realizar un acto heroico para salvar su ciudad natal de los asirios. Por eso el cuadro se llama Salomé, en honor a la infame tentadora del Nuevo Testamento.

El concepto pictórico de la pintura es comparable al de la artesanía. El sentido de la realidad sólo ha servido de acicate para crear un lienzo que nada tiene que ver con su esencia. Las imágenes y las realidades han sufrido una estilización en el espíritu del modernismo. Como es habitual, el pintor utilizó un ornamento plano con un pequeño patrón como fondo. A este fondo se oponen elementos de representación efímeros y espacialmente interpretados: el rostro, los hombros y el pecho de la modelo, que se distinguen por un peculiar tinte ocre-rosado, acentuado por sombras que definen el volumen y las mejillas sonrojadas. Los ojos bajo sus graciosas cejas están entreabiertos y el color ladrillo de su lápiz de labios intensifica la impresión de una mujer fatal.

El artista ha subrayado el aspecto inusual de la heroína a través de una serie de detalles. Su sombrero negro de ala ancha y su cabello castaño oscuro elegantemente peinado atraen la atención del espectador. La heroína lleva un costoso collar decorado con amapolas. Sus manos están fuertemente sujetas a sus muslos con abundantes brazaletes.

El artista ha limitado los contornos de la figura de la heroína a una imagen genérica, con la parte inferior oculta por una larga prenda con un brillante dibujo geométrico en blanco y negro. La figura está medio girada, su silueta es alargada, lo que da expresividad a esta pose dramática, que se caracteriza por la tensión, la patética agravada, el nerviosismo, la sensualidad y la agresividad. Esta era la percepción personal de la vida del maestro.