1873 Girl with a Tress Ivan Kramskoy (1837-1887)
Ivan Kramskoy – 1873 Girl with a Tress
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Pintor: Ivan Kramskoy
Pintado al óleo sobre lienzo en 1873. Direcciones en la pintura: Realismo. El cuadro pertenece a la obra tardía del artista. Kramskoi pintó retratos e historia. Se le daban bien los paisajes, pero no les daba prioridad en su trabajo. Sus retratos destacan por su capacidad para reproducir con precisión los rostros de las personas. Pero no siempre podían ser de su interés, dando preferencia al plan general. El cuadro "Muchacha con una trenza suelta", escrito por el artista para sí mismo, estuvo en su estudio durante el resto de su vida.
Descripción del cuadro de Ivan Kramskoi La chica de la guadaña
Pintado al óleo sobre lienzo en 1873.
Direcciones en la pintura: Realismo.
El cuadro pertenece a la obra tardía del artista. Kramskoi pintó retratos e historia. Se le daban bien los paisajes, pero no les daba prioridad en su trabajo. Sus retratos destacan por su capacidad para reproducir con precisión los rostros de las personas. Pero no siempre podían ser de su interés, dando preferencia al plan general.
El cuadro "Muchacha con una trenza suelta", escrito por el artista para sí mismo, estuvo en su estudio durante el resto de su vida. El artista lo pintó bajo la influencia del sufrimiento mental, en relación con las pérdidas y decepciones de la vida.
El cuadro muestra a una chica mirando al vacío. Su rostro está lleno de palidez y dolor. Los ojos son tristes, llenos de reflejos atormentados. Los tonos oscuros de azul y marrón acentúan su piel blanquecina. Su morbilidad está asociada al sufrimiento interior. Es una época de vuelta al interior, de búsqueda del alma. Pero a pesar de eso, la chica es hermosa.
Bajo la influencia del cuadro uno quiere reflexionar sobre su vida, creer que la heroína del retrato ha pasado por todos los dolores de su alma y se ha encontrado a sí misma. Mira con cansancio e indiferencia al vacío, sin tener en cuenta al artista que la retrata. Kramskoy dibuja hábilmente un rostro que nos da a conocer su anhelo por su mirada cansada. El elegante pendiente en la oreja de la chica llama la atención y diluye el aspecto general de tristeza del retrato.
Kramskoi fue un maestro del género del retrato. Durante casi dos siglos, sus lienzos han llamado la atención por su perspicacia y su capacidad para transmitir características psicológicas con sutiles detalles.
El cuadro se conserva en la Galería Estatal Tretyakov.
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En este óleo, el autor presenta un retrato íntimo de una joven mujer. La figura ocupa casi toda la extensión del lienzo, recortada sobre un fondo oscuro y difuso que intensifica su presencia. Se observa a la muchacha en perfil derecho, con la mirada dirigida hacia un punto fuera del marco pictórico, sugiriendo una reflexión interna o una contemplación distante.
La paleta cromática se centra en tonos terrosos y ocres, especialmente evidentes en el cabello largo y ondulado que es el elemento más llamativo de la composición. Este cabello, pintado con gran detalle y luminosidad, contrasta con la tez pálida del rostro y los delicados matices rosados de sus labios y mejillas. La luz incide suavemente sobre su perfil, modelando sus facciones y resaltando la finura de sus rasgos.
La vestimenta es apenas visible, insinuada por un tejido azul verdoso que se arruga detrás de ella, sin aportar detalles que contextualicen su estatus social o época. Esta ausencia de elementos decorativos o distintivos refuerza el enfoque en la individualidad y la psicología del personaje.
El tratamiento de la piel y el cabello denota una preocupación por capturar texturas y efectos lumínicos realistas. Sin embargo, la expresión facial es ambigua; no se trata de una sonrisa abierta ni de un gesto dramático, sino más bien de una quietud melancólica que invita a la interpretación.
Subtextos potenciales: La pintura podría interpretarse como una exploración de la juventud y la belleza efímera. El cabello largo, símbolo tradicional de feminidad y vitalidad, se presenta aquí como un elemento casi autónomo, capaz de eclipsar al resto de la figura. La mirada perdida sugiere una introspección profunda o una añoranza por algo inalcanzable. La oscuridad del fondo podría simbolizar el misterio, la incertidumbre o incluso la soledad. En general, la obra transmite una sensación de fragilidad y delicadeza, invitando al espectador a reflexionar sobre la naturaleza de la identidad femenina y la fugacidad del tiempo.