img679 Edvard Munch (1863-1944)
Edvard Munch – img679
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Pintor: Edvard Munch
Uno de los sentimientos más inexplicables son los celos, que sólo aportan negatividad y cualidades negativas. Este sentimiento no sólo afecta a la relación entre las personas, sino también al entorno. Son estos sentimientos los que intenta explicar y mostrar el talentoso artista Munch, que busca desentrañar la verdad a través de la filosofía. El cuadro representa toda una composición que es una increíble combinación de colores.
Descripción del cuadro Celos de Edvard Munch
Uno de los sentimientos más inexplicables son los celos, que sólo aportan negatividad y cualidades negativas. Este sentimiento no sólo afecta a la relación entre las personas, sino también al entorno. Son estos sentimientos los que intenta explicar y mostrar el talentoso artista Munch, que busca desentrañar la verdad a través de la filosofía. El cuadro representa toda una composición que es una increíble combinación de colores. A pesar de las escenas y la composición, es el protagonista del cuadro, angustiado por los sentimientos destructivos, quien atrae la atención. Es la devastación, la destrucción y el mensaje negativo que el artista intenta mostrar en su cuadro lo que se ha hecho verdaderamente famoso.
El cuadro también se diluye con otros personajes que añaden viveza y variedad al lienzo, sólo que no está claro si los héroes existen realmente o son un producto de la imaginación del celoso. La presencia de una escena oscura, detrás de la cual puede no estar lo que representa el hombre celoso, hace pensar mucho. De hecho, la pareja representada en el fondo muestra ambigüedad, y puede estar malinterpretando la realidad. Las paletas y los colores utilizados ayudan a centrarse en el tema del cuadro y a no distraerse con detalles insignificantes.
El cuadro tiene un profundo significado filosófico y subyacente que hace reflexionar sobre el poder de los celos y su influencia destructiva. Y la inusual combinación de colores, crea una sensación de penetración mágica en el cuadro para encontrar respuestas a las preguntas de interés.
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La composición presenta una escena cargada de tensión emocional y simbolismo ambiguo. En primer plano, un rostro masculino domina el espacio; su expresión es de angustia profunda, con ojos hundidos y una boca entreabierta que sugiere un grito silencioso o un lamento contenido. La palidez enfermiza de la piel contrasta fuertemente con el rojo intenso del cabello y la barba, acentuando la sensación de sufrimiento.
Al fondo, a través de lo que parece ser una abertura o marco, se vislumbra un grupo de figuras en un jardín. Una mujer desnuda, vestida únicamente con un largo manto rojo, ocupa el centro de esta escena secundaria. Su postura es delicada y vulnerable; levanta las manos hacia un árbol cargado de frutos rojos, posiblemente manzanas, mientras dos figuras sombrías la observan desde una distancia. La presencia de un niño pequeño a la izquierda añade otra capa de complejidad a la narrativa.
El uso del color es fundamental para transmitir el estado anímico de la obra. Los tonos oscuros y terrosos predominan en el primer plano, creando una atmósfera opresiva y claustrofóbica que se asocia directamente con el personaje principal. En contraste, los colores más vivos y cálidos del jardín sugieren un espacio de deseo o recuerdo, aunque incluso allí existe una cierta inquietud debido a la oscuridad de las figuras observadoras.
La pincelada es suelta e irregular, lo que contribuye a la sensación de inestabilidad emocional y fragmentación psicológica. La falta de detalles precisos en los rostros y cuerpos de las figuras secundarias sugiere que no se trata de retratos individuales, sino más bien de arquetipos o representaciones simbólicas.
La pintura parece explorar temas como el deseo, la pérdida de la inocencia, la angustia existencial y la alienación. La relación entre el personaje en primer plano y las figuras del jardín es ambigua; podría tratarse de un recuerdo doloroso, una fantasía inalcanzable o una representación de conflictos internos. El árbol con los frutos rojos evoca la tentación y el pecado original, mientras que la desnudez de la mujer sugiere vulnerabilidad y exposición. La obra en su conjunto transmite una profunda sensación de soledad y desesperación, invitando al espectador a reflexionar sobre la naturaleza del sufrimiento humano.