Portrait of the writer Lev Tolstoy Ilya Repin (1844-1930)
Ilya Repin – Portrait of the writer Lev Tolstoy
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Pintor: Ilya Repin
Ubicación: The State Tretyakov Gallery, Moscow (Государственная Третьяковская галерея).
Tolstoi y Repin mantuvieron una tierna y cálida amistad durante muchos años, a pesar de que en muchos temas estaban en total desacuerdo y a menudo discutían acaloradamente, lo que hacía que los que les rodeaban tuvieran la sensación de que se peleaban. De hecho, al chocar los puntos de vista, los amigos encontraban puntos en común, se conocían mejor o simplemente practicaban las ocurrencias, divirtiéndose así mutuamente. "Retrato de Tolstoi" es uno de sus muchos retratos pintados por Repin.
Descripción del cuadro de Ilya Repin "Retrato de Tolstoi".
Tolstoi y Repin mantuvieron una tierna y cálida amistad durante muchos años, a pesar de que en muchos temas estaban en total desacuerdo y a menudo discutían acaloradamente, lo que hacía que los que les rodeaban tuvieran la sensación de que se peleaban. De hecho, al chocar los puntos de vista, los amigos encontraban puntos en común, se conocían mejor o simplemente practicaban las ocurrencias, divirtiéndose así mutuamente.
"Retrato de Tolstoi" es uno de sus muchos retratos pintados por Repin. Es natural que cualquier artista pinte a personas cercanas a él, y Repin no fue una excepción. Representa a Tolstoi en un sillón, en un momento de lectura, relajado y pensativo. Lo más probable es que, habiendo visto una pose interesante que, en su opinión, expresaba la esencia interior del escritor, Repin le pidiera que la tomara de nuevo, para esbozarla y conservarla para la eternidad.
En la imagen, Tolstoi está sentado en un sillón, con una mano apoyada en el reposabrazos y la otra sosteniendo un pequeño libro. Va vestido con una blusa negra atada a la cintura con un cinturón -en contra de su voluntad, lo asocia con las vestimentas de un sacerdote-. Una espesa barba blanca descansa sobre el pecho de Tolstoi. Los ojos miran ligeramente en dirección contraria al espectador: el escritor acaba de levantarlos del libro, y en ellos brilla una especie de pregunta, sobre la que se ha detenido en su lectura.
Tal vez, en ese momento, cuando su pose era conmovedora y viva, y nadie seguía pensando en el cuadro, dirigió su pregunta a Repin, pero en el retrato su pensatividad no está resuelta, encerrada en su interior. El fondo de la imagen es borroso, no juega un papel en el destino de la persona mostrada - puede ser un jardín, o una sala de estar, o una veranda, que, por falta de necesidad, Repin simplemente no mostró.
Sólo Repin consiguió pintar a Tolstoi de esa manera. Con indudable respeto, atención a su personalidad, con el dibujo de los detalles - hasta el más pequeño pelo de su barba. Por lo tanto, sólo puede escribir un amigo, pero no un conocido y cliente ocasional. Y la pregunta que brilla en los ojos profundos de Tolstoi puede haber encontrado una respuesta en Repin.
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En este óleo, el autor retrata a un hombre de edad avanzada sentado en una silla de madera oscura y robusta. La figura domina la composición gracias a su presencia física y al contraste que establece con el fondo neutro, de tonalidades grises verdosas difuminadas.
El sujeto viste ropas sencillas y oscuras; una camisa abotonada y un chaleco, lo cual sugiere modestia o incluso ascetismo. Su larga barba blanca, abundante y descuidada, es un rasgo distintivo que enfatiza su madurez y posiblemente su sabiduría. La mirada del retratado es directa y penetrante, aunque con un dejo de melancolía; no se trata de una expresión complaciente, sino más bien reflexiva e introspectiva.
En la mano derecha sostiene un libro abierto, lo que indica su dedicación al estudio o a la escritura. La posición relajada pero firme del cuerpo y las manos sugieren una persona acostumbrada a la contemplación y al trabajo intelectual.
La iluminación es suave y difusa, concentrándose en el rostro y las manos del sujeto, resaltando los detalles de sus arrugas y venas. Este tratamiento lumínico contribuye a crear una atmósfera de intimidad y realismo psicológico. La pincelada es visible pero no excesivamente marcada, lo que permite apreciar la textura de la ropa y la madera.
Subyacentemente, el retrato parece explorar temas como la vejez, la sabiduría adquirida con los años, la introspección y la búsqueda del conocimiento. La sencillez de la vestimenta y la actitud contemplativa sugieren una renuncia a las vanidades mundanas en favor de una vida dedicada al pensamiento y la reflexión. El libro abierto puede interpretarse como un símbolo de la cultura, el aprendizaje continuo o incluso la carga del saber. En general, se percibe una figura solitaria, pero no necesariamente triste; más bien, absorta en sus propios pensamientos y experiencias.