The Fifer Édouard Manet (1832-1883)

Descripción del cuadro El flautista de Eduard Manet

El cuadro fue pintado en 1866. Es la gran creación del artista. La poesía y la austeridad van aquí de la mano. Vemos a un niño normal y corriente. Es un niño con una peculiar inmediatez e importancia deliberada. Va vestido con pantalón rojo y uniforme azul.

La ropa crea un fuerte contraste de dos colores. A Manet le interesaban mucho los detalles de los diferentes trajes, por lo que en muchos de sus cuadros aparecen los personajes con diversas vestimentas inusuales. Al artista también le gustaba travestirse. Qué encantadora es esta niña. La pintura de Manet es increíblemente encantadora. Los colores son tan sencillos que se crea una increíble armonía. La figura del niño parece increíblemente sencilla. El entorno que rodea al héroe del cuadro es muy misterioso. El fondo es casi monocromático y no hay ningún sentido de la línea del horizonte. El fondo simplemente se evapora y la figura del niño queda rodeada por un sudario invisible. Toda la atmósfera se crea a partir de algo que está fuera del alcance de la realidad ordinaria, pero ahí es donde nace la verdadera pintura y su increíble poesía. Manet pintó al estilo de las estampas japonesas. Su especificidad consistía precisamente en que las figuras tenían una silueta muy clara, y todos los alrededores están sólo ligeramente marcados y sólo podían adivinarse. El fondo de esta obra es absolutamente plano y los detalles del personaje secundario carecen de importancia. El Salón de 1866 rechazó categóricamente esta obra, por considerar que le faltaba mucho volumen y aire, y que la perspectiva era totalmente inexistente. Los críticos calificaron al chico de la flauta como un "gato", que parecía estar clavado en una pared apenas perceptible. El artista retrató a un flautista muy real de la orquesta, que posó para él a propósito. Se cree que Manet copió la cara del niño de su hijo.