Spring has come Isaac Ilyich Levitan (1860-1900)
Isaac Ilyich Levitan – Spring has come
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Pintor: Isaac Ilyich Levitan
El gran pintor Isaac Levitan era muy aficionado a la naturaleza, por lo que la mayoría de sus obras son paisajes. El cuadro, titulado Ha llegado la primavera, fue pintado en 1896. Forma parte de una serie de sus obras más líricas. Capta la transición de la naturaleza al despertar de la primavera tras el largo frío del invierno. Isaac Levitan, trabajando en sus últimas obras, empezó a representar cada vez más paisajes tranquilos y pacíficos del campo.
Descripción del cuadro de Isaac Levitan "Ha llegado la primavera".
El gran pintor Isaac Levitan era muy aficionado a la naturaleza, por lo que la mayoría de sus obras son paisajes.
El cuadro, titulado Ha llegado la primavera, fue pintado en 1896. Forma parte de una serie de sus obras más líricas. Capta la transición de la naturaleza al despertar de la primavera tras el largo frío del invierno.
Isaac Levitan, trabajando en sus últimas obras, empezó a representar cada vez más paisajes tranquilos y pacíficos del campo. El lienzo "La primavera ha llegado" no fue una excepción.
En 1896 el artista visitó a sus amigos y se quedó muchas veces en los pueblos cercanos a Moscú. Quizá uno de ellos se convirtió en el prototipo de este cuadro, aunque al artista no le gustaba pintar del natural.
El tema es bastante sencillo. Retrata un soleado y cálido día de principios de primavera. El suelo ocupa gran parte del cuadro. Todavía tiene restos de nieve, aunque en las zonas iluminadas por el sol ya se ha derretido por completo. La primavera aún no ha cubierto el suelo con una alfombra verde de hierba, pero en algunos lugares ya se abren paso los primeros brotes. Pero los árboles no tienen prisa por transformarse y cobrar vida después de su sueño invernal. Sus troncos y amplias ramas están secos e inmóviles.
Detrás de la valla, al fondo, se ven las interminables extensiones de campos y bosques rusos. Se cubren de una neblina turquesa y se adentran en la distancia más allá de la línea del horizonte. En las esquinas de la derecha y de la izquierda del cuadro, se retratan cabañas de madera, con los tejados cubiertos de paja. Sus techos están cubiertos de paja para mantener el calor.
El cielo sobre el pueblo es brillante pero frío en invierno. El sol aún no lo ha vuelto azul. Ahora el horizonte se ve pálido y alto.
Levitan supo representar magistralmente, con la ayuda de trazos de lápiz, el movimiento del viento racheado y fresco, deslizándose entre las ramas y las cabañas. La singularidad y verosimilitud de este cuadro se debe también a que el autor utilizó diferentes utensilios de pintura, entre ellos gouache, masilla, cal, pluma y lápiz.
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Comentarios: 6 Ответы
иу как круто
великолепно
год какой этой картины
спасибо я благодаря вам сделал ДОМАШКУ
Очкнь круто токо год не могу найти)
Тушь и белила на картоне – и бескомпромиссное попадание в цвета деревенской весенней распутитцы!
No se puede comentar Por qué?
La obra presenta una escena rural dominada por tonos terrosos y ocres, sugiriendo un ambiente otoñal tardío o principios de primavera. El horizonte se extiende bajo un cielo grisáceo, difuminando la distinción entre el firmamento y el paisaje. En primer plano, se observa un terreno irregular, marcado por charcos de agua que reflejan la luz tenue del cielo.
El autor ha representado una serie de estructuras rústicas, probablemente viviendas campesinas, con techos inclinados y paredes oscuras. Estas construcciones parecen dispersas, integradas en el entorno natural pero también mostrando signos de abandono o modestia. La vegetación se limita a árboles desnudos, con ramas delgadas que se proyectan hacia arriba como líneas quebradas.
La pincelada es rápida y expresiva, creando una sensación de movimiento y dinamismo. Las líneas sinuosas y los trazos sueltos sugieren la presencia del viento o el paso del tiempo. La paleta cromática restringida enfatiza la atmósfera melancólica y austera del paisaje.
Subtextualmente, la pintura podría interpretarse como una reflexión sobre la fragilidad de la vida rural y la conexión entre el ser humano y la naturaleza. Los charcos de agua podrían simbolizar tanto la renovación primaveral como la persistencia de las dificultades. La soledad de las viviendas y la desnudez del paisaje evocan sentimientos de aislamiento y vulnerabilidad, pero también una cierta belleza en la simplicidad y la crudeza de la existencia. La obra no celebra un triunfo exuberante, sino que captura un momento de transición, donde el invierno cede paso a una nueva estación con cautela y reserva. La ausencia de figuras humanas intensifica la sensación de quietud y contemplación, invitando al espectador a reflexionar sobre su propia relación con el entorno natural y las condiciones de vida en el campo.