Resumen de "El becerro de oro" 475 palabras Traductor traducir

En The Golden Calf, el seguro de sí mismo Ostap Bender de The Twelve Chairs regresa, nuevamente con la ambición de lograr un gran puntaje. No es un héroe soviético típico; de hecho, hay muchos en el libro que critican el experimento soviético y sienten antipatía hacia él. Quiere ir a Río de Janeiro, explicándolo así:

- Durante el último año, he tenido desacuerdos muy serios con el régimen soviético. El régimen quiere construir el socialismo, pero yo no quiero. Me parece aburrido.

Otra figura destacada piensa que estos no son los peores tiempos. Sintió que en el momento en que el antiguo sistema económico desapareciera y el nuevo apenas comenzara a afianzarse, se podría acumular una gran riqueza. Pero él ya sabía que luchar abiertamente por la riqueza era impensable en el país de los soviéticos.

Bender tiene un código de honor y un sano respeto por la ley. Él no hurta ni hurta; además, evita la mayoría de los actos delictivos absolutos y exige que aquellos a los que recluta hagan lo mismo (aunque algunos, como el ganso gorrión que se unió a la "pandilla" de Bender, no pueden resistirse). En cambio, este "gran estratega" tiene formas más sutiles de engañar a las personas para que entreguen su dinero.

La Unión Soviética de la época — todavía en transición de la burocracia zarista a la soviética, con la Nueva Política Económica y los planes quinquenales en marcha pero aún no muy efectivos (y la opresión real del estalinismo aún está muy lejos) — todavía se va Bender mucho espacio para maniobrar. – a menudo con un efecto hilarante.

Son las pequeñas estafas (y su tendencia a estallar) las que son especialmente divertidas: pretender ser el auto líder en un mitin, ser llamado en cada parada o establecer una oficina local de recolección de cuernos y pezuñas. Pero Bender está ansioso por reclamar el premio, una fortuna amasada por un tal Alexander Ivanovich Koreiko, un estafador de extraordinario talento que vive con un salario exiguo, pero de hecho es el jefe de una organización que se dedica al fraude a gran escala a través de empresas ficticias. que utilizan la ineficiencia burocrática y la confusión para atraer a las autoridades estatales y locales tienen todo lo que están dispuestos a dar (y esto resulta ser mucho).

Bender examina esta figura sombría y luego, después de saber quién es su objetivo, la apunta, queriendo cambiar el expediente recopilado en Koreiko por una bonita suma de un millón.

El juego del gato y el ratón es muy divertido, pero los pequeños y torpes cómplices de Bender rara vez ayudan a la causa: miopes, están más ansiosos por una riqueza pequeña pero inmediata que por un gran premio, y descubre que son tan competentes en su trabajo como colador, hecho con colas de perro.

Koreiko no es un objetivo ideal para Bender, pero está muy cerca, y en la creciente batalla de ingenio, todo lo demás se desvanece en el fondo, incluso la niña (así como los desafortunados asistentes de Bender).

Sin embargo, el éxito y la suerte no son tan placenteros para Bender como esperaba. El dinero no lo es todo, pero en la Unión Soviética de esa época, nada en absoluto.

El becerro de oro es una novela sorprendentemente política, pero no de la manera que cabría esperar, ya que constantemente ridiculiza o incluso critica al nuevo estado marxista. Incluso llega al punto de que uno de los personajes dice que en la Rusia soviética el único lugar donde puede vivir una persona normal es un hospital psiquiátrico.

Bender es una figura cómica maravillosa, con su propio código de ética y estándares, y al mismo tiempo, la voluntad de aprovechar cualquier situación (y la mayoría de las personas). E Ilf y Petrov son excelentes escritores de historietas. La novela se desvía un poco, pero se desarrolla bastante bien, con una gran historia que impulsa la narrativa y muchos pequeños episodios que la apoyan muy bien.