Four Witches (Four naked women) Durer Engravings (1471-1528)
Durer Engravings – Four Witches (Four naked women)
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Pintor: Durer Engravings
Se puede decir de este cuadro que es uno de los más populares de la obra de Durero. El grabado se denomina Las cuatro brujas, y a continuación examinaremos con detalle el motivo por el que los historiadores del arte lo llaman así. El grabado muestra una habitación pequeña y oscura sin más decoración ni mobiliario que una pequeña lámpara. La habitación parece algo así como un pequeño saco estrecho, que está unido por algo incomprensible y misterioso.
Descripción del cuadro Las cuatro brujas de Alberto Durero
Se puede decir de este cuadro que es uno de los más populares de la obra de Durero. El grabado se denomina Las cuatro brujas, y a continuación examinaremos con detalle el motivo por el que los historiadores del arte lo llaman así.
El grabado muestra una habitación pequeña y oscura sin más decoración ni mobiliario que una pequeña lámpara. La habitación parece algo así como un pequeño saco estrecho, que está unido por algo incomprensible y misterioso. Así, vemos a cuatro mujeres desnudas frente a nosotros, con sólo pequeñas capas encima, pero éstas sólo acentúan la desnudez de las chicas.
Sólo vemos a cada uno de ellos medio girado, pero las poses no se repiten. Las chicas son como los cuatro lados del horizonte. Pero no es sólo su desnudez lo que les une. Las miradas de las jóvenes ninfas se dirigen a algo completamente invisible e incomprensible para el espectador medio. Ven algo sobrenatural.
Curiosamente, las cabezas de las chicas están adornadas. Dos de ellas llevan hermosos pañuelos en la cabeza, la de la izquierda lleva un alto e inusual gorro, pero la cuarta decidió dejar sus descuidados rizos y salió con la cabeza descubierta.
Fíjate en las proporciones de las chicas: una de ellas tiene una cabeza perfectamente pequeña y pulcra en comparación con el resto del cuerpo. Dicho esto, el perfil puede calificarse de bastante clásico. La otra es bastante hermosa, pero su mirada está llena de miseria y dolor. Y su cuerpo parece mucho más joven que el de las demás chicas que la rodean. En cuanto a la tercera ninfa, simplemente no podemos ver su rostro, ya que está de espaldas al espectador, mientras que la cuarta chica está medio oculta al espectador, como si se avergonzara de mostrarse. Tiene un rostro sencillo, pero con una mueca de desconfianza.
Comparando los ideales de belleza femenina de aquellos tiempos y los de hoy en día vemos un gran abismo, pero analizando la época en la que vivió Durero, podemos decir que los encantos de las mujeres representadas eran muy apreciados.
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El grabado presenta a cuatro figuras femeninas desnudas, agrupadas en un espacio interior delimitado por una arquitectura sencilla pero marcada. Las mujeres se exhiben con posturas que sugieren tanto vulnerabilidad como desafío; no parecen ajenas a la mirada, sino más bien conscientes de ella. La figura central, ligeramente adelantada, sostiene una corona de hojas sobre su cabeza, un elemento que podría aludir a conceptos de victoria o incluso locura.
La ejecución técnica es notable por el detalle en la representación anatómica y la complejidad del entramado de líneas que definen las formas y los volúmenes. La luz incide con fuerza en los cuerpos, acentuando sus curvas y creando contrastes marcados que enfatizan su presencia física. Se observa una preocupación por representar diferentes tipos corporales; no se trata de idealizaciones uniformes sino de figuras con características individuales, algunas más jóvenes, otras con signos evidentes del paso del tiempo o el embarazo.
En la parte inferior izquierda, un cráneo yace sobre lo que parece ser un cofre o arcón, introduciendo una clara alusión a la mortalidad y la fugacidad de la belleza terrenal. La presencia de estos objetos, junto con la atmósfera general de la composición, sugiere una reflexión sobre la vanidad, el deseo y los peligros asociados a la sensualidad.
El espacio arquitectónico, aunque limitado, se percibe como un escenario teatral; las figuras parecen actuar en un ambiente cerrado, casi ritualista. La corona, la desnudez explícita y la presencia del cráneo apuntan hacia una posible interpretación alegórica relacionada con los vicios, las tentaciones o incluso la representación de figuras marginadas socialmente. La firma en la parte inferior sugiere que el autor buscaba dejar su huella personal en esta obra cargada de simbolismo.