Louvre – BOSCH HIERONIMUS - The ship of fools
На эту операцию может потребоваться несколько секунд.
Информация появится в новом окне,
если открытие новых окон не запрещено в настройках вашего браузера.
Для работы с коллекциями – пожалуйста, войдите в аккаунт (abrir en nueva ventana).
Поделиться ссылкой в соцсетях:
No se puede comentar Por qué?
La composición presenta un grupo de figuras reunidas bajo las ramas de un árbol frondoso, en lo que parece ser una escena al aire libre. Un banquete informal se desarrolla sobre una mesa rústica; los comensales exhiben comportamientos desordenados y poco refinados: beben, comen con avidez y parecen absortos en sus propios placeres.
El árbol central es un elemento de gran importancia. De su tronco surge un extraño personaje, posiblemente un bufón o una criatura grotesca, que intenta alcanzar una fruta colgante. Esta acción puede interpretarse como una metáfora de la búsqueda inútil de satisfacciones terrenales. La presencia de un mono, también intentando alcanzar la fruta, refuerza esta idea, asociando a los humanos con el comportamiento animal y sus instintos básicos.
En el fondo, se vislumbra un paisaje amplio y sereno, contrastando fuertemente con el caos que impera en primer plano. Esta dicotomía sugiere una separación entre la realidad espiritual y la vida mundana. Algunas figuras al margen parecen observar la escena con cierta distancia o incluso desaprobación, mientras que otras están completamente sumidas en la fiesta.
La paleta de colores es terrosa y apagada, aunque se observan toques vibrantes en los ropajes de algunos personajes. La luz incide directamente sobre el grupo central, resaltando sus acciones y expresiones.
Subyacentemente, la pintura parece una crítica a la vanidad humana, la gula, la lujuria y la falta de moderación. El banquete descontrolado y la búsqueda obsesiva del placer sugieren una sociedad decadente, alejada de los valores morales y espirituales. La escena podría interpretarse como una alegoría sobre la fragilidad de la existencia terrenal y la inevitabilidad del juicio divino. La figura que intenta alcanzar la fruta, sin éxito aparente, simboliza la futilidad de las ambiciones mundanas y la imposibilidad de encontrar la felicidad en los placeres efímeros.