Titian – Allegory of the three ages of man
Ubicación: National Galleries of Scotland, Edinburgh.
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El lienzo presenta una escena compleja que parece articular un recorrido simbólico a través de las etapas de la vida humana. En el primer plano, se observa a un hombre desnudo, de complexión robusta y cabello largo y desordenado, sentado en el césped. Su postura sugiere relajación, pero también cierta melancolía; sostiene una flauta, instrumento asociado tradicionalmente con el placer y la serenidad, aunque aquí parece más un acompañamiento a su introspección que una fuente de alegría activa. A su lado, una joven mujer, vestida con ropas claras y un manto rojo, le ofrece una flor o fruto. Su mirada está dirigida hacia él, transmitiendo una sensación de afecto y quizás seducción.
En el sector derecho de la composición, la atención se desplaza a una figura más juvenil, arrodillada en una colina. Esta figura, ataviada con ropas doradas, parece estar absorta en un acto de contemplación o recogimiento. La presencia de varios putti (ángeles infantiles) que juguetean alrededor refuerza la idea de inocencia y despreocupación asociadas a la niñez. Uno de los ángeles sostiene una hora, lo cual podría ser una alusión al paso del tiempo.
El paisaje circundante contribuye significativamente a la interpretación general. Un bosque frondoso en el lado izquierdo contrasta con un terreno más abierto y despejado hacia la derecha, culminando en una construcción distante que sugiere la civilización o incluso la muerte. La paleta de colores es terrosa y suave, predominando los tonos ocres, verdes y rojos apagados, lo cual acentúa la atmósfera contemplativa y reflexiva de la obra.
La disposición de las figuras y los elementos simbólicos sugieren una alegoría del ciclo vital: la vejez representada por el hombre desnudo, la madurez simbolizada por la mujer joven y la juventud encarnada en la figura arrodillada con los ángeles. La flauta, la flor, la hora y la construcción distante funcionan como atributos que enfatizan las diferentes etapas y sus correspondientes preocupaciones: placer, amor, inocencia y mortalidad. El conjunto evoca una meditación sobre la fugacidad de la vida, la belleza efímera y el inevitable paso del tiempo.