Édouard Manet – A Bar at the Folies-Bergere
Ubicación: Courtauld Institute Gallery, London.
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La obra presenta una escena interior que se desarrolla frente a un mostrador de bar, presumiblemente en un establecimiento nocturno de gran actividad social. Una mujer, vestida con un ajustado corsé azul oscuro y encajes claros, ocupa el centro de la composición. Su mirada es directa al espectador, aunque distante, casi ausente; su expresión sugiere una mezcla de cansancio y resignación.
El mostrador está repleto de botellas de diversas bebidas, copas y un frutero con naranjas, elementos que denotan abundancia y consumo. A la izquierda, se vislumbran botellas de champán, mientras que a la derecha, otras bebidas añaden complejidad al conjunto. La disposición de estos objetos podría interpretarse como una representación del lujo y la ostentación propios de la vida nocturna parisina.
En el fondo, un bullicio de figuras difuminadas sugiere una multitud en movimiento. Se perciben hombres con sombrero y mujeres vestidas elegantemente, lo que indica un ambiente social animado y diverso. La iluminación es artificial, proveniente de luces brillantes que se reflejan en los objetos y las superficies pulidas del bar. Dos círculos luminosos dominan el fondo, posiblemente representando lámparas o focos que enfatizan la atmósfera teatral del lugar.
Un hombre aparece a la derecha de la mujer, su rostro parcialmente visible en un espejo que refleja también parte del ambiente circundante. Su presencia es ambigua; parece interactuar con la camarera, pero su mirada está dirigida hacia otro punto, creando una sensación de desconexión y soledad.
La pintura explora temas como la alienación, la mercantilización del cuerpo femenino y la fugacidad de los placeres mundanos. La mujer, aunque rodeada de gente y objetos que simbolizan el disfrute, se muestra aislada en su propia contemplación. El espejo introduce una reflexión sobre la percepción y la realidad, sugiriendo que la imagen que vemos puede ser diferente a lo que realmente es. La composición general transmite una sensación de melancolía y desilusión, contrastando con la aparente vivacidad del entorno. Se intuye una crítica sutil a las convenciones sociales y los roles de género en la sociedad de la época.