"San Petersburgo. Romance con la ciudad". Exposición de obras de Boris Messerer Traductor traducir

La Academia de las Artes de Rusia presenta una exposición de obras del artista popular de Rusia y académico de la Academia de las artes de Rusia, Boris Asafovich Messerer. El maestro de las grandes formas, escenógrafo y autor de instalaciones, no pudo evitar crear su propia mitología de Petersburgo, que no necesita la presencia de una persona, pero conserva su alma apasionada y persistente. Los paisajes creados por el autor de Moscú se distinguen por su densidad pictórica, saturación de color y dibujo fuerte. La exposición contará con una cincuentena de obras gráficas y pictóricas realizadas por el autor en el período que va desde mediados del siglo XX hasta la actualidad.

Por primera vez, los paisajes de Leningrado aparecieron en las acuarelas de Messerer en 1955, vivos, espontáneos, goteados de lluvia, e incluso así ayudaron al joven artista a resaltar los motivos más cercanos a él, a captar su propia entonación, que no permitía repetir numerosos trabajos famosos. En la poesía, así como en la pintura y la gráfica, el tema de San Petersburgo permanece inagotable y permite que se abran autores con diferentes temperamentos y diferentes "calidez" de sangre. Messerer en su trabajo, por regla general, se distingue por la corrección, la expresión plástica pulida, por lo tanto, sus hojas son como rimas perseguidas que se recuerdan mientras camina por las losas de granito de sus terraplenes favoritos.

La principal heroína del artista es el río Moika. Sus terraplenes, puentes y edificios personifican a San Petersburgo, su ritmo especial, sus cambios de humor, sus ángulos inesperados. La serie dedicada al área de Moika se ha estado desarrollando durante más de una década, muchas hojas nacieron de bocetos fluidos con un bolígrafo y rotulador hechos durante las visitas frecuentes a Leningrado. Dio la casualidad de que el artista no lo mostró en su totalidad, eligiendo solo algunas obras para exposiciones. Pero en conjunto, dan la impresión de integridad y consideración y dan la oportunidad de mirar de manera diferente los barrios más famosos de la ciudad.

Parte del Moika desde el puente Malo-Konyushenny a través de Bolshoy Konyushenny hasta el puente Pevcheskiy se puede caminar en un cuarto de hora. Pero qué asombrosos descubrimientos arquitectónicos, pintorescos, históricos y literarios hace aquí un observador atento. Los acentos rítmicos, correspondientes a las curvas de un río estrecho, han sido utilizados con éxito por los urbanistas durante dos siglos. Las composiciones de Messerer, que sabe construir impecablemente perspectivas panorámicas, están subordinadas a los mismos ritmos.

Los trabajos presentados en la exposición se realizan en diferentes técnicas, sin embargo, son una repetición de los mismos temas. Eso no debería causar desconcierto, porque le permiten ver lugares familiares con diferentes ojos y en una variedad de estados de ánimo. Desiertas, desprovistas de ajetreo y bullicio, desprovistas de peatones y automóviles, terraplenes curvos, casas, puentes congelados en un medio sueño previo al amanecer, y en este momento pertenecen solo al tiempo pasado. Este maravilloso estado de desapego, la eternidad del ser, en el que se sumerge la ciudad por un breve momento, ayuda a admirar una y otra vez su belleza infinitamente extraña, "deliberada" y única.

Los dibujos con carboncillo prensado, a diferencia de las obras realizadas en óleo sobre lienzo, tienen una energía propia inherente al esfuerzo del autor, que da lugar a una línea sobre papel. La alternancia de trazos cortos y rápidos y planos de agua teñidos y en el primer plano suave permite a Messerer enfatizar el contraste necesario entre los edificios en pie y el movimiento a lo largo de su línea. Especialmente pintoresco en blanco y negro, observa los huecos de la hoja blanca, que acentúan la luz cambiante y la iluminación de sombras y realzan el estado general de tensión dramática. El artista ha resuelto con notable precisión las transiciones a las vistas lejanas y cercanas, la mirada de una orilla a la otra, la subida del terraplén, como si descendiera del puente ("Moyka. Vista desde el puente Bolshoi Konyushenny ","Vista del Moika desde el puente Pevchesky ").

Las obras pintorescas aportan una nueva entonación a la narración pictórica de la Moika. La solución de plástico de color no se basa en el drama oculto, que se puede sentir en los dibujos al carboncillo, sino en una idea diferente de la ciudad: la magnífica y resplandeciente San Petersburgo. No es una coincidencia que el área de Moika sea adyacente a la Plaza del Palacio, la Calle Millionnaya y Bolshaya Neva. Los mismos panoramas del paisaje en la pintura aparecen como majestuosos y solemnes, sostenidos por el color del agua dorada y lúgubre, brillando sombríamente en los huecos de los terraplenes ("Vista de la casa de Arakcheev", "Vista desde el puente Pevcheskiy", "Bolshoi Konyushenny Puente").

La exposición de obras dedicadas a Leningrado-Petersburgo reabre perspectivas inesperadas de percepción de una de las ciudades más grandes del mundo, da lugar a nuevos sentimientos y reflexiones asociadas a ella.

El material está basado en un artículo de la crítica de arte Natalia Kozyreva.