Papa Julio II: Patrón del arte renacentista en Roma Traductor traducir

Figura clave del Renacimiento italiano y activo mecenas del arte renacentista en Roma, Giuliano della Rovere (1453-1513) -más conocido como el Papa Julio II (1503-13)- era sobrino de Francesco della Rovere (1414-1484), que a su vez reinó como Papa Sixto IV (1471-84). Julio, una personalidad formidable, estaba decidido a hacer del papado el poder más importante de Italia y a convertir Roma en un centro del arte renacentista , que eclipsaría a la capital toscana, Florencia.

Tuvo éxito en ambos aspectos. «Odiado por muchos y temido por todos», Julio, utilizando una combinación de métodos militares y diplomáticos, reforzó el poder del papado y, con la ayuda de los más grandes maestros antiguos de la época, convirtió la Ciudad Eterna en un centro de arte y cultura del Alto Renacimiento. Por ejemplo, encargó los frescos de la Capilla Sixtina (1508-12) a Miguel Ángel (1475-1564) (la Capilla fue fundada por su tío el papa Sixto IV); la decoración de los aposentos papales en el Vaticano -las llamadas Estancias de Rafael - a Rafael (1483-1520); puso la primera piedra de la nueva Basílica de San Pedro (1508-12); y la decoración de la nueva Basílica de San Pedro a Rafael (1483-1520). San Pedro (1506-1626), cuyo diseño original fue obra de Donato Bramante (1444-1514). Tras el declive del Renacimiento florentino, Julio consiguió hacer de Roma el lugar donde se desarrollaron todas las nuevas tendencias de la pintura del Alto Renacimiento y los logros de la arquitectura renacentista.

Papas del Renacimiento
Sixto IV (1471-84)
Inocencio VIII (1484-92)
Alejandro VI (1492-1503)
Pío III (26 días 1503)
Julio II (15013-13)
León X (1513-21)
Adriano VI (1522-23)
Clemente VII (1523-34)

También fue uno de los grandes coleccionistas de arte de Roma y poseyó una colección de escultura griega, que incluía el Laocoonte (c. 42-20 a.C.), y el Apolo de Belvedere (una copia de valor incalculable del original de Leochar de 350-325 a.C.). Colocó las dos obras en el patio del Belvedere del Vaticano, donde artistas y eruditos podían contemplarlas. Así nacieron los ahora famosos Museos Vaticanos . A pesar de un costoso programa de guerras y de los enormes gastos en la basílica de San Pedro, fue un administrador tan hábil que dejó el papado más próspero de lo que lo encontró.

El camino hacia el papado

Julio II era hijo de Rafael della Rovere, sobrino de Sixto IV. Educado por los franciscanos, fue nombrado obispo de Carpentras en 1471, a la edad de 18 años. Poco después, tras la elección de su tío por el papa Sixto IV, fue nombrado cardenal de San Pietro-in-Vincoli. A este cargo -gracias al poder y al patrocinio de su tío- añadió ocho obispados y el arzobispado de Aviñón.

Su nombramiento en 1480 como legado papal a Francia, donde pasó los cuatro años siguientes, aumentó aún más su experiencia y sus habilidades diplomáticas. En la década de 1480 surgió una rivalidad entre él y el cardenal Rodrigo Borgia. Tras la muerte de Inocencio VIII en 1492, Borgia fue elegido Papa Alejandro VI. Durante la década siguiente, la tensa relación entre el cardenal y el papa Borgia dio lugar a complejas maquinaciones, que culminaron con la invasión de Italia por el rey francés Carlos VIII.

En 1503 murió el Papa. El cónclave que siguió eligió al cardenal Piccolomini de Siena como Papa Pío III, pero sólo duró 26 días, tras lo cual della Rovere fue elegido Papa Julio II.

