Zinaida Serebryakova – An apple tree
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La obra presenta un manzano en plena fructificación, ocupando el centro del encuadre y dominando la composición. El árbol se alza sobre un fondo que sugiere una pradera o jardín, con indicios de construcciones a su derecha, apenas esbozadas mediante líneas horizontales y verticales y toques de color azul y rojo.
El tronco del manzano es robusto, pintado con pinceladas gruesas y en tonos oscuros que contrastan con el follaje y los frutos. Las ramas se extienden hacia arriba, sosteniendo una abundante cantidad de manzanas rojas brillantes, las cuales parecen ser el foco principal de la atención del artista. La representación de las hojas es fragmentada, casi abstracta, utilizando una paleta de verdes oscuros y ocres que sugieren densidad y volumen.
La pincelada es visible y enérgica, con una textura rica que aporta dinamismo a la imagen. El tratamiento del color no busca la fidelidad mimética, sino más bien expresar sensaciones y emociones. La luz parece filtrarse entre las hojas, creando un juego de sombras y reflejos que acentúa el volumen de los frutos.
En cuanto a subtextos, la obra podría interpretarse como una representación de la fertilidad y la abundancia, simbolizada por el manzano cargado de manzanas. Sin embargo, la forma en que se presenta el árbol – no idealizado, con un tronco fuerte pero sin adornos excesivos – sugiere también una conexión con la realidad terrenal, con sus imperfecciones y su ciclo natural. La presencia de las construcciones al fondo introduce un elemento humano, insinuando una relación entre la naturaleza y la vida doméstica o rural.
La simplicidad de la composición y el uso de colores intensos evocan una sensación de intimidad y cercanía con la naturaleza. El artista parece interesado en capturar la esencia del manzano, más que en reproducir su apariencia literal. La obra podría ser entendida como una reflexión sobre la belleza de lo cotidiano y la importancia de conectar con los elementos básicos de la vida.