Konstantin Alekseevich Korovin – Paris. 1933
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La obra presenta una escena urbana nocturna, presumiblemente en una gran ciudad. El autor ha empleado una pincelada vigorosa y fragmentada, creando una atmósfera vibrante y dinámica. Predominan los tonos oscuros –azulados, grises y marrones– que sugieren la noche, contrastando fuertemente con las manchas de luz cálida provenientes de faroles, escaparates y ventanas iluminadas.
En primer plano, se observa un bulevar repleto de figuras humanas en movimiento. La representación es difusa; los individuos no están definidos con precisión, sino que aparecen como siluetas borrosas inmersas en el flujo constante de la vida urbana. Se distinguen vehículos tirados por caballos, lo cual podría indicar una época anterior a la generalización del automóvil.
El espacio se construye mediante capas superpuestas de color y luz. La perspectiva es intuitiva más que rigurosamente matemática; las líneas convergen hacia un punto lejano, pero sin una precisión absoluta. Al fondo, se vislumbran edificios altos y sombríos, con algunos elementos arquitectónicos reconocibles como balcones y ventanas.
La iluminación juega un papel crucial en la composición. Las luces no solo revelan la presencia de actividad humana, sino que también crean reflejos sobre el pavimento mojado, intensificando la sensación de humedad y movimiento. La luz parece emanar desde múltiples fuentes, generando una red compleja de brillos y sombras.
Subtextualmente, la pintura podría interpretarse como una reflexión sobre la modernidad y la alienación en la gran ciudad. El anonimato de las figuras, el ritmo frenético del bulevar y la atmósfera nocturna sugieren un sentimiento de soledad y despersonalización. La obra no se centra en detalles específicos ni en narrativas concretas; más bien, busca capturar la esencia de una experiencia urbana –la multitud, el ruido, la luz artificial– que puede ser tanto estimulante como abrumadora. El uso de colores oscuros y contrastes marcados podría evocar una sensación de melancolía o incluso inquietud. La firma en la esquina inferior izquierda sitúa la obra temporalmente en 1933, lo cual añade un contexto histórico a la interpretación.