Bacchus Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610)
Michelangelo Merisi da Caravaggio – Bacchus
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Pintor: Michelangelo Merisi da Caravaggio
Michelangelo Merisi da Caravaggio, el pintor italiano que fue uno de los primeros en trabajar en el estilo pictórico barroco, pintó a Baco durante un periodo de su vida bastante tranquilo y sereno. Esto puede deducirse del hecho de que Caravaggio ya había pintado a este personaje, pero no como un joven robusto, sino como un hombre enfermizo y algo demacrado, con el rostro cansado. El cuadro es un retrato de un joven disfrazado del dios griego Baco.
Descripción de Baco (Bacchus) de Michelangelo Merisi da Caravaggio
Michelangelo Merisi da Caravaggio, el pintor italiano que fue uno de los primeros en trabajar en el estilo pictórico barroco, pintó a Baco durante un periodo de su vida bastante tranquilo y sereno. Esto puede deducirse del hecho de que Caravaggio ya había pintado a este personaje, pero no como un joven robusto, sino como un hombre enfermizo y algo demacrado, con el rostro cansado.
El cuadro es un retrato de un joven disfrazado del dios griego Baco. Está vestido, o más bien medio vestido, con ropas blancas ceñidas con una faja negra cuyo extremo sostiene Baco en su mano derecha. Con la mano izquierda extiende una amplia copa llena de vino, como si invitara al espectador a participar en el festín. En la mesa, frente a la deidad, hay un cuenco de fruta y una botella de vino hueca.
Baco está sano y musculoso, sus mejillas brillan con el resplandor de un hombre sano y libre de cargas. Pero su rostro está hinchado y algo afeminado, y sus ojos no muestran más que una languidez medio aturdida que nadie sabe si se convertirá en una pelea con míticos compañeros de copas o en un sueño entre la vajilla. El pelo negro alquitranado del joven parece artificial, lo que puede ser cierto: hay referencias al uso de pelucas por parte del artista.
Baco está sentado sobre una colcha blanca, pero ésta no oculta el cojín de rayas sin lavar, símbolo de algún tipo de suciedad. La mano del joven que sujeta el vaso parece no haberse lavado en mucho tiempo y la suciedad se ha acumulado bajo las uñas: parece más la mano de un pilluelo que la de una antigua deidad.
La fruta que había en la mesa era, en su mayoría, digna de ser tirada: estaba arrugada, mordida, y algunas estaban podridas y afectadas por las orugas. La granada entre ellos, al haber perdido su aspecto comercial, es un símbolo de la pérdida de la pureza y la inocencia.
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Comentarios: 1 Ответы
* * *
Караваджо круглые цвета –
Круглые цвета? Сие абсурдно.
Нет, когда гармония густа
Жить не сможем яростно, бездумно.
Караваджо очень бурно жил,
Не легло в картины напряженье.
В них звучит гармония.
Светил
Духа ощущается сквоженье.
No se puede comentar Por qué?
En el lienzo se observa a un joven de complexión robusta, semidesnudo y recostado sobre lo que parece ser una tela o almohadón blanco. Su cuerpo está parcialmente cubierto por un manto pálido que resalta su piel clara. El personaje porta una corona elaborada compuesta por hojas de vid y uvas maduras, sugiriendo una conexión con la naturaleza y la abundancia.
Su mirada directa al espectador establece una relación íntima e inmediata. La expresión facial es serena, casi melancólica, aunque también se percibe un atisbo de sensualidad. En su mano derecha sostiene una copa llena de vino tinto, mientras que en la izquierda parece ofrecer una fruta oscura, posiblemente una higo o ciruela.
En primer plano, sobre una superficie plana y neutra, se presenta una profusa naturaleza muerta: uvas de diversos tonos –verdes, moradas, negras–, otras frutas como melocotones y peras, y un cuenco rebosante de la misma variedad frutal. A su lado, un jarro oscuro con el borde parcialmente visible completa la composición.
La iluminación es dramática y focalizada; una luz intensa incide sobre el cuerpo del joven y las frutas, creando fuertes contrastes de luces y sombras (claroscuro). Este recurso enfatiza el volumen y la textura de los objetos representados, así como la sensualidad de la figura humana.
El conjunto evoca temas relacionados con el placer terrenal, la embriaguez, la fertilidad y la transitoriedad de la vida. La abundancia de frutas maduras puede interpretarse como un símbolo de prosperidad y deleite sensorial, pero también como una advertencia sobre los excesos y la decadencia. La presencia del vino refuerza esta idea, asociándose con el éxtasis y la pérdida de control. El gesto de ofrecer fruta podría ser una invitación a compartir estos placeres, o bien, una representación alegórica de la generosidad y la hospitalidad.
La atmósfera general es cargada de simbolismo y ambigüedad, invitando a una reflexión sobre la naturaleza humana y sus deseos más primarios. La figura central, con su belleza andrógina y su mirada penetrante, parece encarnar tanto la vitalidad como la vulnerabilidad.