Night. Arhip Kuindzhi (Kuindschi) (1842-1910)
Arhip Kuindzhi – Night.
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Pintor: Arhip Kuindzhi (Kuindschi)
Esta pintura de Quindzhi se considera generalmente como su testamento creativo. Lo incompleto del cuadro es una especie de símbolo de la eternidad de su viaje creativo. Esta asociación se ve reforzada por la inmensidad lunar de las vastas llanuras, una especie de luz eterna en el horizonte. En el cuadro, la calma de la noche del sur parece prepararse para la llegada de la mañana. Esta anticipación del amanecer está subrayada por la presencia de una manada de caballos (con figuras inacabadas) pastando en la colina.
Descripción del cuadro "Noche" de Arkhip Quindzhi.
Esta pintura de Quindzhi se considera generalmente como su testamento creativo. Lo incompleto del cuadro es una especie de símbolo de la eternidad de su viaje creativo. Esta asociación se ve reforzada por la inmensidad lunar de las vastas llanuras, una especie de luz eterna en el horizonte.
En el cuadro, la calma de la noche del sur parece prepararse para la llegada de la mañana. Esta anticipación del amanecer está subrayada por la presencia de una manada de caballos (con figuras inacabadas) pastando en la colina. La habilidad de Quindzhi, su inimitable sensibilidad, es particularmente evidente en su sentido de la luz de la luna creciente. La propia luna, iluminando el horizonte a pesar de su timidez, como con una "modesta" hoz, se cierne sobre la llanura, indicando sus derechos nocturnos sobre la naturaleza. Sí, ciertamente no es el sol, pero su encantadora luz adorna la llanura a su manera.
El cielo del cuadro está casi despejado, y las escasas nubes, como otro trazo acertado, subrayan la grandeza del cielo nocturno.
El cuadro Anochecer combina la tristeza y la esperanza de forma sorprendente. El río, por supuesto, juega su papel en este sentido. Su cinta, en su deseo de fundirse con el cielo transparente, se adentra en la distancia. Amplia y abundante en agua, al mismo tiempo con una suavidad pacífica y tranquila, también está bajo el poder de la noche y la luna. El reflejo de este último ante el recodo más visible del cuadro, es un toque de animación del río y del cuadro en su conjunto. El río, triste junto a la colina, se ilumina al final y representa la esperanza.
El paisaje nocturno no ha impedido que Kaindzhi refleje el espacio en toda su magnificencia, como siempre. Además, en el cuadro, cada figura se funde armoniosamente con el tema general en la medida de lo posible. Esto también se aplica a las personas que duermen tranquilamente en primer plano.
La composición de "La noche" está compuesta según todas las reglas de la pintura clásica. El cuadro está dominado por los tonos grises, pero esto no lo hace sombrío. Aquí el color gris con sus matices hace que todo sea claro y transparente.
En la pintura de Quindzhi, el sentimiento más pronunciado es el de la anticipación, la espera del amanecer y la espera de que la mano invisible del maestro lo complete.
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La obra presenta una escena nocturna dominada por tonos oscuros y una atmósfera melancólica. En primer plano, un terreno elevado, rocoso y cubierto de vegetación escasa, ocupa gran parte del lienzo. Sobre este promontorio se distinguen figuras animales, posiblemente camellos o dromedarios, delineadas con precisión pero sin detalles que permitan identificar su actividad concreta; algunos parecen estar en reposo, otros quizás bebiendo.
El espacio medio está ocupado por una extensión de agua tranquila, probablemente un río o lago, que refleja tenuemente la luz de un cielo crepuscular. La superficie del agua actúa como espejo, duplicando vagamente las formas oscuras de la tierra y el brillo pálido de la luna creciente situada en lo alto del firmamento.
El cielo es vasto y sombrío, con gradaciones sutiles de gris y azul que sugieren una hora tardía de la noche o un amanecer inminente. La luna, aunque pequeña, se erige como el único foco luminoso, aportando un contraste delicado a la oscuridad circundante.
La composición es estática y contemplativa. El autor ha empleado una paleta restringida, enfatizando las sombras y los efectos de luz para crear una sensación de quietud y soledad. La ausencia de figuras humanas sugiere una reflexión sobre la naturaleza primordial y el paso del tiempo.
Se percibe un subtexto relacionado con la fragilidad de la existencia frente a la inmensidad del universo. Los animales, en su aparente pasividad, podrían simbolizar la vulnerabilidad de los seres vivos ante las fuerzas naturales o representar una conexión ancestral con el entorno salvaje. La luz lunar, tenue y distante, evoca un sentimiento de misterio y trascendencia, invitando a la introspección sobre temas como la mortalidad y la búsqueda de sentido en la vastedad del cosmos. El paisaje desolado podría interpretarse como una metáfora del aislamiento o la contemplación espiritual.