Self-Portpait with Bandaged Ear Vincent van Gogh (1853-1890)

Análisis de la pintura
En el lienzo se presenta un autorretrato de un hombre que ocupa casi toda la extensión del encuadre. El personaje viste un abrigo grueso y oscuro, abotonado hasta el cuello, lo cual sugiere una sensación de protección o aislamiento. Sobre su cabeza lleva un gorro de piel azul marino con textura densa, que contrasta con la palidez de su rostro.
La mirada del retratado es directa, intensa, aunque no exenta de cierta melancolía. Su expresión facial resulta compleja; se percibe una mezcla de vulnerabilidad y firmeza. Un vendaje blanco cubre parcialmente su oreja izquierda, elemento que inmediatamente atrae la atención del espectador y plantea interrogantes sobre el estado físico y emocional del individuo.
El fondo es austero. Se distingue un papel pintado con motivos florales y figuras humanas estilizadas, colgado en una pared de tonalidades verdosas y ocres. A la derecha, se observa una puerta entreabierta que introduce un espacio exterior difuso, posiblemente un corredor o habitación adyacente.
La pincelada es visible, empastada y con dirección marcada, lo cual confiere dinamismo a la composición y acentúa la sensación de angustia contenida. La paleta cromática se caracteriza por tonos fríos y apagados, interrumpidos por el azul intenso del gorro y los toques rojizos en el papel pintado.
La presencia del vendaje, junto con la mirada penetrante y la atmósfera sombría, sugieren un momento de convalecencia o sufrimiento reciente. El autor se presenta no como una figura idealizada, sino como un individuo marcado por las circunstancias, posiblemente enfrentando una crisis personal. La elección de vestirse con ropa pesada en un interior podría interpretarse como una búsqueda de refugio o una forma de distanciarse del mundo exterior. El papel pintado, aunque decorativo, parece descontextualizado y distante, reforzando la sensación de soledad e incomunicación del retratado.