Michelangelo Buonarroti – The Fall and Expulsion from Garden of Eden
Ubicación: Vatican Museums (fresco) (Musei Vaticani (murales)), Vatican.
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La composición presenta una escena narrativa dividida en dos momentos principales, aunque interconectados, que se desarrollan bajo un frondoso árbol. A la izquierda, observamos a un hombre y una mujer desnudos; ella está arrodillada, con el brazo extendido hacia el fruto prohibido que él le ofrece. Sus miradas convergen en este objeto central, sugiriendo un acto inminente de transgresión. La figura masculina exhibe una musculatura desarrollada y una postura activa, mientras que la femenina se muestra más vulnerable y receptiva.
En el centro de la escena, una criatura serpentina, representada con rasgos humanos y colores intensos –principalmente rojo– se entrelaza alrededor del tronco del árbol. Su presencia es amenazante y su gesto parece incitar a la acción. El árbol mismo actúa como un eje divisorio y simbólico, representando el conocimiento y la tentación.
A la derecha de la composición, vemos a otro hombre expulsado de este jardín idílico. Su cuerpo está cubierto por una tela que intenta ocultar su desnudez, y su rostro expresa vergüenza y desesperación. Junto a él, otra figura se cubre el rostro con las manos, en un gesto de dolor y arrepentimiento. La postura de ambos es abatida y refleja la pérdida de la inocencia y la expulsión del paraíso.
El paisaje circundante, aunque presente, está difuminado y sirve principalmente como fondo para enfatizar las figuras humanas y su drama interno. La paleta cromática se centra en tonos terrosos y rojizos, con contrastes marcados que resaltan la tensión emocional de la escena.
Subtextualmente, la pintura explora temas universales como el pecado original, la desobediencia, la pérdida de la inocencia y las consecuencias del libre albedrío. La representación de los cuerpos desnudos no se limita a un mero ejercicio estético; más bien, simboliza la vulnerabilidad humana ante la tentación y la fragilidad moral. La expulsión representa el fin de una existencia utópica y el inicio de una vida marcada por el sufrimiento y la conciencia del mal. La criatura serpentina encarna la astucia y la manipulación, mientras que el árbol se erige como un símbolo del conocimiento prohibido y las elecciones que definen el destino humano. La composición en su totalidad sugiere una reflexión sobre la naturaleza humana y la búsqueda de la verdad a pesar de sus peligrosas implicaciones.