Self-portrait with her daughters Zinaida Serebryakova (1884-1967)
Zinaida Serebryakova – Self-portrait with her daughters
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Pintor: Zinaida Serebryakova
Zinaida Serebryakova es una de las primeras pintoras rusas que se inscribe en la historia de la pintura. Su obra, que no ha caído bajo ninguna influencia, es bastante independiente y distintiva. El cuadro "Autorretrato con hijas" está pintado con rapidez y soltura. La impresión de dos jóvenes hijas captando el momento, aferradas a su madre, cuando ésta decidió tomar un descanso, en su camisa de trabajo y con borlas en las manos.
Descripción del cuadro Autorretrato con dos hijas de Zinaida Serebryakova
Zinaida Serebryakova es una de las primeras pintoras rusas que se inscribe en la historia de la pintura. Su obra, que no ha caído bajo ninguna influencia, es bastante independiente y distintiva.
El cuadro "Autorretrato con hijas" está pintado con rapidez y soltura. La impresión de dos jóvenes hijas captando el momento, aferradas a su madre, cuando ésta decidió tomar un descanso, en su camisa de trabajo y con borlas en las manos. Los rostros y los cabellos no están pintados meticulosamente, sino que son suaves y voluminosos, académicos, como en los bocetos de los antiguos maestros; la ropa y el fondo muestran un carácter inacabado y descuidado, lo que hace que el cuadro sea más moderno.
Las niñas parecen tener siete u ocho años, están vestidas con "camisetas interiores" que eran comunes para los niños en esos años. La madre tiene unos 35 años, pero su rostro parece tan joven, tan juvenil, cuando las niñas se acurrucan junto a ella. Su rostro es oblongo, su nariz es recta y larga, su cuello es hermoso, y hay sencillez, nobleza y modestia en sus rasgos y su mirada. La mirada es abierta, amable y limpia, profunda. Un autorretrato es la obra personal del artista, en la que puede mostrar su mundo espiritual interior de forma más clara y nítida, y expresarse de una forma que no conocemos.
Sus hijos, abrazándola, dicen que no puede imaginar su vida sin ellos, que son una parte importante de ella. Esto expresa su naturaleza femenina, su esencia. En efecto, es así: Serebryakova, tras la muerte de su amado marido, no veía otra alegría que la de sus hijos: su existencia la animaba, le daba fuerza y vida. Esto se deduce de la forma en que a menudo representaba a sus hijos en numerosos lienzos.
Los niños son uno de los temas principales de sus cuadros. Serebryakova, por cierto, era la nieta del propio Benois. Gracias a sus contactos, se le ofreció incluso una cátedra en la Academia de Artes, pero la rechazó modestamente.
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En el lienzo se observa a una mujer abrazando a dos niñas pequeñas. La composición es íntima y vertical, concentrando la atención en los rostros y la conexión física entre las tres figuras. La mujer, situada en el centro, mira directamente al espectador con una expresión serena pero decidida; su mirada parece establecer un diálogo silencioso. Las hijas, a cada lado de ella, se aferran a su figura, mostrando una dependencia afectiva palpable.
La paleta cromática es predominantemente fría, con tonos azulados y grises que sugieren una atmósfera introspectiva y quizás melancólica. La luz incide directamente sobre los rostros, resaltando sus facciones y creando contrastes sutiles en el volumen de las figuras. El fondo, difuminado y oscuro, parece un espacio indefinido que enfatiza la unidad del grupo familiar.
La presencia de pinceles y una paleta en manos de la mujer sugiere su rol como artista; no obstante, estos elementos no son el foco principal, sino más bien un indicio de su identidad profesional integrado a su papel maternal. La vestimenta sencilla de las tres figuras y la ausencia de adornos o lujos apuntan a una representación de la vida cotidiana, desprovista de ostentación.
Subyacentemente, la pintura explora temas como el vínculo materno-filial, la identidad femenina y la conciliación entre la vida personal y profesional. El abrazo firme y protector de la mujer transmite un sentido de seguridad y pertenencia, mientras que su mirada directa puede interpretarse como una declaración de fortaleza e independencia. La obra sugiere una reflexión sobre los roles sociales impuestos a las mujeres y la búsqueda de un equilibrio entre sus aspiraciones individuales y sus responsabilidades familiares. Existe una tensión implícita entre la vulnerabilidad inherente al afecto y la determinación en el rostro de la figura central, lo que confiere a la imagen una complejidad emocional notable.