Fantasia. 1925 Kuzma Sergeevich Petrov-Vodkin (1878-1939)
Kuzma Sergeevich Petrov-Vodkin – Fantasia. 1925
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Pintor: Kuzma Sergeevich Petrov-Vodkin
Las creaciones de Kuzma Petrov-Vodkin han supuesto una importante contribución a la pintura rusa. Su impactante obra, Fantasía, se hace eco de otros cuadros famosos en cuanto a color y motivos. Pero "Fantasía" es original e inimitable; los sentimientos y las ideas que la sustentan destacan por su fuerte carga emocional y su profundidad. El lienzo fue creado en 1925. En la cima de sus poderes creativos, el artista presenta al mundo una nueva obra maestra.
Descripción del cuadro Fantasía de Kuzma Petrov Vodkin
Las creaciones de Kuzma Petrov-Vodkin han supuesto una importante contribución a la pintura rusa. Su impactante obra, Fantasía, se hace eco de otros cuadros famosos en cuanto a color y motivos.
Pero "Fantasía" es original e inimitable; los sentimientos y las ideas que la sustentan destacan por su fuerte carga emocional y su profundidad.
El lienzo fue creado en 1925. En la cima de sus poderes creativos, el artista presenta al mundo una nueva obra maestra. El paisaje de la naturaleza con el paisaje de la ciudad actúa como fondo. Pinceladas suaves y rítmicas. Los colores de fondo son tranquilos y naturales. El verde, el azul y los tonos de marrón se diluyen con rayas blancas.
El personaje central del cuadro es un joven sentado en un caballo escarlata. El color rojo brillante del caballo capta la atención principal. Actúa como un color revolucionario, ardiente e impetuoso. La figura del animal se cierne, parece elevarse sobre el suelo. El caballo rojo se interpreta como un símbolo de la propia Revolución de Octubre. Tan significativo fue este acontecimiento para el artista ruso, como para el destino del país.
El carácter de la composición es inusual. En la imagen prácticamente no hay líneas horizontales y verticales estrictas. En lugar de ellos, el pintor tomó como base los ejes inclinados. Las montañas, los contornos de las llanuras, incluso las nubes de plumas se rigen de forma caótica. El efecto da dinamismo a la imagen y hace que todo el espacio de la composición sea esférico.
La pintura simbólica de Petrov-Vodkin refleja magníficamente los estados de ánimo de la época. El caballo rojo, como signo de la nueva revolución ardiente, aparece en el cuadro "Fantasía" subiendo a las alturas celestiales, a alturas y descubrimientos hasta ahora desconocidos.
El fondo sencillo y lacónico se combina en el cuadro con una figura protagonista fantástica. El resultado es una imagen poética, sublime y misteriosamente seductora.
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El caballo, pintado casi monocromáticamente en rojo, parece trascender la representación naturalista; su color podría interpretarse como un símbolo de energía primordial, pasión o incluso violencia. Bajo las patas del animal, se vislumbra una serie de estructuras que recuerdan edificios o casas fragmentadas, aplastadas o destruidas. Esta disposición sugiere una sensación de caos y devastación.
El paisaje que rodea la escena es brumoso y montañoso, ejecutado en tonos fríos de azul y violeta. La atmósfera general es melancólica y onírica. Las pinceladas son sueltas e imprecisas, lo que contribuye a una sensación de inestabilidad y fluidez.
Subyacentemente, la obra parece explorar temas relacionados con el poder, la destrucción y la transformación. El jinete rojo podría representar una fuerza imparable que arrasa con las estructuras existentes, quizás simbolizando cambios sociales o políticos turbulentos. La fragmentación de los edificios sugiere la pérdida de orden y estabilidad.
La elección del color rojo para el caballo es particularmente significativa; a menudo asociado con la guerra, el peligro y la revolución, podría aludir a un conflicto interno o externo que está teniendo lugar. El contraste entre la intensidad del rojo y la frialdad del paisaje refuerza la sensación de tensión y desequilibrio. La figura humana, aunque presente, se muestra relativamente pequeña en comparación con el caballo, lo que sugiere una posible impotencia frente a fuerzas más grandes e incontrolables. En conjunto, la pintura evoca un sentimiento de inquietud y presagio, invitando al espectador a reflexionar sobre la naturaleza del poder y las consecuencias de su ejercicio.