Quiebra por herencia
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La muerte de un ser querido no solo trae dolor a la familia, sino también obligaciones legales. Los acreedores suelen empezar a llamar a los familiares apenas unas semanas después del funeral. Los sistemas bancarios rastrean el estado de los prestatarios y transfieren automáticamente los casos al departamento de cobranza. Los herederos se enfrentan a una difícil decisión: aceptar la propiedad junto con las deudas o renunciar a todo de una vez.
La legislación rusa ofrece una tercera opción, poco conocida. La quiebra de la herencia permite la liquidación de las deudas financieras sin que los herederos se declaren en quiebra. Este mecanismo separa las deudas del fallecido del patrimonio familiar. El procedimiento está regulado por el artículo 4 del capítulo X de la Ley Federal n.º 127-FZ "Sobre Insolvencia (Quiebra)".
Mecanismo de transferencia de obligaciones de deuda
El Código Civil establece el principio de sucesión universal. Los herederos que aceptan bienes aceptan automáticamente obligaciones. Es imposible heredar un apartamento y rechazar el préstamo al consumo del fallecido. La responsabilidad de los herederos se limita al valor del inmueble que se les transfiere.
Si la deuda asciende a 5 millones de rublos y la antigua dacha vale 500.000, el banco no podrá cobrar la diferencia de las cuentas personales de los herederos. Sin embargo, el proceso de demostrar el valor y litigar con los acreedores agota los recursos. Los acreedores presentan demandas, los alguaciles embargan las cuentas y los familiares se ven obligados a demostrar sus límites de responsabilidad ante los tribunales.
En este caso, la quiebra del fallecido se convierte en una opción viable. Traslada el conflicto al ámbito legal del tribunal de arbitraje. El heredero deja de comunicarse directamente con los cobradores. Un gestor financiero se encarga de todas las interacciones. Para obtener más información, consulte https://yurist-bfl.ru/articles/bankrotstvo-fiz-lic-v-2025/.
¿Quién inicia el proceso?
Tres categorías de personas pueden presentar una solicitud ante el tribunal de arbitraje. La primera categoría son los herederos que han aceptado la herencia. Este es un paso lógico si el valor de los pasivos supera o iguala el valor de los activos.
El segundo grupo de reclamantes son los acreedores. Los bancos o las autoridades fiscales inician procedimientos para acceder a los bienes del fallecido si los herederos son inactivos u ocultan bienes.
La tercera categoría es la del notario que lleva el proceso sucesorio. La ley les otorga este derecho, aunque en la práctica rara vez lo ejercen. La iniciativa suele provenir de quienes podrían perder dinero.
Características del procedimiento
Cuando una herencia se declara en quiebra, el tribunal omite la etapa de reestructuración de la deuda. La persona fallecida no puede recuperar su solvencia ni encontrar un nuevo empleo. El proceso de venta de la propiedad se inicia de inmediato.
En este punto, se forma la masa de la quiebra. Esta incluye todo lo que pertenecía al fallecido al momento de su fallecimiento: bienes inmuebles, vehículos, cuentas bancarias, acciones e intereses comerciales. Los bienes de los herederos permanecen intactos. Esta es la principal diferencia con una quiebra personal convencional. La ruina financiera de un familiar no afecta el historial crediticio de sus hijos ni de su cónyuge.
El juez designa a un gestor financiero. Este especialista realiza un inventario, solicita información a Rosreestr y a la Inspección Estatal de Seguridad Vial e identifica transacciones sospechosas. Si el fallecido regaló un coche a un vecino poco antes de su fallecimiento, el gestor impugnará la transacción y devolverá el coche a la masa de la quiebra.
Gastos funerarios y prioridades de pago
La legislación ha establecido un enfoque humanitario para los gastos relacionados con el fallecimiento. Los costos de un funeral adecuado y la protección del patrimonio tienen prioridad sobre las reclamaciones bancarias. Si un heredero ha gastado fondos personales en servicios funerarios, tiene derecho a recibir una compensación del patrimonio sin prioridad.
