Isaac Ilyich Levitan – Autumn morning. Fog. 1887
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Comentarios: 1 Ответы
прекрасное утро... чувствуется свежесть и некоторая сонность природы....
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La obra presenta una escena campestre dominada por tonalidades frías y apagadas, sugiriendo un ambiente matutino envuelto en niebla. En primer plano, se observa una vegetación herbácea densa, representada con pinceladas sueltas que difuminan los contornos individuales de las plantas. Esta zona terrosa exhibe una paleta de verdes oscuros y marrones terrosos, indicando posiblemente la transición hacia el otoño.
El centro de la composición está ocupado por un cuerpo de agua tranquilo, presumiblemente un río o lago, que refleja tenuemente los árboles situados en la orilla opuesta. La superficie del agua no es cristalina; más bien, se percibe turbia y con movimiento, lo cual acentúa la sensación de humedad y bruma. Los reflejos arbóreos son vagos e imprecisos, contribuyendo a la atmósfera general de misterio y quietud.
En el horizonte, una franja boscosa se extiende a lo largo del lienzo. La vegetación arbórea es densa y oscura, con árboles que parecen perder sus hojas o estar en un estado latente debido a la estación del año. El cielo, visible entre los árboles, es de un color gris pálido, casi blanco, reforzando la idea de una mañana nublada y fría.
La pincelada general es impresionista, con énfasis en la captura de la luz y el ambiente más que en la representación detallada de las formas. La ausencia de figuras humanas o animales sugiere una contemplación solitaria de la naturaleza.
Subtextos potenciales:
La pintura evoca un sentimiento de melancolía y reflexión. La niebla puede interpretarse como un símbolo de incertidumbre, introspección o el paso del tiempo. El paisaje otoñal, con su vegetación decadente, alude a la transitoriedad de la vida y la belleza efímera de la naturaleza. La quietud del agua y la ausencia de actividad humana sugieren una búsqueda de paz interior y un deseo de conexión con el mundo natural en un momento de calma y soledad. La paleta cromática limitada y apagada refuerza esta atmósfera introspectiva, invitando al espectador a sumergirse en un estado contemplativo.