Bolshevik Boris Kustodiev (1878-1927)
Boris Kustodiev – Bolshevik
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Pintor: Boris Kustodiev
Probablemente no hay hombre que no conozca este cuadro. Se inspiró en la Revolución de Octubre. Se inspiró en el deseo del artista de retratar al héroe de la época, el bolchevique. En este cuadro el personaje es pintado por el artista por primera vez de una manera totalmente atípica para él. Anteriormente, Kustodiev nunca representó personajes irreales. En este caso hay un aumento grotesco del papel de la figura del bolchevique. Un hombre enorme con un sombrero con orejeras y un abrigo de guisantes se pasea por las calles de la capital con una enorme bandera ondeante del país soviético en sus manos.
Descripción del cuadro de Boris Kustodiev El bolchevique
Probablemente no hay hombre que no conozca este cuadro. Se inspiró en la Revolución de Octubre. Se inspiró en el deseo del artista de retratar al héroe de la época, el bolchevique.
En este cuadro el personaje es pintado por el artista por primera vez de una manera totalmente atípica para él. Anteriormente, Kustodiev nunca representó personajes irreales. En este caso hay un aumento grotesco del papel de la figura del bolchevique.
Un hombre enorme con un sombrero con orejeras y un abrigo de guisantes se pasea por las calles de la capital con una enorme bandera ondeante del país soviético en sus manos. La bandera es enorme, símbolo del fuego de la revolución. Y en todas partes la gente, la gente, la gente... Están armados, están decididos a luchar por sus intereses. Es un ruso común y corriente, un trabajador común y corriente. Es como todos los que han salido a la calle. Camina con confianza, claramente consciente de a dónde lleva su camino.
Sólo hay un obstáculo frente a él: la iglesia. Es el símbolo del poder imperial, su último bastión. Pero el gigante tampoco se deja amedrentar por ello: da un paso decisivo y atraviesa la iglesia con facilidad. El movimiento revolucionario es asombrosamente masivo y poderoso.
El gigante parece personificar al líder de la multitud: muestra a la gente el camino correcto, guiándola hacia una nueva vida. El bolchevique les muestra que ya no hay obstáculos ni miedo, y que al pueblo soviético sólo le espera un futuro brillante.
El cuadro está lleno de nociones ilusorias sobre el sentido mismo de la revolución y su significado para el pueblo. Esto se debe, sobre todo, a la incomprensión del propio autor sobre estas cuestiones. Kustodiev estaba muy agradecido a los bolcheviques por su ayuda en su trabajo y por el aprecio que le daban a su talento. Su gratitud fue en gran medida el centro de este cuadro.
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La obra presenta una figura masculina colosal que avanza con paso firme sobre un paisaje urbano invernal cubierto de nieve. El personaje domina la composición por su tamaño y posición central; se le representa como un obrero o trabajador, ataviado con ropas sencillas –una chaqueta oscura y un chal blanco– y portando una bandera roja ondeante que ocupa gran parte del espacio superior del lienzo. Su rostro, tosco y determinado, sugiere fuerza y resolución.
El fondo de la pintura está poblado por una multitud numerosa que se desplaza en la misma dirección que el protagonista, aunque a menor escala. Se distinguen edificios con arquitectura tradicional rusa, incluyendo cúpulas de iglesias ortodoxas, lo que sitúa la escena en un contexto geográfico específico. La paleta cromática es intensa y contrastada: el rojo vibrante de la bandera se opone al blanco de la nieve y los tonos ocres y marrones de las construcciones. El cielo presenta una luminosidad dorada que acentúa la sensación de movimiento y dinamismo.
Subtextos presentes en la obra sugieren un momento de cambio social radical. La figura imponente del trabajador, avanzando sobre la ciudad y con la bandera roja como símbolo, evoca ideas de revolución y toma del poder por parte de las clases populares. La presencia de las iglesias ortodoxas podría interpretarse como una representación de las estructuras tradicionales que están siendo desafiadas o superadas. El invierno, a pesar de su dureza, puede simbolizar un período de transición necesario para el nacimiento de una nueva era. La multitud, aunque subordinada en tamaño al protagonista, indica un amplio apoyo popular al movimiento representado. En conjunto, la pintura transmite un mensaje de fuerza colectiva, determinación y esperanza en un futuro transformado.