Mars and Venus United by Love Veronese (Paolo Cagliari) (1528-1588)
Veronese – Mars and Venus United by Love
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Pintor: Veronese (Paolo Cagliari)
Paolo Veronese fue un destacado representante de la escuela de pintura veneciana. Había bastantes artistas famosos. Paolo Veronese destacó entre ellos. Creó muchos lienzos pintorescos sobre temas mitológicos. El lienzo "Marte y Venus", brillante, expresivo y de extraordinaria belleza, es una obra maestra, reconocida en todo el mundo. El cuadro también se distingue por tener muchos títulos. Se trata de "Marte y Venus, unidos por el amor", "Marte, seduciendo a Venus", "Venus y Marte, unidos por Cupido" y muchos otros.
Descripción del cuadro Marte y Venus de Paolo Veronese
Paolo Veronese fue un destacado representante de la escuela de pintura veneciana. Había bastantes artistas famosos. Paolo Veronese destacó entre ellos. Creó muchos lienzos pintorescos sobre temas mitológicos. El lienzo "Marte y Venus", brillante, expresivo y de extraordinaria belleza, es una obra maestra, reconocida en todo el mundo.
El cuadro también se distingue por tener muchos títulos. Se trata de "Marte y Venus, unidos por el amor", "Marte, seduciendo a Venus", "Venus y Marte, unidos por Cupido" y muchos otros. El artista pintó el cuadro en los años setenta del siglo XVI. Ahora se expone en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Se ha sugerido que Veronese lo encargó a Rodolfo II, el emperador, el día de su coronación. El cuadro revela un tema mitológico en el que los protagonistas son los dioses del mundo antiguo. Marte y Venus están en el centro del cuadro, con Cupido acurrucado a sus pies.
Marte, viril, militante, se aventura en la batalla, aquí junto a Venus, bella, extremadamente femenina, eróticamente atractiva, tranquila, incluso sometida, pensativa. Y Cupido sella su unión amorosa atando una cinta de seda alrededor de sus piernas. Todos los personajes del cuadro, el caballo, Cupido, el sátiro y los protagonistas son un majestuoso himno al Amor.
El caballo es aquí un símbolo de la pasión, Cupido es la deidad del Amor en la antigua mitología griega, el Sátiro, que simboliza la lujuria, se mantiene firmemente en la piedra, para que el Sátiro no interfiera con el sentimiento puro de amor de Marte y Venus.
Todo en este cuadro respira un amor sublime. Cupido con una espada se coloca delante del caballo (la pasión básica), manteniéndolo alejado del Amor, el Sátiro (la lujuria) mantiene fuera la piedra, que parece haber absorbido al siervo Baco. Sin embargo, la sensualidad erótica no sólo se siente en la Venus desnuda. Su hermosa feminidad se ve acentuada por el hilo de perlas en su pelo rubio, el collar de perlas alrededor del cuello y las pulseras de oro en ambas manos.
El espectador puede tocar y sentir literalmente la sedosa suavidad del caballo, el peso de la capa que cuelga del hombro de Marte y el calor del mármol blanco. Del suave gesto de Venus (su mano se apoya tranquilamente en el hombro de Marte) emana la ternura.
El maestro Paolo Veronese también ha representado aquí el espíritu de la lujosa, opulenta y rica Venecia, una ciudad de fiesta con sus famosos carnavales y muelles del siglo XVI.
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En el lienzo se observa una escena íntima protagonizada por dos figuras centrales: un hombre y una mujer. La mujer, desnuda a excepción de algunos adornos como un collar y una banda que cruza su torso, está sentada en lo que parece ser un diván ricamente decorado con motivos dorados y púrpura. Su piel es clara, casi nacarada, y su mirada se dirige hacia el hombre, quien la abraza con ternura.
El hombre, de complexión robusta y barba abundante, viste una armadura parcial que sugiere un estatus guerrero o noble. Su rostro está inclinado hacia la mujer, en un gesto de afecto y sumisión. La palidez de su piel contrasta notablemente con el tono más cálido de la mujer.
Dos pequeñas figuras aladas, presumiblemente querubines, acompañan a la pareja. Uno de ellos sostiene una llama encendida cerca del hombre, mientras que el otro parece ofrecer un objeto no claramente visible. Estos seres añaden un elemento de dinamismo y simbolismo a la composición.
En el fondo, se vislumbra una arquitectura clásica en ruinas, con columnas y esculturas que evocan la antigüedad. Un caballo grisáceo permanece de pie cerca de la pareja, posiblemente asociado al hombre guerrero. El paisaje circundante es un bosque denso, bañado por una luz difusa que crea una atmósfera onírica.
La pintura sugiere una representación del amor y el deseo. La desnudez de la mujer, combinada con la actitud sumisa del hombre, podría interpretarse como una alusión a la vulnerabilidad femenina y el poder masculino. Sin embargo, la ternura en los gestos de ambos personajes indica un equilibrio emocional y una conexión profunda.
La presencia de los querubines refuerza el tema amoroso, mientras que las ruinas clásicas evocan la tradición mitológica y literaria asociada al amor y la belleza. La llama sostenida por uno de los querubines podría simbolizar la pasión o el ardor del deseo. El caballo, a menudo asociado con la fuerza y la virilidad, añade una capa adicional de significado a la figura masculina.
En general, la obra parece explorar las complejidades del amor, combinando elementos de sensualidad, poder, vulnerabilidad y afecto en un contexto mitológico o alegórico. La composición cuidadosamente equilibrada y el uso sutil del color contribuyen a crear una atmósfera de intimidad y misterio.