The Absinthe Drinker Édouard Manet (1832-1883)
Édouard Manet – The Absinthe Drinker
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Pintor: Édouard Manet
Ubicación: Ny Carlsberg Glyptotek, København.
Este cuadro surgió espontáneamente. Nunca fue planeado por el artista. Simplemente se encontró con el hombre un día, se enteró de su angustia y se ofreció a posar para el lienzo. El hombre no se negó. Llegó al lugar señalado y permaneció durante horas en una postura determinada, el dinero seguía rodando en su bolsillo. Y Manet lo intentó y pensó que este lienzo en particular le traería el éxito. Pero, ¿qué podría traerle el éxito? Sí, Manet había dado un paso atrás en sus anteriores obras históricas y como si hubiera vuelto a la vida, a la realidad.
Descripción del cuadro "El amante de la absenta" de Édouard Manet
Este cuadro surgió espontáneamente. Nunca fue planeado por el artista. Simplemente se encontró con el hombre un día, se enteró de su angustia y se ofreció a posar para el lienzo. El hombre no se negó. Llegó al lugar señalado y permaneció durante horas en una postura determinada, el dinero seguía rodando en su bolsillo.
Y Manet lo intentó y pensó que este lienzo en particular le traería el éxito.
Pero, ¿qué podría traerle el éxito? Sí, Manet había dado un paso atrás en sus anteriores obras históricas y como si hubiera vuelto a la vida, a la realidad. Pero, ¿qué es lo que le resultaba tan atractivo de este hombre como para decidir inmediatamente pintarlo? ¿Pobreza, adicción al alcohol o algo más? Probablemente sea esto último.
Manet muestra a este hombre bebiendo, o habiendo bebido, pero sin perder su dignidad. Eso es lo que el artista quería mostrar. Y cuando el lienzo estuvo terminado, Manet decidió primero mostrar la obra a su maestro, Coutur, pero éste hizo un comentario bastante negativo sobre el lienzo y pronto se negó a permitir que se expusiera en absoluto (su voto era crucial en el jurado). Pero Manet no se dio por vencido e insistió en que este lienzo en particular debía ser su más poderoso. Nadie vio realmente el cuadro, pero los que lo hicieron se sorprendieron, se ofendieron o simplemente pasaron en silencio. Pero la disputa de Manet con su maestro no se perdió. Así, dos personas que se entendían a medias se convierten de repente en enemigos y, además, para siempre. Manet no volvió a comunicarse con su mentor después de tan duras críticas. Y siempre tuvo éxito.
¿Y qué pasa con el lienzo? No se perdió ni se destruyó. Hoy en día vale mucho, pero en su momento, esta obra cambió en gran medida la trayectoria creativa de Edouard Manet. En cualquier caso, durante mucho tiempo el artista estuvo buscando su camino, un nuevo camino en las obras.
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La obra presenta a un hombre sentado en lo que parece ser un café o espacio público similar. Su postura es notablemente encorvada y su mirada se dirige hacia abajo, evitando el contacto visual con el espectador. Viste un abrigo oscuro y un sombrero de copa, elementos que sugieren una cierta posición social, aunque contrastan fuertemente con su evidente desaliño y abatimiento.
El color domina la escena: tonos marrones terrosos y grises oscuros crean una atmósfera sombría y melancólica. La luz incide directamente sobre el rostro del personaje, resaltando sus rasgos cansados y demacrados, pero sin iluminar completamente su entorno. Esta iluminación selectiva enfatiza su aislamiento.
A la izquierda del hombre, sobre una mesa o superficie similar, se observa un vaso que contiene un líquido transparente; a sus pies, una botella recostada sugiere el consumo reciente de alcohol. Estos objetos son cruciales para comprender la narrativa implícita en la pintura.
La sombra alargada proyectada por el personaje amplifica su sensación de soledad y opresión. La pincelada es suelta y expresiva, lo que contribuye a una representación más psicológica que realista del sujeto. No se busca un retrato fiel, sino la transmisión de un estado emocional particular.
Subtextos potenciales incluyen la alienación urbana, el declive moral, la adicción y las consecuencias del aislamiento social. La figura podría representar a un miembro de la clase media-alta en decadencia, consumido por sus propios vicios y desconectado de su entorno. El ambiente general evoca una sensación de desesperanza y pérdida, sugiriendo una crítica implícita a la sociedad contemporánea del autor. La obra no ofrece soluciones ni juicios; simplemente presenta un momento de profunda introspección y sufrimiento individual.