Ecce Homo Hieronymus Bosch (1450-1516)
Hieronymus Bosch – Ecce Homo
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Pintor: Hieronymus Bosch
Ubicación: Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt am Main.
Pintado a finales del siglo XV, el cuadro de El Bosco muestra una puesta en escena del encuentro entre Jesucristo y Poncio Pilato ante una multitud enfurecida. Jesús es representado exhausto y mutilado por los latigazos, así como con una corona de espinas en la cabeza. El Bosco pretendía que la multitud, que exigía la ejecución del "falso profeta", representara un gran monstruo multicéfalo, malvado y feo, con caras estúpidas y miradas sin sentido, pareciendo también una multitud ociosa de feria.
Descripción del cuadro de El Bosco El hombre de la mar
Pintado a finales del siglo XV, el cuadro de El Bosco muestra una puesta en escena del encuentro entre Jesucristo y Poncio Pilato ante una multitud enfurecida. Jesús es representado exhausto y mutilado por los latigazos, así como con una corona de espinas en la cabeza.
El Bosco pretendía que la multitud, que exigía la ejecución del "falso profeta", representara un gran monstruo multicéfalo, malvado y feo, con caras estúpidas y miradas sin sentido, pareciendo también una multitud ociosa de feria. Para ello, el artista ha vestido a las personas que se encuentran allí con extrañas y atípicas prendas de colores vivos, entre las que se encuentran cintas, turbantes y capas ricamente decoradas.
Estas personas son la manifestación y el arma del mal frente al cambio que hace avanzar al mundo y lo empuja por el camino de la verdad.
A lo lejos, se aprecian los rasgos de la ciudad flamenca de aquellos años, repleta de torres, casas de vecinos y edificios comerciales. El punto central de esta perspectiva es el ayuntamiento de estilo renacentista del norte.
El principal mensaje que transmite la imagen de la ciudad es la yuxtaposición simbólica de la injusticia y el derramamiento de sangre, por un lado, y un idilio tranquilo y secular, por otro. La ciudad duerme, despierta y florece, mientras que prácticamente a sus puertas dan muerte no a cualquiera, sino al propio hijo de Dios.
Curiosamente, en uno de los balcones de un edificio de apartamentos de la ciudad descrita hay una bandera roja con una media luna, símbolo de los infieles que traicionaron a Jesucristo y que, a su vez, se identifican con el mundo islámico, entonces dueño e invasor de los principales santuarios cristianos. La figura de un búho sobre la cabeza de Poncio Pilato y el sapo en el escudo de uno de los guardias son claros heraldos del dolor inminente y una personificación de la desesperanza de este mundo.
Otro punto interesante está relacionado con la esquina inferior izquierda del cuadro: tras una mirada más atenta se pueden ver algunas siluetas vagas y apenas visibles, como si estuvieran borradas a propósito, de algunas personas.
No se sabe nada con certeza, pero se sugiere que estas siluetas pudieron pertenecer a donantes (comisionados de obras de arte o arquitectura en la tradición católica), que por alguna razón fueron borradas posteriormente del lienzo. Las figuras incluyen un padre arrodillado, varios niños y, presumiblemente, un monje dominico, que clama a Dios por la salvación de su propia alma y la de los demás inocentes.
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