Hieronymus Bosch – Garden of Earthly Delights, outer wings of the triptych
Ubicación: Prado, Madrid.
На эту операцию может потребоваться несколько секунд.
Информация появится в новом окне,
если открытие новых окон не запрещено в настройках вашего браузера.
Для работы с коллекциями – пожалуйста, войдите в аккаунт (abrir en nueva ventana).
Поделиться ссылкой в соцсетях:
No se puede comentar Por qué?
Análisis de la pintura
En este díptico, el autor presenta dos paneles que muestran una esfera terrena suspendida en un espacio indefinido y oscuro. La representación no busca una fidelidad geográfica precisa; más bien, se trata de una visión simbólica del mundo. En ambos casos, la esfera está delimitada por un borde circular pronunciado, lo que enfatiza su carácter artificial o construido.
El panel izquierdo exhibe un paisaje iluminado por una luz intensa y descendente, casi divina, que resalta las formas terrestres: montañas, valles, cuerpos de agua y vegetación. Se distinguen algunas construcciones humanas dispersas, aunque pequeñas en relación con la vastedad del entorno natural. La atmósfera sugiere un estado primordial o edénico, donde la creación parece recién emergida. En la parte superior, una formación nubosa densa se eleva, posiblemente aludiendo a las esferas celestiales.
El panel derecho contrasta marcadamente con el anterior. El paisaje está sumido en una penumbra generalizada, y la luz es tenue y difusa. La vegetación parece más escasa y desordenada, y los cuerpos de agua se presentan oscuros y amenazantes. Las construcciones humanas son igualmente visibles, pero su presencia no transmite la misma sensación de armonía que en el panel izquierdo. El cielo está cubierto por nubes pesadas y tormentosas, lo que sugiere un estado de decadencia o caos.
La inscripción repetida en ambos paneles – “ipse creatur et factus est” (Él creó y fue hecho) – introduce una reflexión sobre la naturaleza de la creación y su relación con el creador. La yuxtaposición de los dos paisajes, uno luminoso y otro oscuro, podría interpretarse como una representación del estado original del mundo antes y después de la caída del hombre. El contraste entre ambos paneles sugiere un ciclo de creación, corrupción y posible redención.
La esfera misma puede entenderse como el mundus, el universo material sujeto a las leyes del tiempo y la transformación. La forma circular podría simbolizar tanto la perfección divina como la naturaleza cíclica de la existencia. La elección de representar este mundo dentro de un marco definido sugiere una limitación inherente a la creación terrenal, o quizás una advertencia sobre los límites de la comprensión humana.