The bathers Jean Honore Fragonard (1732-1806)
Jean Honore Fragonard – The bathers
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Pintor: Jean Honore Fragonard
Ubicación: Louvre (Musée du Louvre), Paris.
El artista francés Jean Honoré Fragonard fue conocido por sus pinturas rococó y neoclásicas. Los protagonistas frecuentes de sus cuadros son las parejas románticas casi celestiales, que interpretan personajes cuyos vestidos vuelan alrededor del cuadro y dan la impresión de ser nubes aireadas y coloridas. Las bañistas, pintadas entre 1772 y 1775, no fueron una excepción. Las imágenes de las bellezas esconden ligereza y cierto erotismo, lo que confiere al cuadro una poesía musical.
Descripción de un cuadro de Jean Honoré Fragonard "Bañistas".
El artista francés Jean Honoré Fragonard fue conocido por sus pinturas rococó y neoclásicas. Los protagonistas frecuentes de sus cuadros son las parejas románticas casi celestiales, que interpretan personajes cuyos vestidos vuelan alrededor del cuadro y dan la impresión de ser nubes aireadas y coloridas.
Las bañistas, pintadas entre 1772 y 1775, no fueron una excepción. Las imágenes de las bellezas esconden ligereza y cierto erotismo, lo que confiere al cuadro una poesía musical. Las criaturas celestiales se muestran casi desnudas, con los rayos del sol cayendo sobre ellas, lo que convierte el fondo general en un color dorado, que da al lienzo una cierta regalidad. La desnudez de los bañistas queda modestamente cubierta por el agua, las hierbas costeras y el follaje de los árboles. Se puede leer el dinamismo en cada movimiento, que Fragonard nos transmite: los enormes árboles que se doblan con el viento, la hierba que se extiende, los materiales que parecen flotar -parecen ser los vestidos de las nadadoras- y las nubes que se reúnen en una multitud, que nos hablan de la llegada del mal tiempo.
Fragonaro tiene motivos galanteo-eróticos, que se muestran bien en el cuadro en cuestión. Pinta las formas de las niñas con trazos amplios, mientras que los árboles y la hierba están creados con pinceladas y trazos afilados. Al mismo tiempo, el color puro combina bien con la paleta mixta, en la que hay un negro, casi nocturno, y matices nacarados y blancos, que dan la impresión de un día aún inacabado.
Los bañistas combinan la belleza material y el espectáculo teatral, lo que confiere al conjunto de la composición una fácil percepción.
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En esta composición se observa un grupo de figuras femeninas desnudas en un entorno natural exuberante. El espacio está dominado por una densa arboleda que proyecta sombras y crea una atmósfera íntima, casi crepuscular. Las mujeres interactúan entre sí; algunas parecen estar jugando o retozando, mientras otras descansan recostadas sobre la hierba. La luz incide de manera desigual en las figuras, resaltando el brillo de sus cuerpos y generando contrastes marcados que enfatizan su volumen y textura.
El autor ha empleado una pincelada suelta y vibrante, con un tratamiento del color rico y sensual. Los tonos rosados y ocres predominan, evocando la calidez de la piel humana y la vitalidad de la naturaleza. La composición es dinámica y asimétrica; las figuras se distribuyen en diferentes planos, creando una sensación de movimiento y profundidad.
Subyacentemente, la pintura parece explorar temas relacionados con el placer sensual, la camaradería femenina y la conexión con la naturaleza. La desnudez de las mujeres no se presenta como algo escandaloso o provocativo, sino más bien como una expresión de libertad e inocencia. El entorno natural actúa como un refugio idílico, alejado de las convenciones sociales y las restricciones morales.
La actitud despreocupada de las figuras sugiere una vida sencilla y armoniosa, en la que los instintos naturales son aceptados y celebrados. Se percibe una cierta ambigüedad en cuanto a la relación entre las mujeres; aunque existe un evidente compañerismo, también se vislumbra una sutil tensión erótica. La obra podría interpretarse como una reflexión sobre el cuerpo femenino, la belleza y la búsqueda del placer, o bien como una idealización de la vida pastoral y la inocencia perdida.