matisse (14) Henri Matisse (1869-1954)
Henri Matisse – matisse (14)
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Pintor: Henri Matisse
Este cuadro del artista se diferencia de los demás en que Matisse nunca utilizó la representación de la vida cotidiana y los interiores en sus obras. En el cuadro se puede observar a los miembros de la familia del artista ocupados en sus asuntos domésticos. Por ejemplo, la esposa aparece bordando, los hijos de Henri Matisse juegan apasionadamente al ajedrez. La hija Marguerite llama especialmente la atención.
Descripción del cuadro "Retrato de familia" de Henri Matisse
Este cuadro del artista se diferencia de los demás en que Matisse nunca utilizó la representación de la vida cotidiana y los interiores en sus obras. En el cuadro se puede observar a los miembros de la familia del artista ocupados en sus asuntos domésticos. Por ejemplo, la esposa aparece bordando, los hijos de Henri Matisse juegan apasionadamente al ajedrez.
La hija Marguerite llama especialmente la atención. Si se observa el cuadro, se puede notar que las proporciones en él están rotas, probablemente el artista trató así de mostrar una situación ordinaria sin adornos ni formalidades innecesarias. El espectador se siente a gusto y tranquilo con la atmósfera que reina en el lienzo. Matisse utiliza una técnica muy inusual, evitando los pequeños detalles es capaz de mostrar al espectador una imagen completa y llevar el placer a cada persona que mira esta obra maestra.
Mediante el uso de ricos y hermosos tonos de color, el artista ha creado toda una composición de interés y peculiaridad. La escritura y la técnica de dibujo de este artista son bastante inusuales y llamativas: Henri Matisse no utiliza la compleja técnica de combinar la sombra y la luz, las figuras tienen colores más intensos que pretenden dar un estado de ánimo a su espectador. Los temas que representa son vagos e indistintos y no necesitan ninguna claridad, lo que importa es dar una imagen completa que se distinga de las demás por su suavidad y naturalidad. El artista utiliza una combinación de blanco y negro para completar el cuadro y atraer la atención del espectador hacia el centro del mismo.
En Retrato de familia, una obra maestra por su técnica y por la inusual combinación de colores vivos. El artista ha demostrado que, incluso en un día normal, es posible disfrutar de una velada en familia y lo ha demostrado en su cuadro.
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La obra presenta una escena íntima que transcurre en el interior de un hogar. Cuatro figuras humanas ocupan el espacio, distribuidas alrededor de un tablero de ajedrez colocado sobre una mesa baja de madera sencilla. Dos hombres, vestidos con túnicas rojas de corte clásico, se encuentran absortos en el juego; sus posturas sugieren concentración y tensión. Uno inclina la cabeza hacia abajo, posiblemente considerando su próximo movimiento, mientras que el otro extiende la mano para desplazar una pieza.
A ambos lados del tablero, dos mujeres observan la partida. Una, sentada en un sillón tapizado con motivos florales dorados, exhibe una expresión serena y distante; su mirada parece perdida en otra parte. La otra mujer, vestida de negro con un severo cuello blanco, se mantiene de pie, sosteniendo un objeto rectangular –quizás un libro o una carta– en sus manos. Su presencia es más rígida y formal que la de las otras figuras.
El espacio interior está definido por elementos decorativos que contribuyen a crear una atmósfera particular. Un hogar de piedra domina el fondo, flanqueado por jarrones con flores y pequeñas esculturas. Las paredes están cubiertas por un papel pintado con motivos florales estilizados en tonos ocre y blanco. El suelo está alfombrado con una rica ornamentación geométrica que añade complejidad visual a la composición.
La paleta de colores es vibrante, aunque no estridente. Predominan los rojos intensos de las túnicas masculinas, contrastados por los dorados del sillón y los tonos más apagados de los vestidos femeninos y el papel pintado. La luz parece difusa e interior, creando sombras suaves que modelan las figuras y resaltan la textura de los objetos.
Subtextualmente, la pintura sugiere una reflexión sobre la dinámica social y las relaciones interpersonales. El juego de ajedrez puede interpretarse como una metáfora de la lucha por el poder o la confrontación intelectual. La actitud contemplativa de las mujeres podría indicar su papel pasivo en este contexto masculino, o bien, su capacidad para observar y analizar la situación desde una perspectiva diferente. La formalidad del vestido negro contrasta con la relajada vestimenta roja, insinuando diferencias de estatus o personalidad. En general, la obra transmite una sensación de quietud y misterio, invitando al espectador a reflexionar sobre las motivaciones y emociones ocultas de los personajes representados.