Portrait of the Postman Joseph Roulin Vincent van Gogh (1853-1890)

El retrato presenta a un hombre de mediana edad con una barba y bigote prominentes, ambos de tonalidades ocres y amarillentas que contrastan fuertemente con el fondo verde esmeralda. Viste un uniforme azul oscuro, en cuyo gorro se distingue la palabra “POSTES” escrita en letras blancas. La mirada del sujeto es directa, aunque no carente de cierta melancolía; sus ojos, pequeños pero intensos, parecen observar al espectador con una mezcla de resignación y fortaleza.
La pincelada es gruesa, visiblemente empastada y direccional, creando un efecto de movimiento y textura que enfatiza la solidez del rostro y la robustez del uniforme. El fondo no es simplemente decorativo; se trata de un campo floral exuberante, con pequeñas flores blancas, amarillas y azules que rodean al personaje como una aureola o un halo protector. Esta profusión vegetal introduce un elemento de vitalidad y esperanza en contraste con el tono más sombrío del primer plano.
La composición, aunque aparentemente sencilla – busto centralizado sobre un fondo plano – se caracteriza por la intensidad cromática y la fuerza expresiva de los trazos. El uso reiterado de azules y amarillos sugiere una tensión emocional subyacente. La figura no es retratada como un individuo aislado, sino integrada en su entorno, casi fundida con él.
Se puede inferir que el personaje ocupa una posición social modesta pero digna; la uniformidad del atuendo apunta a una ocupación laboral específica, posiblemente relacionada con las comunicaciones o los servicios públicos. La barba cuidada y la mirada penetrante sugieren un hombre de carácter firme y quizás introspectivo. El fondo floral podría interpretarse como un símbolo de conexión con la naturaleza y la comunidad, o incluso como una representación del alma del retratado, rica en matices y emociones. La intensidad general de la obra sugiere una profunda empatía por parte del autor hacia el sujeto representado, más allá de una mera descripción física.