"Eutifrón" de Platón Traductor traducir
El filósofo Sócrates y un hombre llamado Eutifrón se encuentran en la corte de un magistrado a cargo de la ley religiosa. Descubren que ambos tienen casos para declarar allí. Sócrates explica que ha sido acusado por un joven llamado Meleto de corromper a la juventud de Atenas al cuestionar las creencias tradicionales sobre los dioses e introducir nuevos dioses. Eutifrón dice que él también ha recibido acusaciones similares antes, y que lo que hay que hacer es «enfrentarse a ellas de frente». Sócrates responde que su situación es más grave, ya que a diferencia de Eutifrón enseña sus creencias a los demás y por ello atrae mayor censura. Eutifrón predice con optimismo que la súplica de Sócrates tendrá éxito.
Euthyphro explica que ha llegado a la corte para presentar cargos contra su padre por matar a un trabajador contratado que se había emborrachado y degollado a un esclavo. El padre de Eutifrón dejó al trabajador atado en una zanja a la espera de ver qué se debía hacer, y el trabajador murió de hambre y frío. Los parientes de Eutifrón están enojados con él por procesar a su propio padre en nombre de un asesino, cometiendo así un acto de impiedad hacia su padre. Eutifrón considera que esto es un grave malentendido de la naturaleza y los requisitos de la piedad. Sócrates declara que, dado que Eutifrón es aparentemente un experto en santidad y piedad, él (Sócrates) debería convertirse en alumno de Eutifrón, y que esto podría ayudarlo a defenderse en su pleito con Meleto. Sócrates comienza pidiendo a Eutifrón que dé cuenta de la santidad y la piedad. Eutifrón responde definiendo la santidad como lo que está haciendo ahora: «enjuiciar a un criminal por asesinato o por robo sacrílego… sin importar si esa persona es el padre o la madre o cualquier otra persona». Euthyphro defiende sus acciones hacia su padre citando a Zeus, quien encarceló a su propio padre por tragarse a sus hijos. Sócrates responde que Eutifrón simplemente ha citado un ejemplo de santidad en lugar de definirlo. Sócrates insta a Eutifrón a ofrecer una «definición universal» o un «estándar único» de santidad. Eutifrón ofrece esta definición: «Lo que es agradable a los dioses es santo, y lo que no es agradable es profano». Sócrates no acepta esto porque los dioses frecuentemente discrepan entre ellos acerca de lo que es sagrado. Eutifrón modifica su definición: Lo santo es «lo que todos los dioses aprueban» y lo profano es «lo que todos los dioses desaprueban». Sin embargo, Sócrates quiere ir más allá y descubrir la base esencial de la santidad. Plantea esta pregunta: ¿Lo sagrado es aprobado por los dioses porque es santo, o es santo porque es aprobado por los dioses? Sócrates favorece el primer punto de vista, declarando que una cosa «se aprueba porque es santa: no es santa por ser aprobada». En este punto, Sócrates acusa a Eutifrón de evitar describir la esencia de la santidad, sino que se limita a describir sus atributos. Eutifrón asiente a la sugerencia de Sócrates de que la santidad es una especie de justicia: «Todo lo santo es justo». Sócrates quiere entonces descubrir precisamente qué tipo de santidad justa es. Eutifrón responde que la santidad es esa parte de la justicia «que se ocupa de velar por los dioses». Sócrates no está contento con la frase «cuidar» porque implica que de alguna manera uno está mejorando o beneficiando a los dioses, lo que parece imposible. Eutifrón matiza su frase comparando «cuidar de los dioses» con esclavos que cuidan de sus amos. Ahora Sócrates pregunta cuál podría ser el objetivo o el resultado final de tal servicio a los dioses. Eutifrón responde que consiste en saber orar y sacrificar de manera que agraden a los dioses y traigan buena fortuna a las casas y la ciudad. Lo contrario es desagradar a los dioses y así traer la ruina. De esto Sócrates concluye que «sacrificio es hacer una donación a los dioses, mientras que la oración es pedirles algo». De este modo, la santidad sería una especie de «habilidad en el comercio entre dioses y hombres». Entonces, Sócrates pregunta: ¿Qué obtienen los dioses de este comercio que los beneficia? Eutifrón responde que el único beneficio que los dioses reciben de nosotros es el honor, la estima y la gratificación. Sócrates se da cuenta de que han vuelto a la idea de que lo sagrado es lo que aprueban los dioses, pero no han llegado a una idea de qué es lo sagrado. Sócrates insta a Eutifrón cada vez más a llegar a una definición; debe saber claramente, ya que se ha encargado de perseguir a su propio padre y así correr el riesgo de desagradar a los dioses en caso de que se haya equivocado acerca de la santidad. Eutifrón se excusa de la conversación, ya que tiene una cita urgente. Sócrates se lamenta, con cierta ironía,
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