Isaak Levitan – Summer 900 Classic russian paintings

El lienzo presenta una escena campestre en pleno estío. Un prado extenso, dominado por la exuberancia de la vegetación silvestre, se extiende hacia el horizonte. En primer plano, un tapiz multicolor de flores silvestres –blancas, amarillas, púrpuras– captura la atención del espectador, sugiriendo una riqueza biológica y una vitalidad palpable.
A la derecha, un grupo de árboles de hojas densas, presumiblemente abedules por su corteza clara visible en el tronco principal, ofrece sombra y verticalidad a la composición. Su follaje oscuro contrasta con los tonos más claros del prado y el cielo. Más allá, una hilera continua de árboles delimita el fondo, insinuando un bosque o una zona arbolada extensa.
A la izquierda, se observa un campo de cereal maduro, probablemente trigo o cebada, que se inclina suavemente bajo el peso de sus propios frutos. La pincelada suelta y empastada en esta sección transmite la textura del grano y la sensación de calor.
El cielo ocupa una porción significativa de la obra, con nubes dispersas que sugieren un día soleado pero no abrasador. Los tonos azules predominan, aunque se perciben matices más cálidos cerca del horizonte. La luz difusa ilumina el paisaje, creando sombras suaves y resaltando los colores vibrantes de la flora.
La composición carece de figuras humanas o elementos arquitectónicos evidentes. Esta ausencia enfatiza la naturaleza prístina y la tranquilidad del entorno rural. Se puede interpretar como una reflexión sobre la belleza simple y efímera de la vida en el campo, así como un anhelo por la paz y la armonía con la naturaleza. La obra evoca una sensación de calma contemplativa, invitando al espectador a sumergirse en la serenidad del paisaje estival. Existe una sutil melancolía implícita, quizás relacionada con la fugacidad del tiempo y la inevitabilidad del cambio estacional.