Self-Portrait Albrecht Dürer (1471-1528)
Albrecht Dürer – Self-Portrait
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Pintor: Albrecht Dürer
Ubicación: Alte Pinakothek, Munich.
"Autorretrato" (otro título para el cuadro "Autorretrato con ropa de piel") es uno de los famosos cuadros del artista, guardado durante mucho tiempo en su familia y no destinado al público en general. Es bastante joven y tiene un rostro atractivo (el artista tenía menos de 30 años cuando lo pintó). Sus ojos inteligentes y ligeramente cansados miran intensamente al espectador; sus labios carnosos, enmarcados por una pequeña barba y un bigote, sugieren sensualidad y sed de amor.
Descripción del Autorretrato en la imagen de Cristo de Alberto Durero
"Autorretrato" (otro título para el cuadro "Autorretrato con ropa de piel") es uno de los famosos cuadros del artista, guardado durante mucho tiempo en su familia y no destinado al público en general.
Es bastante joven y tiene un rostro atractivo (el artista tenía menos de 30 años cuando lo pintó). Sus ojos inteligentes y ligeramente cansados miran intensamente al espectador; sus labios carnosos, enmarcados por una pequeña barba y un bigote, sugieren sensualidad y sed de amor. Su pelo rizado cae en mechones ordenados por debajo de los hombros en un traje de pieles con la mano derecha levantada hacia el pecho.
La innovación de Durero fue representarse a sí mismo de cara en un retrato secular (recordemos que en esta época (1500) las figuras de los retratos seculares se representaban de perfil o semiprofil, y sólo las imágenes religiosas podían representarse de cara).
Dicha imagen se solapa directamente con la representación icónica de Jesucristo, tanto más cuanto que se observa la similitud entre el rostro del artista y el del Salvador (el mismo pelo largo y ondulado, la barba y el bigote pequeños, el rostro delgado con rasgos clásicos, etc., la inscripción en el retiro como en el icono en la parte derecha e izquierda del cuadro). Estas pinturas artísticas eran propias de los artistas del Renacimiento, que proclamaban el ideal del hombre, comparándolo con un dios terrenal.
De este modo, el pintor se eleva como representante de esta nueva era, que coloca al hombre creador en un pedestal (no en vano pinta con tanto cuidado su mano derecha, que creó esta imagen). Él mismo, según los recuerdos de los contemporáneos, admitió que quería inmortalizar su nombre y su joven rostro, pintándolo con "colores eternos", que la muerte es incapaz de borrar.
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Comentarios: 2 Ответы
это Алберт Дюрер в образе христа
Совсем иначе мне представлялся)
No se puede comentar Por qué?
En este retrato, el autor presenta a un hombre de mediana edad con una mirada directa y penetrante al espectador. La composición es sobria; el personaje ocupa casi toda la extensión del lienzo, lo que enfatiza su presencia individual. El fondo oscuro e indefinido concentra la atención en la figura y sus detalles.
El individuo exhibe una vestimenta formal, aunque no ostentosa: un abrigo de color castaño rojizo con cuello de piel, sobre una camisa blanca visible solo en las mangas. La calidad del tejido parece sugerir cierta posición social, pero sin excesos. Su cabello largo y ondulado, de tonalidad castaña dorada, contrasta con la barba cuidadosamente recortada, también larga y abundante.
La paleta cromática es terrosa y apagada, dominada por marrones, ocres y grises. La luz incide sobre el rostro del retratado, resaltando sus facciones y creando un juego de sombras que acentúa su seriedad. Se observa una meticulosa atención al detalle en la representación de las manos; la mano izquierda se presenta abierta, como si ofreciera algo o estuviera a punto de realizar un gesto.
La inscripción presente en el ángulo superior derecho sugiere un carácter autorreferencial. La mirada del personaje no es amable ni distante; transmite una mezcla de introspección y determinación. Se percibe una cierta melancolía, quizás incluso un dejo de inquietud, que se manifiesta en la expresión facial y en la intensidad de los ojos.
La pintura parece explorar temas relacionados con la identidad, el paso del tiempo y la reflexión personal. La pose formal, combinada con la mirada directa y la inscripción, sugieren una declaración consciente del individuo ante el mundo. El autor no busca idealizar al personaje; más bien, lo presenta de manera realista, enfatizando sus rasgos individuales y su estado interior.