Herring. 1918 Kuzma Sergeevich Petrov-Vodkin (1878-1939)
Kuzma Sergeevich Petrov-Vodkin – Herring. 1918
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Pintor: Kuzma Sergeevich Petrov-Vodkin
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Petrov-Vodkin veía el mundo a su manera. Esto se expresa en la inusual perspectiva que le gustaba elegir para sus cuadros, en su inusual composición y forma. Cada una de sus obras está dotada de una expresividad especial. Los detalles no son tan importantes en las obras, pero son profundos y sensuales. La comida era a menudo el tema de sus bodegones. La comida puede parecer primitiva a primera vista, pero está retratada con gran solemnidad. La mesa está cubierta en lugar del mantel con papel rosa.
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Descripción del cuadro "Arenque" de Kuzma Petrov Vodkin
Petrov-Vodkin veía el mundo a su manera. Esto se expresa en la inusual perspectiva que le gustaba elegir para sus cuadros, en su inusual composición y forma. Cada una de sus obras está dotada de una expresividad especial. Los detalles no son tan importantes en las obras, pero son profundos y sensuales.
La comida era a menudo el tema de sus bodegones. La comida puede parecer primitiva a primera vista, pero está retratada con gran solemnidad.
La mesa está cubierta en lugar del mantel con papel rosa. Debajo del papel, se puede ver un lienzo de una obra anterior del artista. Incluso se puede distinguir su firma en la esquina. Esto probablemente no es una mesa. Simplemente se han movido los dos taburetes y se ha colocado el cuadro sobre ellos. Este papel brillante se ha colocado para evitar que la superficie se dañe.
La perspectiva es sorprendentemente absurda. La mesa parece estar inclinada en nuestra dirección. Parece como si en un momento todos los objetos fueran a rodar inevitablemente al suelo. Frente a nosotros hay un par de patatas, un mendrugo de pan de centeno y un arenque, que está ligeramente oxidado.
Para contrastar, el arenque descansa sobre el papel en azul brillante. Parece que el autor recibió esta ración tan sencilla, que había estado esperando. Lo llevó a su casa y decidió compartir esta sencilla alegría con sus amigos.
En aquella época, el arenque era el único manjar que la gente corriente podía permitirse. Se estaba volviendo bastante cansado, ya que la gente lo comía todo el tiempo. Pero si realmente quieres comer algo, puedes tener una gran alegría con este producto común.
Petrov-Vodkin retrató muy pocos objetos. Pero el maestro logró transmitir las peculiaridades de todo el tiempo. Su maestría en la veracidad, la honestidad y el optimismo palpable.
Comentarios: 1 Ответы
мне нравится водкин молодец
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En esta obra se presenta una naturaleza muerta sencilla pero cargada de simbolismo. El autor ha dispuesto sobre un fondo predominantemente rosado, con sutiles vetas que sugieren un tejido o superficie arrugada, tres elementos principales: dos patatas rústicas y un arenque salado envuelto en un trozo de tela azul oscuro. Un bloque de pan moreno se ubica cerca de las patatas.
La iluminación es difusa, creando sombras suaves que modelan los volúmenes de los objetos, pero sin llegar a definir contornos precisos. El arenque, con su piel brillante y escamas visibles, contrasta fuertemente con la textura terrosa de las patatas y la solidez del pan. La tela azul, arrugada y plegada, actúa como un soporte para el pescado, enfatizando su forma alargada y destacándolo como el foco central de la composición.
La paleta cromática es limitada, dominada por tonos ocres, marrones, rosas y azules apagados. Esta sobriedad en el color contribuye a crear una atmósfera austera y melancólica.
Más allá de la representación literal de alimentos, la pintura parece evocar un contexto de carestía o tiempos difíciles. La presencia del arenque salado, alimento económico y conservable, junto con las patatas –un tubérculo básico en la alimentación popular– sugiere una dieta frugal y posiblemente precaria. El pan, aunque presente, no desborda abundancia.
La simplicidad de los objetos y su disposición sobre un fondo neutro pueden interpretarse como una reflexión sobre la supervivencia básica y la dignidad en medio de la escasez. La obra transmite una sensación de quietud y resignación, invitando a la contemplación de lo esencial y la fragilidad de la existencia humana. El tratamiento del color y la luz refuerza esta atmósfera sombría y reflexiva, alejándose de cualquier idealización o ostentación.