Vasily Vereshchagin – Japanese beggar. Around 1904
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La obra presenta una figura humana envuelta en un atuendo tradicional japonés oscuro, casi negro, que contrasta con el fondo neutro y difuminado. La atención se centra inmediatamente en la cabeza cubierta por una estructura cilíndrica tejida, similar a un sombrero o canasta invertida, que oculta completamente el rostro del individuo. Esta ocultación es fundamental para comprender la atmósfera general de la pieza.
El personaje viste una túnica larga y amplia, atada con un obi decorado con caracteres japoneses en un pequeño cartel colgado. La calidad de la tela sugiere modestia pero también cierta dignidad; no se trata de harapos, sino de prendas usadas, quizás desgastadas por el tiempo o las circunstancias. Las manos, parcialmente visibles, sostienen lo que parece ser un bastón o apoyo.
La iluminación es tenue y focalizada, creando sombras pronunciadas que acentúan la verticalidad de la figura y su aislamiento. La paleta cromática limitada – predominio del negro, grises y marrones oscuros– refuerza una sensación de melancolía y recogimiento.
Subtextos potenciales:
La ocultación del rostro sugiere anonimato, marginación o incluso un deseo deliberado de desaparecer de la vista pública. La estructura sobre la cabeza podría simbolizar una carga, ya sea física, social o espiritual. El atuendo tradicional, aunque usado, evoca un pasado cultural y una identidad específica que se encuentra en un estado incierto.
La presencia del cartel con caracteres japoneses introduce un elemento narrativo ambiguo; el texto podría contener una súplica, una identificación o simplemente una declaración de su condición. La postura erguida, a pesar de la apariencia humilde, denota cierta dignidad y resistencia.
En conjunto, la pintura transmite una profunda reflexión sobre la pobreza, la exclusión social y la pérdida de identidad en un contexto cultural específico. Se percibe una fuerte carga simbólica relacionada con el sufrimiento silencioso y la búsqueda de significado en circunstancias adversas. La obra invita a la contemplación y a la empatía hacia aquellos que viven al margen de la sociedad.