Realizaciones artísticas: la Capilla Sixtina, el Vaticano, la Basílica de San Pedro

Armado con el título de Papa, Julio decidió convertir Roma en la capital cultural de Italia y, por ende, de Europa. Para ello, convenció, convenció y convenció a los más grandes artistas de la época para que vinieran a Roma y trabajaran para él. Rafael -quizás el mejor representante de la pintura del Alto Renacimiento- vino a decorar los aposentos papales privados del Vaticano, conocidos como las Stanze di Raffaello . Estas cuatro salas - Stanza della Segnatura, Stanza di Eliodoro, Stanza del Incendio del Borgo y Sala di Costantino - son hoy mundialmente famosas por los frescos de la Escuela de Atenas y otras obras. También pintó la Madonna Sixtina (1514) para la tumba de Julio, pero la obra se desvió para convertirse en el retablo de la iglesia de San Sixto de Piacenza.

Miguel Ángel también se convirtió en huésped involuntario de Julio, ya que pasó cuatro años de su vida haciendo equilibrios sobre andamios de madera, creando 20.000 pies cuadrados de frescos del Génesis (1508-12) -incluida la icónica imagen conocida como La Creación de Adán (1511)- casi sin ayuda de nadie. Más tarde pasó varios años trabajando en la escultura de mármol que adorna la tumba de Julio.

El célebre arquitecto Donato Bramante vino de Milán para trazar un plan de reconstrucción de la derruida basílica de San Pedro, en pie desde los tiempos del arte paleocristiano . En su diseño y construcción participaron los más grandes arquitectos del país, entre ellos: Bramante, Rafael, Miguel Ángel y otros. Su decoración requirió las habilidades de los más grandes escultores, entre ellos: Bernini (1598-1680) que realizó el baldaquino o dosel ceremonial sobre el altar mayor y la tradicional cátedra de San Pedro (Cathedra Petri); Alessandro Algardi (1598-1654), que realizó la tumba del Papa León XI (1634-44); Antonio Canova (1757-1822), que esculpió la estatua de mármol del Papa Pío VI, y muchos otros.

Tanto Rafael como Miguel Ángel continuaron trabajando en proyectos vaticanos incluso después de la muerte de Julio II. Rafael creó caricaturas para un conjunto de tapices, que debían cubrir el nivel inferior de las paredes de la Capilla Sixtina, para el Papa León X (1513-1521); Miguel Ángel -además de trabajar en la tumba de Julio- regresó a la Capilla Sixtina para ejecutar un fresco para el Papa Pablo III (1534-1549), conocido como el fresco «Juicio Final», en la pared del retablo de la Capilla, basado en los planos elaborados anteriormente por el Papa Clemente VII (1523-1534). La obra se terminó en 1541, casi exactamente 29 años después de la finalización del fresco del Génesis en el techo.

Debido a los cambios de humor de la época -Roma fue saqueada por las tropas francesas en 1527, y la división entre catolicismo y protestantismo aumentó las tensiones en todo el continente- los dos frescos fueron pintados en estilos radicalmente diferentes. Si el fresco «Génesis» era una expresión de la confianza del Alto Renacimiento en el hombre y el mundo, «El Juicio Final» ejemplificaba la incertidumbre de la pintura manierista, con el hombre atrapado entre dos destinos.

Legado

Julio II reinó como Papa sólo diez años, pero su personalidad y empuje contribuyeron a sentar las bases de una Roma más opulenta y, en última instancia, más poderosa. En cierto sentido, puede decirse que fue el equivalente romano de la familia Médicis, cuyo mecenazgo contribuyó al Renacimiento en Florencia . En cualquier caso, su generosidad dio un gran impulso al desarrollo de la arquitectura y la pintura al fresco, así como la escultura renacentista en mármol y bronce. Su obra fue imitada por otros gobernantes de toda Italia, incluidos otros miembros de la familia Della Rovere. Por ejemplo, su sobrino, Francesco Maria I della Rovere (1490-1538), duque de Urbino, patrocinó a varios representantes del arte renacentista en Venecia, en particular a Tiziano (c. 1485/8-1576).

Por otra parte, el deseo de Julio de hacer de Roma la capital cultural de Europa inició una tendencia que -en manos de pontífices menos competentes- vació las arcas del Vaticano y condujo a la imposición de impuestos religiosos más elevados en toda Europa. Fueron estos impuestos y la corrupción asociada a ellos los que provocaron la revuelta de Lutero, el auge del movimiento protestante y el fin del excepcionalismo católico.

Para una visión general de la evolución de la pintura, la escultura y otras formas de arte, véase: Historia del Arte (2,5 millones de años a.C. hasta la actualidad).