Estos gastos se consideran pagos corrientes. Se pagan primero, antes de distribuir el dinero entre los acreedores. En la práctica, el administrador financiero reserva una parte del producto de la venta de la propiedad para cubrir estos costos. El heredero debe conservar todos los recibos y contratos con las funerarias.
El destino del único hogar
El problema más urgente se refiere a los bienes inmuebles. En una quiebra estándar, la residencia única del deudor goza de inmunidad de ejecución. En caso de fallecimiento del deudor, la situación cambia, pero la protección suele mantenerse.
Si el apartamento se transfiere a un heredero para quien también se convierte (o ya es) la única residencia adecuada, el tribunal lo excluye de la masa concursal. Los acreedores no podrán embargar esta propiedad.
Una excepción son las viviendas hipotecadas. Un apartamento hipotecado siempre está sujeto a venta, independientemente de si hay menores o personas con discapacidad empadronadas en él. El banco toma la garantía, la vende y la deuda restante (si la hubiera) se condona.
Confort psicológico y jurídico de los herederos
Al unirse al procedimiento, los familiares ya no tienen que asistir personalmente a las audiencias del tribunal de distrito. El proceso de arbitraje está estandarizado. Los herederos no tienen que explicar a los alguaciles cada vez que no solicitaron estos préstamos.
Una vez que se declara la quiebra del patrimonio, dejan de acumularse intereses, sanciones y multas. La deuda queda fijada. Esto distingue este procedimiento de los procedimientos civiles estándar, donde se pueden acumular intereses hasta que se efectúe el pago.
Al finalizar la venta de la propiedad, las reclamaciones de los acreedores se consideran satisfechas. Incluso si la propiedad vendida no fue suficiente para cubrir todas las deudas, las obligaciones se extinguen para siempre.
Riesgos y consecuencias para la familia
La quiebra del fallecido no conlleva las consecuencias habituales para los vivos. Los herederos no tienen prohibido ocupar puestos directivos ni viajar al extranjero. La quiebra se atribuye a la masa hereditaria, no a una persona específica.
El principal riesgo radica en las transacciones controvertidas. El gestor financiero revisará las transferencias y los acuerdos de donación de los últimos tres años. Si se descubre que el fallecido transfirió bienes a familiares, el tribunal podría ordenar la devolución de los mismos.
El procedimiento en sí también conlleva costos. El solicitante asume los costos de los servicios del síndico, la publicación en el Registro Federal Unificado de Información sobre Quiebras (EFRSB) y la publicación en el periódico Kommersant. Estos costos suelen cubrirse con los bienes del deudor, pero al inicio del proceso, el solicitante suele depositar fondos en el tribunal.
Especificidad de la transmisión hereditaria
A veces, un heredero fallece antes de aceptar la herencia. El derecho a aceptar la herencia pasa a sus propios herederos. Esta sucesión de acontecimientos complica el proceso de quiebra. Los abogados deben separar dos patrimonios y dos grupos de acreedores distintos.
En tales situaciones, el tribunal arbitral puede acumular casos o conocerlos en paralelo. El objetivo principal es evitar la mezcla de bienes de diferentes líneas sucesorias. Los acreedores del primer fallecido no tienen derecho a los bienes del segundo, y viceversa, a menos que se produzca una mezcla de bienes.
Interacción con un notario
La declaración de quiebra suspende la emisión de certificados de herencia. El notario transfiere la gestión de activos a un gestor financiero. Una vez concluida la quiebra, el notario emite certificados únicamente para los bienes restantes tras liquidar las cuentas con los acreedores (si los hubiera).
Este mecanismo elimina la situación en la que un heredero recibe un certificado, registra la propiedad y, un mes después, recibe una demanda de embargo. La seguridad jurídica se logra inmediatamente después de la conclusión del arbitraje. Las sentencias judiciales son la decisión final en las relaciones con los bancos del fallecido.