Y pool. 1892 Isaac Ilyich Levitan (1860-1900)
Isaac Ilyich Levitan – Y pool. 1892
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Pintor: Isaac Ilyich Levitan
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El lienzo "En el estanque" fue pintado por Isaac Levitan en 1892. El cuadro es propiedad de la Galería Estatal Tretyakov. Muchos califican el lienzo de sombrío y triste, lleno de ansiedad y desesperación oculta. Según los críticos, las nubes que se elevan en el cielo encapotado y el sol poniente simbolizan la estampa y el estado depresivo del autor. El cuadro se atribuye al misticismo y al misterio debido a los extensos bosques que no están lejos, ocultos por el crepúsculo.
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Descripción del cuadro de Isaac Levitan En el estanque
El lienzo "En el estanque" fue pintado por Isaac Levitan en 1892. El cuadro es propiedad de la Galería Estatal Tretyakov. Muchos califican el lienzo de sombrío y triste, lleno de ansiedad y desesperación oculta.
Según los críticos, las nubes que se elevan en el cielo encapotado y el sol poniente simbolizan la estampa y el estado depresivo del autor. El cuadro se atribuye al misticismo y al misterio debido a los extensos bosques que no están lejos, ocultos por el crepúsculo. Parecen acercarse al espectador y, si no fuera por el desvencijado puente, están dispuestos a engullirlo con su oscuro y frío follaje. Los arbustos esféricos ya se han acercado demasiado al cruce y comienzan a descender lentamente hacia el río.
El puente tiene un aspecto muy simbólico; divide el carril en dos en el centro en sentido vertical y llama la atención. No es inmediatamente evidente, pero a ambos lados del vado de madera el panorama es muy diferente. En la parte inferior izquierda se ven las aguas agitadas, moteadas por una masa de pequeñas olas, con el viento o la fuerte corriente literalmente acribillando el agua con irregularidades. También a la izquierda, más cerca del espectador, se encuentra el camino de madera oscura que serpentea alrededor de la vorágine.
A la derecha hay una imagen completamente diferente. El agua es plana y suave como un tambor estirado, el ojo se desliza sobre la tierra fértil, cubierta de hierba exuberante, que termina en el puente. Parece que estas dos partes están separadas por sólo tres troncos, pero el carácter de la naturaleza cambia radicalmente. El delgado puente parece extenderse entre dos mundos, la vida se detiene en este páramo y el espectador es libre de elegir si toma un camino tranquilo y soleado o uno duro y emocionante.
La elección es multifacética. No en vano, Levitan dibuja tres troncos como límite. En esto podemos ver un simbolismo verdaderamente cristiano. Tal vez el artista esté diciendo así que cualquier elección está en última instancia predeterminada.
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La obra presenta una escena rural dominada por un estanque o remanso de agua tranquila y un puente rudimentario construido con troncos. El primer plano está ocupado por vegetación baja, en tonos ocres y rojizos que sugieren el final del verano o principios del otoño. A la izquierda, se observa una embarcación sencilla, posiblemente abandonada o en desuso, parcialmente sumergida en el agua.
El puente de troncos atraviesa el estanque hacia un denso bosque de árboles altos y oscuros que ocupa gran parte del fondo de la composición. La luz solar parece filtrarse a través del follaje, creando reflejos dorados sobre la superficie del agua y resaltando texturas en los troncos del puente. La paleta cromática es predominantemente terrosa, con verdes profundos, marrones y ocres, acentuada por el brillo cálido de los reflejos luminosos.
El autor ha prestado especial atención a la representación de la luz y sus efectos sobre las diferentes superficies: el agua, la madera, la vegetación. Esta preocupación por la atmósfera y la calidad de la luz sugiere un interés en capturar una sensación particular del lugar, más que en reproducir una descripción precisa de la realidad.
Subtextos potenciales podrían incluir una reflexión sobre la fugacidad del tiempo y la naturaleza transitoria de las cosas. La embarcación abandonada y el puente tosco evocan una vida rural sencilla, quizás en declive o amenazada por cambios externos. El bosque oscuro podría simbolizar lo desconocido o un espacio salvaje e indómito. La quietud del agua y la luz dorada sugieren una atmósfera melancólica y contemplativa, invitando a la reflexión sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza. La composición en sí misma, con su línea horizontal dominante y la profundidad creada por el bosque, transmite una sensación de paz y aislamiento.