Jean Auguste Dominique Ingres – Joséphine-Éléonore-Marie-Pauline de Galard de Brassac de Béarn (1825–1860), Princesse de Broglie
Ubicación: Metropolitan Museum of Arts, New York.
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БРАВО! НЕНАВИЖУ СОВРЕМЕННЫЕ АБСТРАКЦИИ ПЕРФОМАНСЫ ИНСТАЛЯЦИИ И Т. Д. Я ПРОТИВ ВСКИХ ПИКАССО МАДИЛЬЯНИ МАЛЕВИЧЕЙ ФИЛОНОВЫХ ЗВЕРЕВЫХ И Т. П. КОТОРЫЕ НЕСУТ НЕГАТИВ УРОДСТВО И АНТИИСКУССТВО КОТОРОГО В НАШЕЙ ЖИЗНИ ПРЕДОСТАТОЧНО Я ЗА ПОЗИТИВИВНОЕ КРАСИВОЕ ГУМАННОЕ ИСКУССТВО КОТОРОЕ ПРОПОВЕДОВАЛИ В СВОЁМ ТВОРЧЕСТВЕ ТАКИЕ ХУДОЖНИКИ КАК Ж. – О. – Д. ЭНГР А. В. БУГЕРО И ВСЕ ХУДОЖНИКИ КЛАССИЧЕСКОЙ И АКАДЕМИЧЕСКОЙ ШКОЛЫ
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En este óleo sobre lienzo, se presenta a una mujer de la alta sociedad, retratada de medio cuerpo y con una pose que sugiere serenidad y dignidad. La figura femenina ocupa casi toda la extensión del cuadro, lo cual enfatiza su importancia dentro de la composición.
La modelo viste un elegante vestido azul pálido, ricamente adornado con encajes y detalles sutiles en el corpiño. El tejido parece caer suavemente sobre sus hombros y brazos, indicando una manufactura costosa y un estatus privilegiado. Porta joyas discretas pero valiosas: un colgante dorado, pulseras y pendientes que brillan tenuemente. Su cabello oscuro está recogido con cuidado, complementado por adornos que acentúan su rostro.
El fondo es neutro y difuso, lo que concentra la atención del espectador en la figura principal. Se vislumbra una cortina oscura a la izquierda y un fragmento de un cuadro colgado en la pared detrás de ella, elementos que sugieren un interior palaciego o una residencia señorial.
La expresión facial de la mujer es contenida, con una mirada directa pero no desafiante. Su boca esboza una leve sonrisa, transmitiendo una sensación de calma y confianza. La iluminación suave y uniforme modela sus rasgos, resaltando su piel clara y sus ojos oscuros.
El autor ha empleado una técnica pictórica detallada y precisa, prestando especial atención a la representación de las texturas y los materiales. El uso del color es delicado y armonioso, con predominio de tonos pastel que evocan elegancia y refinamiento.
Subyacentemente, el retrato parece comunicar un mensaje sobre el poder, la riqueza y el linaje. La vestimenta lujosa, las joyas ostentosas y el entorno suntuoso son indicadores claros del alto estatus social de la retratada. La pose serena y digna sugiere una mujer consciente de su posición y segura de sí misma. El cuadro podría interpretarse como un símbolo de la aristocracia y sus valores tradicionales, o como una representación idealizada de la belleza femenina en el contexto de una sociedad jerarquizada.