Self-portrait (?) With brushes behind the ear Orest Adamovich Kiprensky (1782-1836)

Descripción del cuadro de Orest Kiprensky "Autorretrato con pinceles detrás de las orejas".

"Autorretrato con pinceles detrás de la oreja" fue pintado alrededor de 1808. Su autor, Orest Adamovich Kiprensky, fue el mejor retratista ruso de la primera mitad del siglo XIX. El cuadro es una de las varias imágenes contradictorias y mutuamente excluyentes del artista, retratado conscientemente por él mismo en una serie de autorretratos. La personalidad y la creatividad de Orest Adamovich, por cierto, siguen estando llenas de detalles intrigantes y misteriosos.

Brillante representante del Romanticismo, alcanzó cotas de habilidad y éxito sin precedentes, precisamente como retratista. Kiprensky buscaba nuevas posibilidades en este género. Plasmando y esbozando los movimientos externos e internos de los modelos, el maestro descubrió incansablemente nuevas técnicas y soluciones artísticas. Sus retratos se convirtieron en una especie de crónica histórica de la sociedad, deleitando con el abanico de características individuales, imágenes y perspicacia Kiprensky siempre transmite la esencia de los individuos retratados de una manera genuina, fenomenal y original.

En el caso de sus propios autorretratos, la situación es mucho más complicada y sigue dando lugar a disputas entre los historiadores del arte. Cada uno de los lienzos representa uno u otro cambio en la apariencia externa e interna de Kiprensky. "Autorretrato con pinceles detrás de la oreja" puede atribuirse al autoelogio de su vocación creativa como pintor. Contrastes audaces de luz, forma de actuar segura y dinámica, riqueza y calidez de la combinación de colores. El retrato respira con una energía incontenible, relajada y segura de sí misma. Los ojos del joven artista arden de excitación, sus labios están fruncidos de impaciencia y su pincel está pegado detrás de la oreja impúdicamente, con una cuota de picardía infantil.

Este autorretrato es inusual y demuestra nuevas técnicas estéticas en las formas pictóricas. Los complejos juegos de luces y sombras y los inusuales efectos de color son aquí los protagonistas. Pocos detalles, pocas variaciones de color: sólo a través de la luz y la sombra el autorretrato atraviesa el lienzo. Los rasgos faciales moldeados en la penumbra se iluminan y se bañan en una luz cálida. Kiprensky se presenta ante nosotros al principio de su carrera, lleno de entusiasmo y esperanzas.