Olive Grove Vincent van Gogh (1853-1890)
Vincent van Gogh – Olive Grove
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Pintor: Vincent van Gogh
Ubicación: Kröller-Müller Museum, Otterlo.
Pintado al óleo sobre lienzo en 1889, un año antes de la muerte del artista. Fue creado mientras vivía en Saint-Rémy. Durante un segundo siglo, los cuadros de Van Gogh han asombrado a todos los que los ven. Llevan el mundo de los sueños y el mundo del presente. El olivar forma parte de una serie de cuadros en los que el artista pinta exuberantes y extensos jardines. A Van Gogh le gustaba pintar olivos y cipreses.
Descripción del cuadro El olivar de Vincent van Gogh
Pintado al óleo sobre lienzo en 1889, un año antes de la muerte del artista.
Fue creado mientras vivía en Saint-Rémy. Durante un segundo siglo, los cuadros de Van Gogh han asombrado a todos los que los ven. Llevan el mundo de los sueños y el mundo del presente. El olivar forma parte de una serie de cuadros en los que el artista pinta exuberantes y extensos jardines.
A Van Gogh le gustaba pintar olivos y cipreses. Fueron uno de los lugares de inspiración de Van Gogh. El artista amaba la naturaleza con un amor ardiente y apasionado y le prestaba la mayor atención en su arte.
Para crear el lienzo, sólo utilizó cuatro colores: azul, verde, amarillo y morado.
Van Gogh pintó los huertos de olivos que había frente a su casa, que dijo más de una vez. Admirando la belleza natural, dándole toda su alma. Gastó todas sus pinturas, lienzos y dinero en sus paisajes en pocos días. En el lienzo con el olivar, el amarillamiento de la hierba indica que ha llegado el otoño. El ahorro ya se ha secado, pero los verdes olivos recuerdan el calor.
Van Gogh representó un cielo fruncido y pesado que se cierne sobre el olivar. Por su tonalidad se puede saber que la lluvia se acerca. La pintura está hecha con trazos fuertes y rítmicos.
La impresión es que el artista lo pintó en un par de horas. La hierba adyacente y las copas desiguales de los olivos indican que el tiempo ha sido ventoso. La naturaleza se prepara para la llegada del invierno y el sueño. El otoño es una época de desvanecimiento y cosecha. Hay una impresión de unidad en las líneas, con el cielo fluyendo a la perfección en las copas de los olivos, sus troncos curvados creciendo en la hierba y la tierra. Pero el contraste de colores es pronunciado.
El cuadro parece moverse, el paisaje está texturizado. Van Gogh utilizó trazos de color verde oscuro para representar las hojas del olivo, mientras que los troncos, a su vez, el artista optó por representarlos con una mezcla de tonos azules y violetas.
Este cuadro de un olivar data del periodo neoimpresionista.
El cuadro se encuentra en el Museo Vincent van Gogh de Ámsterdam (Países Bajos).
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La obra presenta una densa arboleda, presumiblemente olivos, bajo un cielo agitado y turbulento. El primer plano está dominado por los troncos retorcidos y las ramas nudosas de los árboles, pintados con pinceladas gruesas y empastadas que sugieren movimiento y vitalidad. La paleta cromática se centra en tonos verdes oscuros y azulados, salpicados por toques de ocre y naranja que aportan calidez a la composición.
El autor ha empleado una técnica expresionista, donde la forma se distorsiona para transmitir emociones y sensaciones más que una representación fiel de la realidad. Los árboles no son retratados con precisión botánica; en cambio, parecen vibrar con energía interna, casi como si estuvieran vivos y luchando contra las fuerzas del viento.
El cielo ocupa una porción significativa del lienzo y está ejecutado con pinceladas aún más dinámicas que los árboles, creando un efecto de remolino y caos. La luz no es uniforme; se filtra a través del follaje en manchas irregulares, lo que acentúa la sensación de inestabilidad y dramatismo.
Subtextos potenciales sugieren una lucha interna o un estado emocional convulso. Los olivos, tradicionalmente símbolos de paz y prosperidad, aquí parecen estar sometidos a una tensión considerable. La intensidad del color y la pincelada agresiva podrían interpretarse como reflejo de angustia, soledad o incluso desesperación. El cielo tormentoso podría simbolizar un futuro incierto o una crisis personal.
La ausencia de figuras humanas refuerza la sensación de aislamiento y enfatiza la conexión entre el paisaje y el estado anímico del autor. La obra no se limita a representar un lugar físico; parece ser una proyección de sentimientos profundos y complejos, transmitidos a través de la fuerza expresiva del color y la forma.