Jupiter And Callisto Francois Boucher (1703-1770)
Francois Boucher – Jupiter And Callisto
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Pintor: Francois Boucher
En la Francia de principios del siglo XVIII, el estilo artístico más popular era el rococó. El rococó se caracterizó por la representación del lujo, el derroche, la abundancia de elementos decorativos y las formas caprichosas. Las pinturas de esa época servían principalmente para la decoración de interiores. Los personajes se representaban con aspecto de figuritas de porcelana; al mismo tiempo, los cuerpos de los cuadros tenían formas exuberantes y sensuales.
Descripción del cuadro Júpiter y Calisto de François Boucher
En la Francia de principios del siglo XVIII, el estilo artístico más popular era el rococó. El rococó se caracterizó por la representación del lujo, el derroche, la abundancia de elementos decorativos y las formas caprichosas. Las pinturas de esa época servían principalmente para la decoración de interiores. Los personajes se representaban con aspecto de figuritas de porcelana; al mismo tiempo, los cuerpos de los cuadros tenían formas exuberantes y sensuales. Los temas de los cuadros son en su mayoría pastorales. Los fondos suelen incluir pintorescos céspedes bordeados de árboles y arbustos; un río o un arroyo es también un elemento obligatorio del paisaje.
François Boucher fue el artista más pintoresco de la época rococó. También realizó diseños para cuadros de porcelana y tapices, esculpió y coloreó grabados, además de pintar interiores. Todas sus obras se caracterizan por los tonos rosa claro, azul y verde suave.
El tema está tomado de un mito romano. Según la leyenda, el dios Júpiter se apasionó por la ninfa Calisto y, para no asustarla, se presentó ante la deseada muchacha bajo la apariencia de la diosa Diana. Bajo la apariencia de una mujer, el dios intentó seducir a Calisto. Como compañera de Diana, la ninfa la había acompañado en la cacería, por lo que no le sorprendió su aparición. Así, Júpiter consiguió seducir a su amante, que había hecho voto de virginidad. Para la sociedad francesa, el mito era ampliamente conocido gracias a las Metamorfosis de Ovidio.
Boucher representó a dos muchachas coquetas en un paisaje pastoral; el grupo de cupidos realiza una tarea decorativa, apareciendo como una corona o una guirnalda de flores. Las jóvenes heroínas no tienen nada de divinas ni de majestuosas; lo más probable es que el artista haya reproducido fielmente el aspecto de las modelos francesas que posaron para la obra. En general, se acepta que la belleza de estas pinturas sólo puede apreciarse en sus respectivos interiores, de los que formaban parte.
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En el lienzo se observa una escena mitológica representada con un marcado dinamismo y sensualidad. Dos figuras humanas, presumiblemente femeninas por sus rasgos y vestimenta, ocupan el primer plano. La figura a la izquierda, recostada sobre un lecho de vegetación y telas rojas, presenta una postura relajada y vulnerable; su mirada se dirige hacia la otra figura con una expresión que sugiere sumisión o aceptación. Su piel es clara y luminosa, resaltando las curvas del cuerpo.
La figura de la derecha, sentada y ligeramente inclinada sobre la primera, exhibe un porte más dominante. Porta una corona de laurel, indicativo de estatus elevado, y su vestimenta, aunque ligera, denota cierta autoridad. Su mano acaricia suavemente el rostro de la compañera, mientras que su mirada parece evaluar o poseer a la otra figura.
El entorno natural juega un papel crucial en la composición. Un bosque frondoso y oscuro sirve como telón de fondo, creando una atmósfera íntima y reservada. La luz incide sobre las figuras principales, destacándolas del resto del paisaje. En la parte superior, se distinguen varias figuras aladas –putti– que interactúan con flores y ramas, añadiendo un elemento lúdico y celestial a la escena.
En el suelo, entre las dos figuras, se aprecia un arco y flechas, así como un ave rapaz (posiblemente un pavo real) parcialmente oculto por la vegetación. Estos objetos podrían aludir a atributos específicos de los personajes representados o simbolizar conceptos relacionados con la caza, el amor o la fertilidad.
La pintura sugiere una narrativa compleja que involucra poder, deseo y transformación. La diferencia en las posturas y miradas de las figuras principales apunta a una relación desigual, donde una figura ejerce control sobre la otra. El entorno natural exuberante y los putti refuerzan la idea de un espacio paradisíaco, pero también insinúan la posibilidad de engaño o manipulación. La presencia del ave rapaz podría simbolizar la fuerza bruta o el destino inevitable. En conjunto, la obra evoca una reflexión sobre las dinámicas de género, la seducción y las consecuencias de ceder al poder ajeno.