A. M. Maksimov "Muchacha con gavilla" Traductor traducir

A partir del 4 de febrero, en el Museo de Bellas Artes de Kaluga (calle Lenin, 104) se expondrá el cuadro de A. M. Maksimov “Muchacha con gavilla”, dedicado al 215 aniversario del nacimiento del artista.

Alexey Maksimovich Maksimov (1810-1865) es uno de los maestros de la pintura rusa más interesantes pero poco conocidos. La razón no es tanto su corta vida, sino el hecho de que se dedicó principalmente a la pintura de iconos y pinturas eclesiásticas, que se perdieron durante el período soviético.

Sólo se ha conservado un icono de la Virgen María sentada con el Niño, de carácter profano, como la mayoría de los cuadros de artistas académicos, que se distinguen por su alto nivel de habilidad pictórica. También se conoce un retrato del hermano del artista y dos lienzos con temas históricos y cotidianos. Sin embargo, es posible que se encuentren otras obras suyas como resultado de las búsquedas: hay bastantes obras en las colecciones de los museos cuyos autores siguen sin identificar.

El cuadro "La joven con la gavilla" (68 x 55 cm), que entró en la colección del Museo de Arte Regional de Kaluga procedente de la Comisión Estatal de Adquisiciones en 1951, puede resultar un cuadro "estándar", ya que la imagen de la hoz lleva fecha (octubre de 1844) y firma: A. M. Maksimov. La composición se distingue por un complejo giro de la imagen de media figura, como si posara ante el espectador: una bella joven con una gavilla en el hombro izquierdo, sostenida por la mano derecha con una hoz.

El dibujo y el colorido son típicos de la pintura académica, la escritura es meticulosa. Cabe destacar que la muchacha lleva ropa de fiesta y un collar caro en el cuello. Está claro que no se trata de una campesina y no está representada de la misma manera que, por ejemplo, A. G. Venetsianov, que logró expresar la esencia de la vida en un pueblo ruso.

A. M. Maksimov fue uno de los muchos discípulos de K. P. Bryullov, adoptó su estilo y demostró ser un gran talento. A los veinte años ingresó en la Academia de Bellas Artes como oyente y dominó con éxito sus programas, como lo demuestran las medallas que recibió.

Terminó su carrera con un "nombramiento" académico, pero se vio obligado a elegir la pintura eclesiástica, y los iconostasios que creó decoraron varias iglesias del Imperio ruso, desde el Cáucaso hasta Siberia. Esto permitió a su familia escapar de la pobreza, pero sus obras casi no atrajeron la atención de los investigadores, aunque hubo algunas que claramente merecieron atención. A juzgar por los ejemplares que afortunadamente sobrevivieron, el artista compartió el destino de muchos maestros, cuyo legado creativo se presenta solo parcialmente.